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Humildad

SUMARIO: I. CONCEPTO. II. CARACTERÍSTICAS. III. ¿ES IMPORTANTE LA HUMILDAD PARA EL ABOGADO? IV. EL ABOGADO HUMILDE. V. EL ABOGADO SIN HUMILDAD. VI. EJEMPLOS PRÁCTICOS. VII. ¿CÓMO SE ADQUIERE O MEJORA? VIII. ANÉCDOTA. IX. PREGUNTAS PARA EL DEBATE. X. LECTURAS RECOMENDADAS. XI. SABIDURÍA POPULAR.

I. CONCEPTO

La humildad puede definirse como la virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento.

Dicho concepto, a los fines de esta obra, hemos alejarlo de las otras dos acepciones que encontramos en el diccionario sobre la palabra humildad: 1.– bajeza de nacimiento o de otra cualquier especie o 2.– sumisión.

II. CARACTERÍSTICAS

Por tanto, de esta definición podemos extraer las características que conforman la virtud de la humildad:

• Es ante todo una conducta, un modo de comportarse y de actuar.

• Se basa en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades.

• Conlleva a actuar de acuerdo con dichas limitaciones.

• No supone que la persona humilde sienta desprecio o vergüenza por dichas limitaciones, sino que se aceptan con serenidad.

• Permite el mejoramiento y el crecimiento a través de la superación continua.

III. ¿ES IMPORTANTE LA HUMILDAD PARA EL ABOGADO?

Ciertamente, hablar sobre humildad y abogados puede llamarnos la atención, pues qué duda cabe que existe una idea generalizada, incluso entre nosotros mismos, sobre la imagen del abogado caracterizada por su actitud segura, desafiante y beligerante que poco casa con la idea de humildad que solemos manejar.

Sin embargo, que nadie se lleve a engaño, la humildad es una de las virtudes esenciales del abogado, ya que como profesional que desarrolla su actividad en un contexto que demanda una formación técnica extraordinaria y unas habilidades de diversa naturaleza, debe partir de la premisa que su práctica profesional es un continuo aprendizaje con el fin de alcanzar un mejoramiento permanente a fin de garantizar a sus clientes un asesoramiento, defensa o mediación de máxima calidad. A través de la humildad no ponemos límites al deseo de mejorar y crecer mediante un proceso de formación y mejoramiento continuo, tan necesario en la profesión. En definitiva, el abogado humilde sabe que para superar sus limitaciones debe aprender, y se ocupa y preocupa de ello.

IV. EL ABOGADO HUMILDE

El abogado humilde es realista y conoce sus limitaciones, de las que jamás se avergonzará, tratando por todos los medios de mejorar y crecer. Este abogado es solidario, ayuda y se deja ayudar, y en sus interacciones con colegas, jueces y otros profesionales forenses actuará con absoluto respeto y sin soberbia. Al abogado humilde, como dice Ossorio, el triunfo y el fracaso no lo alterarán más de lo necesario hallándolo no solo tranquilo, sino emancipado de su imperio.

V. EL ABOGADO SIN HUMILDAD

El abogado carente de humildad será un arrogante, situado en las antípodas de aquél; se considerará superior a los demás al ser el titular absoluto de la verdad, lo que lo hace engreído, bien pagado de sí mismo, actuando normalmente de forma desafiante y descalificadora hacia los demás.

Ni qué decir tiene que el abogado arrogante, desconocedor de sus limitaciones, sufrirá de ignorancia e incompetencia, lo que le impedirá reconocer sus propios errores o escoger alternativas superiores de crecimiento, de manera que, incapaz de pedir consejo o ayuda a “sus inferiores” actuará pobremente, quedándose estancado. Igualmente, su propia conducta los hará poco leales ante sus compañeros y, sin duda alguna, sufrirán enormemente a la hora de regular su grado de frustración ante los inevitables embates de la profesión.

VI. EJEMPLOS PRÁCTICOS

Uno de los principios fundamentales por el que los abogados deben guiarse es la lealtad, especialmente entre compañeros, lo cual enlaza directamente con la humildad, pues ésta nos recuerda que somos iguales a los demás, y que por muy preparados que estemos, jamás estaremos por encima de nadie. Esta idea tiene un doble efecto, pues no solo garantiza una conducta leal, respetuosa y solidaria ante nuestros compañeros, sino que retroalimenta el principio de superación antes expuesto ya que el abogado humilde buscará sin temor los consejos y ayuda de los demás a quienes aceptamos y reconocemos como homólogos a nosotros en capacidades intelectuales, emocionales y físicas, pues no podemos olvidar que en materia de aprendizaje los terceros tendrán una intervención decisiva. Por otro lado, la humildad nos ayudará a no ser soberbios, y ayudar al compañero que lo necesite.

