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Alcances, estructura y contenidos
ОглавлениеEste trabajo está dedicado a examinar la relación entre arte y tecnología; pero el discurso se desarrolla con un enfoque específico hacia las artes visuales. La razón principal es que las imágenes están viviendo la relación con lo digital de modo más problemático que la música y la literatura, a pesar de que los medios digitales han actuado como células de lo que se llama “arte total”, en cuyos procesos se intenta hacer desaparecer las diferencias técnicas y lingüísticas que constituyen la autonomía de cada expresión artística. Por ejemplo, los procesos interactivos están introduciendo en la creación y percepción de las imágenes estructuras lingüísticas que son naturalmente afines a la música, como la partitura y las dinámicas interactivas entre autor, intérprete y público.
Los problemas que conlleva el uso de la tecnología digital en las artes deben ser analizados desde diferentes aspectos (filosófico, estético, científico) y obligan a interactuar con numerosos fenómenos que dependen de esta intrínseca polisemia. Pero esta metodología multidisciplinaria significa sobre todo individuar —si las computadoras y las redes lo permiten realmente— el intercambio de informaciones entre diferentes saberes; entonces, el problema más importante, por sus implicaciones, es el de la interacción, que, por lo tanto, ocupará una de las partes más consistentes de este trabajo.
Por la naturaleza matemática del medio digital se deberán también discutir varios tópicos científicos. En el caso de las ciencias de la complejidad (caos, sistemas dinámicos, fractales, vida artificial) estos temas tienen además un alcance estético notable, que justifica el amplio espacio que les será dedicado.
Encontré necesario dedicar la atención también a las cuestiones educativas; sus diferentes aspectos (institucional, curricular, metodológico) son muy importantes, en cuanto son concausa de los problemas tecnológicos, pero al mismo tiempo son los principales medios para resolverlos. El arte, en este sentido, no es solo objeto de un proceso educativo especializado, sino que él mismo es una forma de educación permanente. Por este motivo el arte abarca un espacio que supera el ámbito de la formación profesional de los artistas, tanto como para tener importancia en otras disciplinas y, en general, en el desarrollo de los valores éticos y sociales.
A continuación sintetizo los cuatro bloques principales que conforman el desarrollo de este trabajo, y describo su arquitectura, que, aun respetando una cierta interconexión lógica entre capítulos, permite la lectura de cada uno de ellos en forma independiente. La primera parte está dedicada a los contextos en juego: un resumen del arte en el contexto posmoderno, lo que introduce el punto de vista filosófico, científico y tecnológico; un examen histórico de la muerte del arte y las respuestas de la estética hermenéutica de Heidegger, Gadamer y Vattimo; un análisis del contexto digital a través de la naturaleza numérica y de sus características operativas. En la segunda parte se investigan detalladamente los mecanismos lingüísticos de las herramientas digitales: la naturaleza compleja de la computadora, las interfaces y la interactividad, en cuanto componentes primarios de las dificultades que presentan las tecnologías de la información. En la tercera parte se enlaza la hermenéutica con los medios digitales, examinando varios aspectos de la virtualidad y la simulación y las relaciones entre la estética de los hipertextos con las ciencias de la complejidad. En la cuarta parte, a la luz de lo expuesto anteriormente, se hace un examen crítico de las posibilidades y de las limitaciones de las tecnologías de la información y de sus herramientas; asimismo, se discuten los aspectos de la crítica tecnológica en el contexto educativo, y se presentan, a modo de conclusión, unas propuestas teórico-prácticas y ejemplos de herramientas digitales, sin los límites de los paquetes comerciales comúnmente utilizados en la comunicación visual.
Al reseñar brevemente los capítulos, quisiera señalar aquellos tópicos que me parecen particularmente interesantes y abiertos a la discusión. En el segundo capítulo, dedicado a la crisis del arte contemporáneo y al examen del problema de la muerte del arte, se trata de encontrar aquellos fundamentos estéticos capaces de sacar a la luz las peculiaridades y los límites del proceso creativo en el entorno digital, un enlace entre estética y tecnología poco considerado. En el capítulo cuarto, donde se analiza el mecanismo lingüístico de la computadora y de la naturaleza performativa del software, se averigua también el concepto de la multimedia digital, enfocando su peculiar sentido en los procesos numéricos y en los conocimientos. En el quinto capítulo, dedicado a la crítica de la interacción y a las interfaces, se enfocan no tanto sus aspectos operativos y decorativos, sino sus funciones mediales y de filtros culturales. Se evidencia aquí el papel de la identidad y del conocimiento como condiciones de una auténtica interactividad. El capítulo séptimo, que desarrolla la estética de la obra abierta y la relación entre ciencia y arte, presenta las peculiares implicaciones estéticas y epistemológicas de la autopoiesis, de los sistemas dinámicos, del caos y de la vida artificial, aún poco profundizadas, a pesar del creciente interés artístico sobre estas novedades científicas. Finalmente, en el noveno capítulo se revisan las críticas tecnológicas en la educación, tratando de encontrar una mediación entre las posturas apocalípticas y las trampas del consumismo tecnológico. Una tarea que concluye y reanuda todos los capítulos anteriores de este libro, resultado del proyecto de investigación “Variables artísticas y pedagógicas del medio digital”, para cuyo desarrollo se contó con el apoyo del Instituto de Investigación Científica de la Universidad de Lima.