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Tracción
ОглавлениеEl cuerpo bilateral, con su simetría derecha-izquierda, fue una innovación sobre todo en el ámbito de la acción. El cuerpo bilateral está organizado para ir a algún lugar. No existe ningún animal no bilateral en tierra firme: no hay medusas que se arrastren o anden, no hay anémonas con sus dedos en el aire (aunque algunas viven en la zona intermareal). Los cuerpos bilaterales parecen haberse iniciado en una versión marina de la tierra: el fondo del mar. Se trata de cuerpos hechos para arrastrarse sobre superficies, con dirección y tracción.
Los primeros bilaterales eran probablemente más simples que los ediacarenses que se fosilizaron en el Mar Blanco, y posiblemente pequeños, pero no sabemos mucho más que eso. También aquí hay una pista actual, que podría recordar formas antiguas. La pista en este caso son los platelmintos, o gusanos planos. Se trata de animales pequeños y simples cuyo nombre expresa a la perfección su aspecto.
¿Cuán útiles como pista son los platelmintos? Quizá no demasiado útiles. Los platelmintos actuales, con independencia de lo simples que sean, hace muchísimo tiempo que se afanan en este mundo. La forma corporal de los platelmintos parece haber surgido, aproximadamente, en un par de ocasiones distintas, y tiene sentido que así haya sido. Hoy muchos platelmintos son parásitos de otros organismos, y el parasitismo suele conducir a la simplicidad. Por eso los gusanos planos pueden no ser modelos demasiado buenos de los primeros bilaterales. Pero mientras tenemos en cuenta todo esto, considerémoslos con mayor detenimiento, como animales por derecho propio y como ecos posibles de algo más antiguo.
Podemos encontrar platelmintos marinos en arrecifes y en campos de detritos subacuáticos. Los que son visibles con facilidad no son los más sencillos (los platelmintos acelos, que han sido considerados como la mejor pista para una forma bilateral temprana), sino otro tipo, los platelmintos políclados.
Su aspecto es simple. Tienen alrededor de un centímetro de longitud en muchos casos, aunque a veces son bastante mayores o relativamente menores. Suelen tener forma oval, son planos con bordes ondulados, y muy delgados. Parecen un pedazo de pañuelo desechable.
Pero si nos detenemos a pensarlo, al momento resulta evidente que hace mucho tiempo que están ahí. Se desplazan con mayor rapidez que muchos otros animales de las profundidades marinas. Algunos platelmintos nadan, pero incluso los que se arrastran suelen hacerlo con energía y propósito. «Puedo parecer un pedazo de pañuelo desechable, pero ahora mismo tengo algo que hacer, de verdad.»
Su cuerpo consigue mucho con poco. No hay un «intestino de paso»: lo que entra por un extremo, sale por el mismo extremo; y no hay sistema circulatorio. A veces hay un grupo de ojos como de cíclope situados en medio del dorso, y también otros ojos de un tipo muy sencillo, parecen surgir casi en cualquier sitio de estos animales, incluso en diminutos pellizcos del cuerpo parecido a un pañuelo, un poco elevados sobre el plano del resto.
La vida sexual de los platelmintos es más complicada de lo que cabría esperar. En general, son hermafroditas, y algunos se enzarzan en lo que se ha denominado «esgrima de penes», porque todos intentan inyectar esperma en el cuerpo del otro. También resulta sorprendente que con frecuencia sean animales relativamente exquisitos, con patrones de colores vivos. En principio, no es en absoluto evidente por qué sucede esto; no pueden verse unos a otros con sus ojos simples. Pero hay bastantes platelmintos que son imitadores, en especial de otros pequeños animales que se arrastran, llamados nudibranquios.
Los nudibranquios son babosas; por lo tanto, moluscos. Están estrechamente emparentados con las babosas y los caracoles terrestres, pero pueden ser muy hermosos, con una gama infinita de colores y patrones. A menudo comen alimentos peligrosos desde el punto de vista químico, como esponjas, lo que los hace inadecuados para ser ingeridos por peces y otros depredadores. Quizá los colores vivos advierten de ello.
Dos de los principales grupos de nudibranquios son los dóridos y los eólidos. Los primeros tienen forma de babosa, lo que resulta útil desde el punto de vista de un platelminto que intenta la imitación, mientras que los segundos recibieron su nombre por los apéndices que poseen sobre todo el cuerpo y que parecen banderines, que no paran de moverse bajo el agua como si los impeliera una brisa. (En la mitología griega, Eolo era el guardián de los vientos). Cada primavera, en un arrecife cercano al lugar en que se inició este capítulo, aparecen diminutos eólidos. Suelen encontrarse sobre briozoos, animales parecidos a pequeños arbustos constituidos por marañas de hilos. Los eólidos son casi imposibles de ver sobre los briozoos. Son como diminutos pájaros enjoyados, de milímetros de longitud, en árboles con ramas similares a fino pelo.
Cerca de los eólidos en el árbol evolutivo se encuentra Tritonia. Pertenece a un grupo de especies con animales grandes y bien estudiados, pero también con una forma elusiva que vive en los corales blandos y las esponjas de este capítulo. Son muy pequeños, de color blanco perla, con excrecencias que parecen chapiteles puntiagudos. Sobre estas excrecencias extendidas hay otras, chapiteles sobre chapiteles. Es como si hubieran sido diseñadas por un arquitecto en miniatura, un diminuto Antoni Gaudí.
Estas Tritonia blancas son difíciles de ver, dije, y ello se debe en parte a que se confunden con los pólipos de los corales blandos, con sus extensiones de chapiteles sobre chapiteles de color blanco perla. Me llevó un tiempo darme cuenta de que también esto es un ejemplo plausible de mimetismo. Una vez vi una Tritonia que se desplazaba con lentitud cerca de una colonia de coral blando. Por alguna razón, me encontré pensando no en mimetismo o camuflaje, sino en homenaje. Los dos organismos habían adoptado la misma forma y se encontraban uno junto a otro en una especie de armonía de forma, con el coral extendiendo sus tentáculos y la Tritonia que parecía hacer lo mismo. No costaba imaginar que decía: «Mi cuerpo rinde homenaje a las primeras acciones de los animales».