Читать книгу Metazoos - Питер Годфри-Смит - Страница 6

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Y en este punto, dejadme amonestaros de modo conmovedor, ¡oh armadores de Nantucket! ¡Cuidado con alistar en vuestras vigilantes pesquerías a ningún muchacho de frente descarnada y mirada profunda, dado a tan inoportuna meditatividad! […]

—Vamos, tú, mono»—decía un arponero a uno de esos muchachos—: «llevamos más ya sus buenos años de travesía, y todavía no has señalado una ballena. Mientras tú estás ahí arriba, las ballenas son tan escasas como los dientes de gallina.

Quizá era así o quizá podían haber estado en manadas en el remoto horizonte; pero este distraído joven está adormecido en tal desatención drogada de ensueño vacío e inconsciente, por la cadencia mezclada de las olas y los pensamientos, que finalmente pierde su identidad; toma el místico océano a sus pies por la imagen visible de esa profunda alma azul y sin fondo que penetra la humanidad y la naturaleza; y cualquier cosa extraña, medio vista, elusiva y hermosa, que se le escapa, cualquier aleta que asoma, confusamente percibida, de alguna forma indiscernible, le parece la encarnación de esos elusivos pensamientos que sólo pueblan el alma volando continuamente a través de ella. En este encantado estado de ánimo, tu espíritu refluye al lugar de donde vino, se difunde a través del tiempo y el espacio, como las dispersas cenizas panteístas de Wickliff, formando al menos una parte de todas las orillas en torno al globo.

HERMAN MELVILLE, Moby Dick (traducción de José María Valverde)

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