Finalmente, la humildad actuará como moderadora de nuestros sentimientos y emociones, situándonos en una posición objetiva y realista, pues los abogados sabemos de buena tinta cómo el resultado de nuestros trabajos provoca un carrusel de emociones que se produce cuando mudamos de situaciones desagradables y frustrantes a estados de ánimo exultantes. En estos casos, la humildad nos enseñará cómo digerir la derrota o disfrutar el triunfo sin exceso, sabedores que la rueda de lo fortuna no escucha a los arrogantes y engreídos.

VII. ¿CÓMO SE ADQUIERE O MEJORA?

La humildad, como tal virtud, se aprende por autoobservación y por seguir una serie de modelos en los que podemos tratar de reflejarnos. Conociendo en que consiste la humildad, ahora podremos tratar de acercarnos a su esencia mediante un aprendizaje constante.

A continuación expongo una serie de recomendaciones:

• Hemos de valorar a los demás por lo que son más que por lo que tienen o por su posición social.

• A pesar de que te encuentres en una posición jerárquica respecto a otros, trata de actuar en base a unos principios de igualdad.

• No siempre tenemos razón, hemos de desarrollar un espíritu autocrítico que nos permita reflexionar y aceptar las diferencias de opinión. No sólo existe tu verdad.

• Reconoce inmediatamente tus errores, aprende de ellos y procura no culparte por los mismos.

• Sé accesible con los demás, cercano en el trato y disponible para dedicar tiempo a los otros

• Practica la solidaridad con los demás, comparte y practica igualmente la generosidad.

• Observa a tu alrededor y aprende de las personas humildes y sencillas.

• Autoobsérvate y conoce tus limitaciones para transformarlas en fortalezas.

VIII. ANÉCDOTA1

La carreta vacía

“Caminaba con mi padre cuando él se detuvo en una curva y después de un pequeño silencio me preguntó: Además del cantar de los pájaros, ¿escuchas alguna cosa más? Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí: Estoy escuchando el ruido de una carreta. Eso es –dijo mi padre–. Es una carreta vacía. Pregunté a mi padre: ¿Cómo sabes que es una carreta vacía, si aún no la vemos? Entonces mi padre respondió: Es muy fácil saber cuándo una carreta está vacía, por el ruido. Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace. Me convertí en adulto, y ahora, cuando veo a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuna o violenta, presumiendo de lo que tiene, sintiéndose prepotente y haciendo de menos a la gente, tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo: «Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace». La humildad consiste en callar nuestras virtudes y permitirle a los demás descubrirlas. Nadie está más vacío que aquel que está lleno de sí mismo”.

IX. PREGUNTAS PARA EL DEBATE

– ¿Te consideras un abogado humilde?

– ¿Qué rasgo de la humildad ves que destaca en ti?

– ¿Conoces a personas arrogantes? ¿Qué rasgos destacan en ellas?

X. LECTURAS RECOMENDADAS

El triunfador humilde. Tierno, Bernabé.

El placer de bajarse del ego. Armando Arjona.

XI. SABIDURÍA POPULAR

“Un guerrero no dobla su cabeza ante nadie, pero tampoco permite que nadie se humille ante él”. Castañeda.

“La humildad no es pensar menos de ti mismo, es pensar menos en ti mismo”. C. S. Lewis.

“La humildad es el sólido fundamento de todas las virtudes”. Confucio.

“La humildad es la única verdadera sabiduría que nos prepara para todos los posibles cambios de la vida”. George Arliss.

“Nos acercamos a los más grandes cuando somos grandes en humildad”. Rabindranath Tagore.

“Los principios para vivir bien, incluyen la capacidad de encarar los problemas con coraje, las decepciones con alegría y los logros con humildad ”. Thomas S. Monson.

“No hay grandeza donde no haya sencillez, bondad y verdad ”. Leon Tolstoi.

1 Anécdota referida o extraída de la siguiente fuente: http://www.cop.es/colegiados/m-13106/images/CuentoCarreta.pdf.

Las Habilidades del Abogado

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