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A continuación presentamos la reconstrucción inversa de la investigación de Esther Hermitte sobre el poder sobrenatural ejercido como recurso de control social en una comunidad india tzeltal, sobre la base de su trabajo de campo en los Altos de Chiapas, en una sección de la localidad de Pinola-Villa Las Rosas, entre 1960 y 1961, y de su labor analítica y literaria entre 1960 y 1964.

El minucioso Estudio Preliminar de Andrés Medina Hernández describe el contexto de aparición y desarrollo del proyecto Man in Nature, los climas de opinión y de avance teórico de los investigadores sociales que transitaban Chiapas, Esther Hermitte entre ellas. Este escrito adopta un enfoque muy distinto a los análisis del desarrollo disciplinar. En lugar de hacer foco en el devenir teórico, Medina reconstruye la constitución de los Altos de Chiapas como un mundo de debate y de ideas entre académicos de México, Estados Unidos y otros países de Europa y de América Latina, en una coyuntura geopolítica que marcó hondamente al hemisferio. En su advenimiento, el conocimiento antropológico discurre lejos de los habituales y frecuentemente no demostrados preceptos de la asimetría entre metrópolis (Chicago) y periferia (México), y más cerca de los intercambios donde académicos mexicanos y norteamericanos fungen a la vez como académicos, ciudadanos y funcionarios de sus países y de la región.

La primera parte, “El punto de llegada”, contiene dos capítulos donde describimos y analizamos el resultado final de la investigación. “Lectura de una etnografía” es su primer capítulo y trata sobre el texto etnográfico Poder sobrenatural y control social. Sugerimos aquí cómo leer este género literario y cómo identificar su proceso de construcción argumental, para detectar los elementos distintivos y más problemáticos del género. Pero el punto más importante de ese capítulo es identificar su problema de investigación y la solución a ese problema. Esta sección, acaso tediosa, es imprescindible para entender el punto de llegada de la autora y provocar así la formulación de preguntas que nos permitan reconstruir su trayecto investigativo. El lector puede acompañarse leyendo la etnografía propiamente dicha. Sin embargo, aspiramos a dar una idea lo más clara posible de cómo la solución a un problema de investigación se desarrolla a lo largo de un argumento.

En el segundo capítulo, “Los métodos en el texto”, nos abocaremos al análisis metodológico y técnico de la investigación tal como es presentado en el volumen. Identificaremos allí las señales que Esther le dio al lector acerca de cómo procedió para obtener, reunir y organizar el material empírico, dónde hizo su trabajo de campo; con quiénes, de qué manera; cuándo y con cuántos… Intentaremos así poner en relación estas decisiones con el problema de investigación y con la solución propuesta. Sin embargo, cabe advertirlo, ese capítulo contiene los elementos metodológicos y técnicos que ella dejó traslucir en su texto, lo cual es, según veremos, una mínima parte de las decisiones que adoptó en este sentido

La segunda parte, “Organizar la evidencia”, también contiene dos capítulos. En el tercer capítulo de este libro y primero de esa parte, describiremos “El material analítico”, los informes parciales sobre su trabajo en ciernes, en desarrollo o próximo a concluir. Trataremos así de identificar a qué momento o etapa de investigación corresponde cada informe, cuál era el rumbo de la investigadora y cuáles fueron sus bases empíricas. Examinaremos aquí reportes finales, informes parciales sobre aspectos de la vida social pinolteca e informes de avance. El capítulo cuarto examina la estrategia de la investigadora para dar cuenta de un sistema político de existencia sobrenatural: “La evidencia del consenso”. Ambos capítulos son el tramo netamente metodológico de esta investigación.

Los cuatro capítulos siguientes estarán dedicados a los dos volúmenes de su diario de campo y permiten reconstruir la lógica real del trabajo de campo etnográfico tal como ella lo concibió y practicó. Componen esa tercera parte, llamada precisamente “El trabajo de campo”, un primer capítulo que describe con cierto detalle estos materiales encuadernados, en tanto que “registro” de campo. El segundo examina el diario en busca de “los temas” que Hermitte investigó o encontró en el campo. El tercero se vuelca a los informantes o con quiénes trabajó, y el cuarto a las llamadas “técnicas de recolección de datos”. Estos cuatro capítulos nos permitirán develar los contextos, las situaciones y las decisiones con que Esther descubrió lo que no esperaba encontrar.

Este libro presenta una investigación sobre otra investigación. La nuestra comenzó en 1997 con el Grupo Taller de Etnografía y Métodos Cualitativos del Centro de Antropología Social del IDES, y siguió por mi cuenta desde 2004 en mis cursos de métodos etnográficos. En las sucesivas lecturas y composiciones, ayudando a comprender10 la investigación que Esther llevó a cabo hace cuatro décadas, mis estudiantes me forzaron a precisar con sus preguntas y observaciones mi propia investigación. Es éste, por lo tanto, un texto abierto, discutible y reinterpretable. Pero es también una aproximación que considero única a un material singular que no suele encontrarse a disposición pública. Espero no traicionar secretos ni cometer gruesos errores por ser ésta una investigación sobre una colega mayor y por tratarse también de su memoria.

