Читать книгу El Alfabeto del Silencio - R. M. Carús - Страница 14

El velo del pensamiento

Оглавление

El pensamiento es una pequeña porción de la mente cuya sobreutilización deriva en la racionalización de un mundo últimamente mágico. Cuando se utiliza de manera abusiva actúa como un denso cedazo, como una retícula cuyos hilos trocean la experiencia en piezas, prototipos, maquetas, pequeños objetos mentales inteligibles por mecanismos lógicos, secuenciales, memorísticos, cartesianos a través de los cuales nos complacemos en entender. Identificamos una forma como árbol, otra como edificio, otra como viento, otra como lápiz, otra como sabor, otra como nube, otra como música, otra como mujer. Para ello hemos de recortar cada input a fin de hacerlo inteligible y colocar cada uno en una casilla preconcebida por factores perceptivos, biográficos, emocionales, educativos, sociales, perfilando una silueta para cada elemento. Así, a través de un severo proceso reductivo, aislamos cada pieza. Una vez armadas las costillas de la percepción, las rellenamos adaptando la realidad a esa forma preconcebida, y al hacerlo, seguros de haberla abarcado, nos sentimos momentáneamente satisfechos. Mediante este proceso inconsciente de colosal reducción olvidamos la riqueza, la interconexión y el misterio de la creación.

Los hilos de esa retícula quedan cristalizados en palabras, formas rígidas cuya función es acuñar conceptos. Las palabras guardadas en la memoria llevan en sí una distorsión implícita. En el momento en que damos nombre a las cosas las sustituimos por conceptos y creemos entenderlas. Entonces nos alejamos de ellas. Sin darnos cuenta comenzamos a ver una realidad dominada por pequeños modelos a causa de los cuales el orbe queda inmensamente empobrecido. Consecuentemente comenzamos a percibir un entorno repetitivo, monótono, gris, mortecino, carente de interés.

Si alguien te dijera que esta mañana ha visto un pájaro, tú inmediatamente extraerías de la memoria tu concepto de pájaro —una imagen, un color, un sonido, una sensación— y pensarías «comprendo lo que has visto». Pero con certeza lo que el otro ha presenciado no ha sido la imagen ni el color ni la sensación que tú tienes en mente, sino una realidad diferente y mucho más honda, aunque tal vez tampoco la haya captado al haberla conceptualizado en su pensar. Fíjate: mientras el pensar siga cribando sin interrupción, el mundo percibido seguirá despojado de significado para ambos.

Esto no quiere decir que el lenguaje y la razón no sean herramientas maravillosas. Cuando se utilizan para apuntar hacia lo innombrable son instrumentos de riqueza inusitada. Sin embargo, cuando se usan para sustituirla por símbolos recortados constituyen una sutil pared entre nosotros y la infinita realidad. Solo darse cuenta de esto es ya una manera de volver a conectar con ella.

El Alfabeto del Silencio

Подняться наверх