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En busca de las primeras acciones animales
ОглавлениеLos corales son cnidarios, el grupo de animales que incluye también las medusas y las anémonas. Este grupo divergió de nuestro linaje evolutivo en una época todavía temprana en la historia de la vida animal. Un coral pudo compartir por última vez un ancestro con nosotros hace entre 650 y 700 millones de años. La fecha no está clara, pero con certeza fue más recientemente que la época en que compartimos por última vez un antepasado con una esponja.
El cuerpo de un cnidario es blando, radial en organización (está dispuesto alrededor de un disco o taza) y suele estar bordeado con tentáculos. Estos pueden ser largas cintas o cortos dedos. Dentro del cuerpo hay músculo, y los hilos electrificados de un sistema nervioso.
Muchos cnidarios tienen un ciclo de vida complicado, al pasar por una serie de diferentes formas corporales. Estas transiciones se parecen a la metamorfosis, como el paso de oruga a mariposa, pero no son exactamente iguales, pues el cuerpo no solo se transforma, sino que se multiplica en más de una fase; es como si una oruga produjera muchas mariposas o una mariposa, muchas orugas. Las dos formas adultas que un cnidario puede tener son el pólipo y la medusa. Por lo general, un pólipo está fijo a una superficie, y a menudo tiene la forma de una copa. La forma medusa es el cuerpo familiar de las medusas o aguamalas, que nadan en las columnas de agua con los tentáculos extendidos. Muchos cnidarios ciclan entre estos dos cuerpos. Corales y anémonas viven solo como pólipos.
A corta distancia de los árboles parecidos a nubes de la llanura, vive otro tipo de coral blando en un arrecife enmarañado. Estos corales forman arbustos a veces, pero también se agrupan en masas irregulares. Cada pólipo parece una flor blanca con ocho largos tentáculos semejantes a dedos. Cada dedo, a su vez, tiene rayos más pequeños que se extienden desde sus lados. Se denominan pínulas. Dedos sobre dedos. Una colonia de coral suele estar cubierta parcialmente por una esponja anaranjada, que crece como una manta y permite que las partes parecidas a flores de los pólipos la atraviesen.
Al tener ocho de tales tentáculos digitiformes, a estos animales se los denomina «octocorales» (figura 2). Una masa de muchos de ellos juntos forma un bosque de diminutas manos. Mientras observamos, si somos pacientes, a menudo veremos una lenta abertura de un pólipo, como si tuviera la intención de alcanzar algo, o un cierre de los dedos, como si quisiera apretarlo.
Figura 2. Pólipos de octocorales.
Ocasionalmente, un único tentáculo se enroscará y cerrará mientras los demás permanecen extendidos. En otros momentos será toda la mano la que se cierre. A una escala mayor, se puede llegar a zonas o afloramientos donde todas las manos están cerradas, mientras que en una zona vecina la mayor parte de las manos están abiertas. Parece como si estuvieran extendiéndose y agarrando cosas, pero durante un tiempo no fue evidente qué era lo que atrapaban, si es que atrapaban algo. John Lewis, un biólogo canadiense, estudió treinta especies de octocorales y encontró que algunas de ellas, en efecto, atrapaban no solo plancton, sino también minúsculos animales invertebrados. Este vocabulario de «alcanzar» y «atrapar» sugiere una acción momentánea que una persona podría hacer, pero en general el proceso consiste en un movimiento lento y grácil: más rápido que el de una planta, pero más lento que la escala de comportamientos animales familiares y constantes. En estos despliegues y contracciones, hay atisbos, indicadores, ecos de los inicios y las formas más simples de la acción animal.
¿Por qué podría ser así? Primero, los cnidarios son formas animales antiguas, con diseños corporales que quizá forman parte de nuestro pasado. No está claro que cualquier cnidario actual (anémona, coral, medusa) se asemeje mucho a un antepasado nuestro, aunque es probable que esta disposición radial se parezca a la disposición de algunos de nuestros predecesores.
En segundo lugar, pueden actuar. La acción en sí no la inventaron los cnidarios. Muchos organismos unicelulares pueden nadar, con flagelos parecidos a hélices o con cilios semejantes a pelos. Algunos pueden envolver a la presa y transformar su propia forma. Inicios del movimiento pueden verse en todos los candidatos de formas animales primitivas. En el capítulo anterior vimos el bombeo controlado de agua a través de las esponjas. Esto es similar a una acción y podría ser muy antiguo.
