Читать книгу Exyugoslavia - Pierre Herrera - Страница 15
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Fue seleccionado para recitar un poema el día de las madres. La profesora lo eligió porque era el alumno con mejor dicción. En sus prácticas, con lápiz en boca, repasó hasta aprenderse de memoria lo que leería. Cerrar los ojos, para visualizarse frente a toda la escuela, era el método para domesticar su futuro miedo al sentir sobre el rostro las miradas de toda la escuela cuando hablara en voz alta.
Pero aquel 10 de mayo —su madre ya lo esperaba emocionada en uno de los lugares con mejor vista—, la directora de la primaria se acercó al niño que sería mi abuelo y le dijo que no, que no participaría, que otro niño se había aprendido también el poema y llevaba zapatos nuevos. Su madre lo consoló lo más que pudo, le dijo que no importaba, que el cariño no se expresa en voz alta, pero él no regresó a la escuela.