Читать книгу Poesía helenística menor (Poesía fragmentaria) - Varios autores - Страница 20
ОглавлениеATENEO EL EPIGRAMÁTICO
Identidad del autor y obra
No es posible enmarcar su vida ni su época, a no ser muy indefinidamente por el término post quem de las vidas de los filósofos que celebró en dos epigramas: 1 a Epicuro, y 2, seguramente, entre los estoicos, a Zenón, aunque la noticia de Laercio alude a Antístenes, que en realidad sólo está muy en el trasfondo de la Estoa. Con afectuoso respeto nos habla del pensamiento de ambos y sus seguidores. El segundo poema encierra una crítica a una de las Musas identificada con el placer voluptuoso. Debe de ser Erato. Llama la atención el contraste de la seriedad e imparcialidad de estos versos. En ellos acepta a filósofos tan dispares que resultaban opuestos. Y es más notable este aspecto si se los compara con los versos críticos de Hermias de Curio o Timón y otros sobre los mismos filósofos u otros. El autor, sin duda al margen de tales desavenencias, podría ser bastante tardío aun dentro del mismo período helenístico.
1
SOBRE EPICURO
Tal era el que sentenciaba que el placer era el fin, a quien también Ateneo celebra mediante un epigrama del siguiente modo:
Oh humanos, por lo peor os esforzáis e insaciables
de codicia emprendéis discordias y luchas.
Mas sólo leve límite impone riqueza a naturaleza
y un sendero ilimitado las vanas opiniones.
Esto el sabio hijo de Neocles o lo oyó de las Musas [5]
o de los sagrados trípodes de Pito.
DIÓGENES LAERCIO , X 11, II, pág. 499 Long.
2
SOBRE LOS ESTOICOS
Parece también que (Antístenes) inició la muy viril Estoa. Por ello igualmente el epigramático Ateneo acerca de ellos dice así:
Oh conocedores de los mitos Estoicos, oh depositarios
en páginas sacras de todoexcelentes dogmas,
que es virtud bien único del alma. Pues ella única
preserva vidas y ciudades de los hombres.
Y voluptuosidad carnal, grato objetivo de otros hombres, [5]
procura una sola de las hijas de Memoria.
DIÓGENES LAERCIO , VI 14, II, pág. 252 Long.
CÉRCIDAS DE MEGALÓPOLIS
1. Vida del autor
No debe confundirse este poeta de la segunda mitad del s. III con el político filomacedonio, igualmente arcadio, del s. IV , que pudiera ser, en cambio, el mismo mencionado entre los jueces de competiciones de las fiestas de Zeus Liceo celebradas hacia el 307 en Megalópolis (fundada en el 370). Mas es probable que se trate de un antepasado suyo, dadas las coincidencias de nombre, ciudad e influencia política en ella.
Cércidas el poeta, innegable descendiente de familia acaudalada, fue estadista, legislador y general en tiempos de guerra. Su primera intervención conocida es la embajada remitida por Arato a Antígono Dosón para conseguir la alianza macedonia contra la Esparta del rey Cleómenes en 226. Sabemos que concurrió a ella acompañado de su paisano Nicófanes y que consiguieron su objetivo (Polibio, II 48). Más tarde, según noticia del mismo historiador (II 65), aparece como general de un contingente megalopolitano de 1.000 hombres equipados al estilo macedonio en la batalla de Selasia (año 222) contra Cleómenes, a quien derrotaron definitivamente. Pero curiosamente el protagonismo del éxito de su contingente y de la batalla no le correspondió a él, sino a su joven y ambicioso paisano Filopemén, que se reveló entonces como un brillante estratega. Por ello y por ausencia de afinidad, Polibio no menciona en el relato de aquélla a Cércidas, a quien, aunque jefe suyo, habría desobedecido Filopemén, al empezar y encauzar el combate según su libre albedrío.
Divergencias de opiniones ha planteado la datación de su etapa de legislador, para unos en 235, tras la abdicación del tirano Lidíadas, y para otros, entre los que nos incluimos, hacia el 217, tras la legislación frustrada del peripatético Prítanis, que actuó bajo la encomienda y orientación del rey Antígono. Pues esta última no impidió, e incluso pudo agravar, la penosa situación social de la ciudad, que había sido completamente destruida durante la guerra, a juzgar por el meliambo 1 de Cércidas, de fecha inmediata a la citada, como demuestran los estudios sobre él de Dudley, A History of Cynicism , Londres, 1937, y el nuestro en ANMAL , IV, 2 (1981). Y fue la legislación cercidea la que se grabó, con simbólico acierto, en el altar de Hestia (diosa del hogar cívico) en Homario.