La evolución está llena de zonas grises y de casos parciales: lo primero de algo, rara vez es muy definido. También, en ocasiones, la evolución redescubre algo antiguo a un nuevo nivel o escala. En la vida unicelular existe la acción; hay nado, captura y absorción. Estas acciones pueden haber sido un acicate de primer orden para la evolución de la propia multicelularidad. En el mundo anterior a los animales había depredadores y presas unicelulares, y una opción para los que desean terminar siendo presas es hacerse lo bastante grandes para envolver confortablemente a otras presas. Entonces, cuando las células se han unido para producir animales, la acción ha de reinventarse en la escala mayor. Se necesitan nuevos tipos de coordinación. Las inestables esponjas se hallan al límite de este redescubrimiento, son un caso parcial. En los cnidarios, la acción reaparece de manera nada ambigua, con movimiento y reorganizaciones en la gran escala del cuerpo animal.
Estas extensiones y capturas no son todo lo que los cnidarios pueden hacer. Otra capacidad importante, una acción antigua de un tipo diferente, es el disparo de sus células urticantes, los nematocitos. Todos los cnidarios, o prácticamente todos, poseen células urticantes. Algunos de los aguijones,8 especialmente en las anémonas, son tan débiles que las personas apenas los notan. Otros, como los de las cubomedusas, pueden matarnos de inmediato. Los aguijones varían, pero son lo bastante similares en la forma para intuir que quizá proceden de un único invento temprano en la parte del árbol de los cnidarios, y que después se transmitió a muchas ramas.
En los casos espectaculares y a veces peligrosos, hay un arpón enrollado en el interior de una célula. Las células con arpones están rodeadas por células sensoriales y otros controladores en una «batería» (esto parece una metáfora de artillería, y muy adecuada). El arpón, cuando se dispara, alcanza aceleraciones extraordinarias y grandes velocidades en una distancia muy reducida. En la liberación de un arpón, el propio comportamiento (el movimiento ejecutado) lo realiza una única célula. Dicha célula tiene asistentes a su alrededor, sensoriales y otras, pero para el acto propiamente dicho no se necesita coordinación entre las células. Compárese esto con la extensión del coral blando. Esta no es la acción de una célula, sino una combinación de incontables contracciones realizadas por células diferentes, movimientos que tienen que ocurrir juntos de una manera concertada. Lo que destaco aquí, señalándolo como un invento especial, es una acción que implica coordinación a lo largo de enormes escalas desde el punto de vista de una célula. El origen de este fenómeno es lo que encontramos repetido en la extensión del coral blando.
Incluso si los comportamientos de estos cnidarios son ecos de acciones de animales primitivos, ¿por qué elegí este? ¿Qué hay del nado coordinado de una medusa? La fase de medusa se suele ver como una adición posterior al modo de vida de los cnidarios, después de la evolución de la fase pólipo. Pero más allá de que si una medusa nade y un coral blando extienda los tentáculos de los pólipos, estos movimientos, en cierto sentido, son los mismos. Ya sea que nade o agarre, en una campana o una copa, ambos movimientos implican contracciones alrededor de una forma radial. Un pólipo y una medusa pueden tener un aspecto muy diferente, pero en su disposición básica, una medusa es un pólipo invertido. En la medusa, una contracción radial se traduce en movimiento de nado; en un pólipo, el animal es estacionario y el resultado es un agarre.
Si estamos buscando las «primeras acciones», otra pregunta es por qué tendríamos que centrarnos en el movimiento, y no en la principal acción de los organismos vivos, que es producir sustancias químicas. Mover partes del cuerpo y elaborar sustancias químicas son maneras de conseguir efectos que contribuyen a abrirse camino. Esto es cierto, pero la aparición de movimiento controlado a la escala del cuerpo animal sigue siendo un hito. Aunque la acción no la inventaron los cnidarios desde cero, vemos en estos animales acción de un tipo diferente y a una escala diferente. El cuerpo que permite estas acciones fue un nuevo tipo de objeto en el mundo, y un nuevo factor en los procesos.