1. Digamos, por ahora, que nos referimos a la constitución de marcos de significación en situaciones de interacción.

2. Con ligeras variantes, esta sección corresponde a un esquema biográfico publicado en la segunda edición (primera edición argentina) de Poder sobrenatural y control social (Buenos Aires, Antropofagia, 2004).

3. Fred Eggan hizo un relevamiento comparado de la estructura social de los indios de América del Norte para el gobierno federal. El dossier fue compilado por él bajo el título de Social Organization of North American Tribes: Essays in Social Organization, Law, and Religion presented to Professor A.R.Radcliffe-Brown (University of Chicago, 1937).

4. Sol Tax discutía con Redfield vía Radcliffe-Brown, desde sus estudios sobre comunidades guatemaltecas. En efecto, el campo de Tax, siempre tan próximo a los emprendimientos en Chiapas, arrojaba distintas conclusiones a las de Redfield, más en una vena mercantilista que pretendidamente cultural (Patterson, 2000).

5. Como se señala en el Estudio Preliminar de Andrés Medina, el proyecto había sido concebido e iniciado por Sol Tax en los años 40, pero éste renunció a su dirección en 1955, y pasó a trabajar en Guatemala. McQuown se hizo cargo y le imprimió un fuerte sesgo lingüístico.

6. Chiapas, como gran parte de México, era constante e intensamente recorrida por antropólogos, geógrafos, historiadores y lingüistas. Evon Vogt, investigador del equipo dirigido por Clyde Klukhohn en el departamento de Social Relations de la Universidad de Harvard, encabezó el Proyecto Harvard-Chiapas desde 1956 hasta 1963, con centro en Zinacantán y por donde pasaron varios estudiantes de posgrado. Su objetivo era establecer la dirección y la magnitud del cambio cultural en México y particularmente en los altos de Chiapas en poblaciones tzotziles y tzeltales, de cara a los proyectos de intervención del Instituto Nacional Indigenista. Las diferencias con Chicago eran exiguas no sólo en el fundamento teórico sino también en el personal que interactuaba y se intercambiaba materiales, especialmente de índole lingüística y, eventualmente, informantes. McQuown proveía de guías tzeltales a Vogt y abrevaba en los etnógrafos más experimentados (Manning y June Nash, Roberta Montagu y Calixta Guiteras) para elegir comunidad, detectar rasgos salientes y datos significativos (Vogt). Los dos equipos se encontraron en la “Mesilla redonda chiapaneca” que se llevó a cabo en la casa de los Blom (Na Bolom o Casa del Tigre) en junio de 1958, en San Cristóbal de Las Casas, ciudad de paso obligatorio para todo recién llegado a la región y donde ambos equipos tenían sus casas o “cuarteles generales” para mantener sus reuniones (Medina, 2011, comunicación personal; también ver Estudio Preliminar).

7. Evans-Pritchard compartió con Vogt una posición de investigador visitante, en la Universidad de Stanford, en 1947.

8. Los encuentros se realizaron en septiembre y diciembre 1960, y en marzo, junio, septiembre y diciembre de 1961 (McQuown y Pitt-Rivers, 1964: ix).

9. Quizá esto no era tan casual. De la célebre compilación del noruego Barth, Los grupos étnicos y sus fronteras, participaría Henning Siverts, un estudiante de la Universidad de Oslo que hacía campo sobre los tzeltales protestantes de Oxchuc, Chiapas, en 1956. Siverts participó informalmente en las discusiones de la Casa Chicago.

10. Mi primer ensayo usando estos materiales para un curso de métodos fue en la maestría de Antropología Social del IDES/IDAES-UNSAM en 2004, y por su éxito lo repetí desde entonces. En 2009 decidí extender la experiencia a otros contextos: en la maestría de Antropología Social de la Universidad Nacional de Córdoba (donde enseñaba desde 2005), en el Programa de Posgrado en Antropología Social de la Universidad Nacional de Misiones (donde venía enseñando desde 1997), en el Programa de Posgrado en Antropología de la Universidad del Norte de Chile (donde enseñaba desde 2004) y en 2010 en el Posgrado en Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de General Sarmiento y en el Programa de Antropología Social de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul. Expuse la investigación en tres reuniones en México (35º Congreso Internacional de Americanistas, 2009, en el simposio “Situación, problemas y perspectivas del «trabajo de campo» en los programas de estudio de antropología en América Latina”, coords. Esteban Krotz y Rosana Guber; Coloquio Internacional de Antropología, Etnografía e Interculturalidad en América Latina, ENAH, UNAM 2009; II Jornadas de Investigación Social en Chiapas (2010, coord. Andrés Fábregas Puig), en las VI Jornadas de Etnografía y Métodos Cualitativos (panel “Enlatados o artesanales: el análisis de datos en ciencias sociales” en el IDES-CAS, Buenos Aires, 2010) y en la conferencia inaugural del doctorado en Antropología de la Universidad Nacional de Colombia (2011). Lo que me alentó a reiterar la experiencia en la docencia fue observar cómo mi audiencia partía de cierta indiferencia hasta internarse profundamente en el caso pinolteco, manejando datos y vicisitudes como si les fueran propios.

La articulación etnográfica

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