Читать книгу Carmen Aldunate sin corazas - Patricia Arancibia Clavel - Страница 18

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Nos encantó volver a reencontrarnos. Después de un rato en el que nos pusimos al día, me comentó que tenía una caja con algunos papeles que su nana Angélica había rescatado del tacho de la basura cuando se había cambiado de casa: fotos, recortes de diario, catálogos de exposiciones, etc.

—¿Y esa bolsa chica que está en el sillón? —le pregunté.

—¡Ah!, ahí están las “cosas que me importan”.

Todo ese material era un tesoro para mí. Bendije a la Angélica y agradecí a la Carmen su confianza. ¡Quién sabe qué encontraría allí!

Carmen Aldunate sin corazas

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