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El milagro del amor

“Amarás al Señor tu Dios con todo el corazón, con toda el alma, con todas tus fuerzas, con toda tu mente”

(Mateo 22,37)

Existen muchas formas del amor. No se puede decir cuál es más necesaria, cada una tiene su lugar en el corazón del ser humano.

Hay una gran variedad de formas de amor:

+ El amor de padres a hijos, y de éstos a los padres

+ El amor entre hermanos

+ El amor de la familia grande (tíos, primos, abuelos, suegros)

+ El amor entre amigos, muchas veces más fuerte que el que se desarrolla entre los familiares

+ El amor entre los miembros de una comunidad cristiana

+ El amor al prójimo, motivado fuertemente por Jesús en su Evangelio

+ El amor que está por sobre todo amor: al amor a Dios. Este amor decide sobre toda nuestra vida y la carga de sentido. Es un amor que obsequia paz y felicidad. Amor que desde su misterio, consuela y orienta hacia la meta de la vida. Si este amor estuviese ausente en alguna persona, ésta se transforma en un cadáver espiritual, porque el amor a Dios hace pleno al ser humano, y es fuente, fundamento y sentido de todo otro amor. Sin el amor de Dios, no existiría ningún otro amor.

Se podrían mencionar otras realidades en las que está presente el amor: el amor a la vida, a la creación, al trabajo, a la tierra que se cultiva, a los animales y a las plantas… Pero cuando se habla de amor, generalmente se piensa entre un varón y una mujer.

Todo amor tiene una cuota de “milagro”, pero el verdadero milagro del amor se da cuando un varón y una mujer, absolutamente desconocidos hasta un día determinado, de pronto se entregan en una profunda fusión generada por el amor.

Muchas de las historias de amor que se presentan en la literatura, el teatro, el cine y la televisión, atrapan, en cierta medida, porque todos los seres humanos tienen su propio anhelo y su personal experiencia de amor. Pero las verdaderas historias de amor se dan en la vida real, y son las que han hecho posible la existencia de Romeo y Julieta y tantos otros.

Todo lo que se pueda decir y elaborar en torno al amor entre un varón y una mujer, se lo puede concretar, porque en la humanidad, el amor entre ambos existió desde los orígenes. La vida real del amor lo muestra bello, con vivencias de alegría, entremezcladas con tristezas, dramas y sinsabores. El amor no es novela, sino realidad y experiencia concreta de cada uno.

Existen muchos rostros de la realidad, cuántos nombres diferentes, pero todos con un común denominador: historias de amor que hacen soñar a la humanidad. Es que en definitiva, cada amor que surge de un hermoso noviazgo, o de un trabajado y caminado matrimonio, es una fuente de esperanza, un rayo de luz solar, en la monotonía gris que genera la rutina diaria de los seres humanos.

El milagro del amor, hace que el amor sea tan nuevo, único e irrepetible, como las dos personas que se aman. El milagro resalta más cuando se analizan las exigencias del amor. La ley eterna del amor contiene los requerimientos del otro, la entrega de sí mismo, la superación de egoísmos, la necesidad de madurar.

Un día determinado, el amor comienza, en algunos casos sin grandes ruidos ni luces, en otros a toda pompa, pero en todos con la necesidad de crecer y desarrollarse, hasta que cada uno se da cuenta del valor inmenso del regalo recibido. El valor del otro impacta. Con el correr del tiempo, se da inicio a una vida en común, que no se entiende sin la perspectiva de la historia de amor. Experimentan que su amor ha existido siempre, y ya no pueden vivir el uno sin el otro. Han hecho carne aquello de que “los torrentes no pueden apagar el amor, ni los ríos anegarlos” (Cfr. Cant 8,7).

En la humanidad muchos se apresuraron creyendo que alguien era el amor de sus vidas, y la entrega los condujo al fracaso. Pero, debemos admitir que -como el caso de todos ustedes- entretejieron una hermosa historia de amor, en la que abandonándolo todo se lanzaron a construir la felicidad.

Las verdaderas historias de amor se dan en Rosario, Asunción, Linares, Puebla, Bárcenas, Callao, Granada o Moscú. En una casa sencilla o en un chalet. Al amor no lo detiene el color de piel, ni las fronteras, los ríos, las montañas, las tradiciones culturales. El amor puede superar barreras.

¡Qué importante es la vida de los esposos! ¡La de ustedes dos! No han sido escritas, ni filmadas, pero cuánto valor y trascendencia poseen. Al encontrarse ambos en el amor, a Dios se le antojó un milagro. En definitiva, es algo que cada uno ha esperado. Seguramente se han dicho el uno al otro, en sus palabras bonitas: “Te amo desde hace mucho tiempo. Antes que te conociera ya te amaba y esperaba. Como si siempre hubieras deseado que yo te esperara”.

Este mundo, en el que tanto se ataca la vida matrimonial, necesita de nuevas historias de amor que iluminen el gris de cada día. Como el amor esponsal es un milagro, fiel reflejo del amor de Dios, para atacarlo a Él, se busca destruir el matrimonio, signo de su amor.

Quiera Dios que cada matrimonio sepa escribir su historia desde la belleza profunda del amor: en las buenas y en las malas. Pienso en aquellos que están pasando por situaciones difíciles, les digo de corazón, que hasta de entre las más negras cenizas, es posible encontrar la braza encendida, que volverá a generar la llama del amor que hace historia entre los dos. Absolutamente nadie, entre los humanos, podrá escribir la historia sólo de color rosa, pero aquellos que perseveren podrán contemplar al final de sus días, la luminosidad que genera la belleza de un amor armónico, construido en la entrega, la generosidad, el perdón, a través del laborioso esfuerzo por ofrendar dos ‘yo’ en la conquista del ‘nosotros’.

¡Qué bueno es ver a Hogares Nuevos contribuyendo a escribir profundas y serias historias de amor! Sólo Dios es el Amor, pero cada uno de nosotros podemos enseñar a amar, a otros.

Para dialogar en pareja

1.- Soñando un libro que describa la historia de amor del matrimonio de ustedes: ¿Cómo se llamarían los diversos capítulos?

2.- ¿Qué nombre le pondrían al capítulo que describa la actualidad de ustedes?

3.- ¿Cómo deseamos que fuese el próximo capítulo? ¿Qué nos falta aún para lograr ese objetivo?

4.- Las historias de amor que hoy proponen los medios de comunicación, ¿responden a la realidad de nuestras historias de amor?

Para orar juntos

Señor Jesús, nos reconocemos como esposos,

surgidos de un milagro de tu corazón, manantial infinito del amor.

Ayúdanos, a responder

a lo que has soñado para nosotros,

que podamos escribir una historia de amor,

que motive a nuestros hijos a escribir la suya,

que contagie a nuestros amigos,

y que le dé calor a la frialdad

de una humanidad que ya no conoce el amor.

Danos la gracia de ser fieles al amor

que sembraste en medio nuestro,

especialmente, sabiendo

que la historia de amor se escribe,

entrelazando nuestras historias con la Tuya.

Señor, construyamos juntos la historia del amor.

Amén.

El misterio del amor matrimonial

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