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6. Contenido y fuentes de los libros «A los gentiles »

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Como hemos señalado ya, la temática del libro I abarca las diferentes acusaciones de las que se hace objeto a los cristianos. Merece la pena destacar que, ya en esta primera obra, se abre camino la dicotomía perversi/vani que aparecerá luego con toda claridad en el Apologético (vid. infra ): los siete primeros capítulos están destinados a la refutación de los crímenes, mientras que el 8 y el 9 muestran la stultitia de los paganos; por otro lado, en la parte concebida como retorsio , los capítulos 15 al 18 presentan a los paganos como criminales (cruenti, incesti, coniurati …), mientras que el 19 los acusa de vani .

Este primer libro tiene bastantes elementos procedentes de Justino, el apologeta griego en el que se habían apoyado ya Atenágoras y Taciano. Es posible que la fuente directa de Tertuliano sea alguno de ellos, pero más probable es que beba del propio Justino cuyo influjo se ve en los cinco primeros capítulos, en el 12 (la cruz) y en el 13 (el sol). Del capítulo 2 de la Súplica de Atenágoras procede la ya mencionada digresión sobre la fama que se encuentra en el capítulo 7. La conclusión del libro vuelve a estar muy próxima a Justino: se asemeja al final de la segunda Apología. Para los exempla recurre sin duda a alguna recopilación de Memorabilia al estilo de Valerio Máximo. Toma Tertuliano de sus fuentes más el contenido que la forma: su personal estilo imprime a los argumentos un sello peculiar y una mayor eficacia 38 .

El libro II es un panfleto contra los dioses paganos, en el que Varrón —Antiquitates rerum divinarum — proporciona el esquema de la primera parte; es muy probable que Tertuliano conociera directamente esta y otras obras varronianas que se conservaron por lo menos hasta finales del siglo v 39 . Los tria genera theologiae de Varrón —mythicon, physicon, civile — están enumerados en el De Civitate Dei de San Agustín 40 . Tertuliano exagera la importancia concedida al genus civile , haciendo un desarrollo extenso sobre los dioses romanos; entre ellos concede un lugar privilegiado a Saturno, hecho que Vermander explica como reflejo de la mentalidad propia de un cartaginés de su tiempo; la piedad de las masas paganas en África ha sustituido, tras el dominio romano, el culto a Baal-Hammón por el de Saturno, como ya había visto Le Glay 41 . El interesante estudio de Vermander, que acabamos de mencionar, ha puesto en claro que la crítica de las religiones paganas que hacen los apologetas corresponde al cuadro trazado por Filón de Alejandría, en los años próximos al cambio de era, que tiene las siguientes líneas: a) crítica de la divinización de los elementa ; b) crítica del culto a los astros; c) crítica de los dioses de la mitología; d) crítica de la idolatría; e) crítica de la zoología. A su vez, el punto c (mitología) se subdivide en los apartados que siguen: «Sobre los adulterios de los dioses»; «Sobre los incestos de los dioses»; «Sobre los dioses profetas»; «Sobre la indignidad de los dioses»; «Sobre los padecimientos de los dioses»; «Sobre la servidumbre asalariada de los dioses».

La conclusión del trabajo de Vermander puede servir también de cierre a este apartado: «… dos puntos parecen claros. El primero es que nuestro autor la emprende así contra los dioses porque está indignado de ver que sus correligionarios son perseguidos por no querer rendir culto a seres que él tiene por viles e indignos. El segundo punto es que Tertuliano converso ha percibido desde dentro el abismo existente entre el Dios de la tradición judeo-cristiana y las múltiples divinidades del panteón… el sentido último de todas las críticas que aquí hemos consignado es, sin duda, que Dios es Dios» 42 .

Apologético. A los gentiles.

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