Читать книгу Únicas - Néstor Braidot - Страница 6

De Cleopatra a Malala El cerebro femenino hace historia

Оглавление

Desde que el mundo es mundo, y siempre que se lo han permitido, la mujer demostró con creces sus capacidades para convertirse en una protagonista destacada, tanto por sus emprendimientos –que en numerosos casos la convirtieron en una empresaria exitosa– como por su indiscutible habilidad para desempeñar cargos importantes en ámbitos políticos, gubernamentales, científicos, empresariales, académicos y sociales (entre tantos otros).

¿Dónde reside, en qué se apoya, cuáles son los pilares de este desempeño que, desde mi lugar “masculino” en la vida, me ha dejado boquiabierto infinidad de veces?

Podría comenzar hablando sobre esa maravillosa combinación de inteligencia, fortaleza, sensibilidad e intuición que caracteriza a la forma de pensar, sentir y actuar de las mujeres exitosas, o por explicaciones de tipo neurobiológico en las que se basa gran parte de esta obra.

Sin embargo, y luego de haber leído infinidad de informes científicos, estudios psicológicos, biografías y, fundamentalmente, luego de años de trabajar e interactuar con ELLAS (las mayúsculas aquí no son casuales), estoy convencido de que hay un factor de tipo cultural inscripto en el cerebro femenino que, a lo largo de los siglos y sucesivas generaciones, les ha otorgado una fuerza de una intensidad inigualable. Ese factor es la resiliencia.

Desde Cleopatra Séptima, que llegó al trono en el año 51 a.C. y con solo 18 años defendió a Egipto en la lucha contra la expansión del Imperio Romano, hasta Malala Yousafzai, que obtuvo el Premio Nobel de la Paz en 2014 con una edad similar, la mujer se destaca por sus habilidades para emprender y perseverar.

Más aún, Cleopatra resistió hasta el extremo de matarse para no convertirse en esclava (cuando su pueblo fue invadido por los romanos) y Malala, si bien hoy reside en Inglaterra, continúa arriesgando su vida en la defensa de los derechos de las niñas y las mujeres en su país (Pakistán).

A diferencia de Cleopatra, que heredó el trono, Malala se abrió paso sola desde mucho antes: ya a los 13 años, y bajo el seudónimo Gul Makai, denunciaba en un blog de la BBC los sometimientos de la mujer bajo el régimen talibán. “Pensaron que con sus balas me callarían para siempre, pero fracasaron”, dijo en una oportunidad.

Y así fue… y así es. Nada ni nadie hizo callar y retroceder a las maravillosas mujeres cuya determinación, junto con sus capacidades cerebrales innatas y adquiridas, nos iluminarán a lo largo de esta obra.

Únicas

Подняться наверх