Otras noticias aluden a su muerte, sus palabras de consuelo a los familiares de que con gusto dejaba esta vida con la esperanza de reunirse con Pitágoras el sabio, Hecateo el historiador, el músico Olimpo y el poeta Homero, cf. Eliano, Historias Varias XIII 20; y su deseo de que enterraran con él los dos primeros cantos de la Ilíada , según Focio, Biblioteca 190, el segundo de los cuales impuso de texto oficial en las escuelas, pues en él cabe ver la geografía política arcaica de Grecia y alusiones a los excelentes guerreros arcadios, cf. Eustacio II, pág. 199.
2. Obra y bibliografía
De afiliación cínica y enmarcado, por consiguiente, en el género literario de la diatriba cínico-estoica, el Spoudogéloion , combinación de humor satírico e ideario serio, es autor, al parecer, de dos libros, uno de yambos y otro de meliambos. Estos segundos son un tipo de composición cantada compuesta de versos dactiloepítritos (mezcla de dáctilos con troqueos y yambos). Ya hemos aludido al primero de los meliambos, sobre la situación social en Megalópolis. En él el poeta reclama una reforma fundamental con redistribución de tierras y atención médica gratuita a favor del pueblo. El segundo toca el tema Remedia amoris de la Venus parabilis horaciana o lucreciana vulgivaga , basándose en la diórthōsis , rectificación irónica con deformación de unos versos de Eurípides sobre Eros. El tercero, autobiográfico como el primero, nos presenta al autor en el umbral de la vejez, sin haber perdido la afición al estudio y la creación poética ni sentir temor ante la muerte. El cuarto es una crítica a la música relajada y moliciosa, normalmente de origen oriental, en pro de la clásica helena tocada en instrumentos de cuerda nativos. El quinto, en contra de la pederastía, va dirigido por entero contra Esfero el estoico, su oponente político como educador y consejero del espartano Cleómenes. Todos estos fueron descubiertos en un papiro en nuestro siglo y están, en general, en malas condiciones, hasta el punto de haber requerido serias reconstrucciones y uniones de pequeños fragmentos dispersos; así las de Knox, en varios artículos y en su edición del texto (Londres, 1927), y las nuestras, llevadas a cabo mediante la aplicación de un complejo método filológico (cf. además del artículo arriba citado, ANMAL , V, 1 (1982); Minerva IV (1990), 105-29, y para el método, Actas del I Congreso Andaluz de Estudios Clásicos , págs. 276-79). La editio princeps de 1911 es de A. S. Hunt, un excelente trabajo, al igual que la edición de Diehl en su Antología de Teubner. Para la traducción, claro está, seguimos nuestra propia reconstrucción de los fragmentos.
Otros fragmentos nos llegan por la vía indirecta de otros escritores de la Antigüedad, recogidos por Bergk en 1866. Así ocurre con el 6, dedicado a Diógenes el Perro, con doble juego de lo terreno y celeste. Los demás, de varia materia, podrían corresponderse con los poemas por reconstruir transmitidos en el papiro. Finalmente hay otros en yambos puros, como el fr. 13 acerca de las Calipigias siracusanas o 14a-b sobre la frugalidad.
3. Estilo
Su léxico es muy especial, lleno de neológicos compuestos de hasta tres términos, clara herencia de la Comedia y propio del género cínico, aunque en ocasiones son muy difíciles de entender por cierto exagerado cultismo proveniente de la Lírica Coral. El dialecto es dorio literario. Ambos aspectos determinan la exclusión de entre sus obras de los llamados poemas Cercidea , uno contra el beneficio adquirido por medios vergonzosos y otro contra la pederastía. Y muy dudoso resulta el atribuido por Crönert sobre un pitagorizante 87 .
4. Bibliografía
Las citas completas de los libros referidos son éstas: A. S. Hunt, «The Oxyrhynchus Papyri. Part VIII», The Egypt Exploration Fund 14 (1911); E. Livrea, Studi cercidei (P. Oxy. 1082), Papyrologische Texte und Abhandlungen , Bonn, 1986; A. D. Knox, Herodes, Cercidas and the Greek Choliambic Poets , Londres, 1927, y reed. de 1929; T. Bergk, Poetae Lyrici Graeci , Pars II, 3a ed., Leipzig, 1914; E. Diehl, Anthol. Lyr. Gr ., I-III, Leipzig, 1950-54. La referencia ANMAL de nuestras publicaciones corresponde a la Revista de Filología de la Universidad de Málaga, Analecta Malacitana . Acerca de los poemas denominados Cercidea , cf. A. D. Knox, The first greek Anthologist , Cambridge, 1923. Agregamos los estudios de Williams, Apophor. Galiano , I, Madrid, 1986, 351 sigs., y Giangrande, Corolla Lond . 5 (1989), 31-32, que discrepan sobre la persona del Cércidas legislador.
MELIAMBOS
1
INJUSTICIA SOCIAL 88
*** en tanto de entre ellos
〈insaciable〉 sacoderriqueza voraz e incontinentón
hizo al hijodepobrete Jenón, mandó nuestro dinero a estériles corrientes.
