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Aspectos metodológicos
ОглавлениеLas transformaciones que se llevan a cabo en las artes en los últimos veinte años requieren la unión de los métodos críticos tradicionales con las nuevas aproximaciones científicas; pero, al mismo tiempo, algunas de estas, por ejemplo la semiótica, se encuentran en dificultades frente a las transformaciones producidas por la tecnología digital. Así pues, las disciplinas que investigan el arte producen en muchos casos un análisis fragmentado e incompleto, cuando el arte es una realidad compleja que no se deja abarcar desde un punto de vista particular. Quizás los únicos que podrían hacer este trabajo sean los mismos artistas, ya que es en la praxis del arte que semejante complejidad se manifiesta y se deja entender plenamente. Este punto de vista, a fin de cuentas, es el que me compete y asumo en el desarrollo de este trabajo; en este sentido, me parece importante señalar dos aspectos que han caracterizado su desarrollo: en primer lugar el apoyo en el trabajo personal de campo en la docencia y en la experimentación artística con la tecnología; en segundo lugar la referencia a textos de autores clásicos y hasta antiguos, lo que podría parecer extraño hablando de los últimos avances tecnológicos. Ahora bien, estoy convencido de que el análisis actual de las diferentes dimensiones del medio digital todavía no ha logrado resolver los interrogantes ni reformular adecuadamente los problemas planteados en la época de la posguerra (por ejemplo por Benjamin), como trato de demostrar en varias ocasiones.
Este trabajo quiere dirigirse, en primer lugar a los artistas, porque son tanto la posibilidad de hacer arte cuanto sus mismos fundamentos estéticos y sociales los que están en juego. La vulnerabilidad del arte frente a la informática depende también, como hemos visto, de la formación cultural de los propios artistas; y si uno de los problemas es el educativo, pues mis interlocutores serán también los docentes, y al decir docentes me refiero no solo a los de arte, sino también a los de otras disciplinas; sea porque hoy se considera el arte una herramienta didáctica interdisciplinaria e intercultural, o porque la difusión de los lenguajes hipertextuales y multimedia como medio de comunicación y de aprendizaje, creí conveniente ubicar el problema estético en primer plano.
Me dirijo, entonces, a un público que no se puede considerar especialista en informática; sin embargo, confío en que este trabajo pueda interesar, por varias razones, también a aquellos que ya manejan las herramientas digitales o que están llegando al arte por el camino de las tecnologías de la información. Muchos de ellos son los estudiantes que cursan nuevos programas curriculares, enfocados —en el campo de las artes y de la comunicación— a los nuevos medios digitales. De todos modos se presenta el problema de los tecnicismos típicos del mundo digital; lamentablemente se presuponen ciertos conocimientos previos de parte del lector, hecho que, en cierta medida, podría limitar la ambición de un diálogo ampliado al público que recién se acerca a estas temáticas. Por esto trataré de aclarar los aspectos más complicados con el auxilio de notas, y aplicaré el mismo criterio en todos los casos que puedan dificultar el desarrollo del discurso en forma clara y didáctica.
La intención de dirigirse a diferentes tipos de lectores con un tema amplio plantea indudablemente una serie de problemas y dificultades. La principal es la necesidad de adoptar una cierta síntesis (confío en que esto no signifique también superficialidad) para hablar de algunos temas filosóficos y científicos; esta síntesis se hace necesaria con el fin de respetar la metodología interdisciplinaria de este trabajo, sin alargar demasiado el discurso para no alejar al lector de los temas principales.
Por otro lado, algunos conceptos científicos y filosóficos podrían parecer impropiamente utilizados, ya que ha sido difícil poder acercarse a disciplinas distintas de mis competencias específicas, que son las artes visuales. Sin embargo, en cuanto artista, a veces me apropiaré de algunos términos según el sentido “poético” que a estos se da, sin que la honestidad y la sustancia del discurso resulten gravemente invalidadas.
Finalmente, hablando de lenguaje, he tratado de limitar tajantemente el uso excesivo de términos en inglés. Sin embargo, hay muchos casos en los que una traducción al castellano empobrece realmente la claridad y la inmediatez que caracterizan al idioma inglés, y solo por esta razón he preferido evitar la traducción.