Читать книгу Lo que aprendí del Mar - Mario Miret Lucio - Страница 13

7

Оглавление

«Fracasé una vez, fracasé diez mil.

Y aun así alzo mi copa hacia el cielo».

NACHO VEGAS

Antes odiaba a las gaviotas, ahora me hacen compañía. Las veo posarse en la arena y se miran las unas a las otras. No sé si queda bien que me abra otra cerveza, pero así siento que la pena se evapora con el aire de la noche. El amor es una planta y se me ha marchitado el tallo, las hojas ya no florecen con la vitalidad de antes. A mí se me ha formado un nudo en el estómago y llevo dentro una bailarina que lucha por deshacerlo.

Suena Wonderful Tonight de Eric Clapton y recuerdo cuando borrachos bailábamos en la cocina y preparábamos macarrones a las tantas. La felicidad era eso. Nuestra planta crecía como los juncos de la Albufera y nos considerábamos grandes jardineros del amor. Ahora tengo a las gaviotas, no es lo mismo, pero en ellas encuentro la paz. Las veo y pienso que nosotros también volábamos como ellas, que no nos importaba girar en círculos y que, incluso en contradirección, hacíamos lo imposible por avanzar. Y lo conseguíamos.

Ahora entiendo que odiaba a las gaviotas porque me recordaban mucho a la Chica de los tirabuzones. No sé si es bueno o malo, pero me voy acostumbrando a verlas y no tenerlas. Es la sensación más desconcertante a la que me enfrentaré nunca: tan cerca y tan lejos a la vez. Escribiría un rato alguna tontería, porque, pese a ser malo escribiendo, soy bueno sufriendo. Tengo medalla de oro en echar de menos. Ella me aupó a lo más alto del pódium y se arrimó a mi cuello. Las gaviotas felices graznan, los humanos nostálgicos abrimos otra cerveza.

Lo que aprendí del Mar

Подняться наверх