Читать книгу Anatomía de la traición - Pedro García Cuartango - Страница 16
Jesús Monzón
ОглавлениеOrganizó la invasión de un ejército de 5000 guerrilleros que entraron por Arán para derrocar a Franco en 1945. Fue expulsado del PCE y condenado a muerte por Carrillo. Tras salir de la cárcel en España, se exilió en México hasta 1967. Acabó sus días como profesor de Alta Dirección en Mallorca.
Nada de lo que arrepentirse
Más de 40 años después de su muerte, la maldición que le persiguió en vida sigue ocultando su memoria. Y ello porque Jesús Monzón fue expulsado del Partido Comunista de España (PCE) en 1944 y acusado de traidor, semanas después de encabezar un ejército que penetró por el valle de Arán para derrocar a Franco.
Monzón era entonces el jefe del aparato clandestino de PCE en París y logró reclutar a más de 5000 guerrilleros republicanos españoles, que cruzaron los Pirineos para iniciar una guerra contra el régimen del yugo y las flechas. El dirigente comunista contaba con un apoyo aliado que no se produjo y fracasó en su intento.
Santiago Carrillo reprochó a Monzón la iniciativa, que no había obtenido la aprobación de la dirección del partido, refugiada en Moscú, y lo expulsó. Desde entonces, quienes osaban romper la disciplina eran tachados de «monzonistas», un adjetivo que durante tres décadas fue sinónimo de entreguismo al enemigo.
Pero Monzón, fundador y líder del PCE en Navarra durante los años treinta, nunca fue un traidor. Fue detenido por la Policía española en Barcelona en 1945 y posteriormente sometido a un juicio militar en el que resultó condenado a 30 años de cárcel. Evitó la pena máxima por la intercesión de sus compañeros de juventud en Pamplona, entre los que destacaba Tomás Garicano Goñi, ministro y prohombre del franquismo.
Esos lazos eran tan fuertes que Monzón salvó la vida al estallar el Movimiento en Pamplona gracias a que un amigo carlista, Francisco Lizarza, lo ocultó en su casa y consiguió pasarlo a Francia disfrazado de fraile capuchino. Por ese gesto Lizarza fue fusilado.
En 1959, Monzón salió de prisión y se marchó a México, donde encontró trabajo en un banco y luego como profesor del Instituto Panamericano de Alta Dirección Empresarial. El joven que había asaltado con armas en 1936 el Palacio de la Diputación y que había liderado el Frente Popular en Navarra empezó a ganarse la vida mediante la formación de los cachorros del capitalismo.
Monzón y Aurora, su mujer, volvieron a España en 1967 y el IESE de Barcelona le encomendó abrir una escuela de negocios en Mallorca. Fundó y dirigió en Palma el Instituto Balear de Dirección de Empresas hasta su defunción en 1973.
El comunista navarro fue un hombre perseguido por el infortunio. Perdió a su único hijo, estuvo en las prisiones franquistas durante 14 años y padeció la ignominia y el exilio. Pero según contó Enrique Lister, la Policía franquista también le salvó la vida al detenerlo, ya que Carrillo había ordenado su ejecución por traidor.
Jesús Monzón se negó en su lecho de muerte a recibir la confesión y le dijo al sacerdote: «No tengo nada de lo que arrepentirme». Ese podría haber sido su epitafio.