[5]¿Y qué impediría, si se le pidiera,
pues fácil es al dios cumplir cualquier
cosa que a su mente acuda, al usurerodesuciafalsamoneda
y matacalderilla o al adiarioderrochador
de todo un pletro 89 de hacienda, vaciarle
[10]su porcinorriqueza y devolver al comelopreciso
y bebevinodecratera 90 el gastillo perdido?
¿Acaso nunca el ojo de Justicia depone su ceguera
ni Faetón su soslayado mirar de única pupila
ni la destellante Temis su ofuscamiento?
[15] ¡Mas cómo hay dioses aún que ni vista
ni oído poseen! Pero la balanza el venerable
amontonanubes en el centro del Olimpo
recta mantiene
y hacia ningún lado desvía. Y Homero mismo
[20] esto dijo en la Ilíada: «La inclina, llegado el día
fatal, para los varones ilustres». ¿Cómo, pues, para mí no la
inclinó, siendo recto pesador 91 ? Mas los brigios, postreros
de los misios —y en verdad temo decirlo— cuánto tiran
del platillo de su lado de Zeus. ¿A qué soberanos
por tanto o a qué Uránidas llegándose uno hallaría 92 ? [25]
¿Cómo recibir lo justo, cuando el Cronida que creó
a todos por igual y engendró, de unos padre
y padrastro 93 de otros se revela? Mejor es dejar
a los astrólogos esto, pues no creo que a ellos
trabajo alguno les dé 94 . Y nosotros de Peán [30]
y Reparto cuidémonos, pues diosa es ésta
y Némesis sobre la tierra. Honradla, así pues,
mortales de 〈escasoseso〉, mientras el demon
favorable sople, 〈porque si〉 el huracán avanzando
en su contra 〈alcanza la odiosa〉 riqueza [35]
〈y demás dones〉 de la fortuna, 〈trabajo〉 vuestro
será vomitarlos desde el fondo 95 .
2
EROS
De dos modos, se dijo, nos sopla con sus carrillos
el hijo de Afrodita de alasazuloscuro,
Damónomo, pues ya no eres en demasía ignorante.
Y al mortal que suave y benévola
[5] exhala el soplo de su mejilla derecha,
ese en calma la nave de Eros pilota
con el prudente timón de Persuasión,
mas a quienes la izquierda suelta y lanza
devoradores torbellinos y huracanes de deseo,
[10] su travesía es por entero agitada de oleaje.
Bien dijo Eurípides. Si, pues, dos son,
es mejor elegir el soplo a nuestro favor,
y con prudencia usando el gobernalle de Persuasión,
navegar directo a donde sea la travesía de Cipris.
[15] No ***
*** 〈el amor〉 violento ***
〈Preciso es〉 mantener 〈con firmeza〉 el timón ***
hasta examinar 〈bien en el fuero interno〉 cada
opinión, mas debe perseguirse también el impulso ***
[20] de Ícaro 〈con sabiduría reprimir〉***,
Damónomo, *** o costosa
〈será la travesía〉 y el navío destruirá por entero
la navegaciónsacudidaderrelámpagos, pues todo malviolento
y maníadehembragratis produce granperjuicioeconómico
[25] y arrepentimiento. La Afrodita del ágora, en cambio,
es no inquietarse por nada: «Cuando digas y donde quieras».
Sin temor, sin turbación por un óbolo te acuestas
y crees entonces ser yerno del propio Tindáreo 96 .
… … … … … … … … … … … … … …
3
EN EL UMBRAL DE LA VEJEZ
〈No rara〉 vez 〈en el umbral de la vejez〉
el mortal vencido, contra su voluntad cerró los ojos.
Mas tú tuviste en tu pecho inmarchitable corazón
e invicto a cualquier inquietud de los comecarnegrasa.
Nunca se te escapó nada bello, sino albergaste siempre [5]
bajo tus entrañas las tiernas fierecillas de las Musas
y fuiste, corazón, pescador de Piérides y excelente cazador 97 .
Y ahora cuando visibles cabellos blancos rodean la coronilla,
〈semejantes〈 a pelusa de lana y es rojizo el mentón, si algo
auténtico aún halla la edad y digno de ocupación, lo mima [10]
contemplando el amplio umbral de la meta de la vida 98 .
Entonces, la buena***
4
SOBRE MÚSICA
Pitio no en vano es su nombre, pues insensato temor
y temblor entrechocamuelas Apolo infunde
a cada uno en su momento. Y corren y avanzan
en tropel todas las tribus criadasalasombra
[5] 〈de hombres〉 rehuyesfuerzos, que (agita) el soberano
agudolancero de mortales entumecidosdeplacer.
Y muy sabiamente trágicorrapsodo rotodemolicie te rodeaste para 〈sollozar〉
de 〈Fr〉 igia gruesa estéril y ventosa y 〈degenerada〉 Lidia.
Pero son los nervios y la vibración de potente 〈sonido〉
[10] 〈lo que〉 al oído 〈es preciso〉 conocer en bienplañido 99
… … … … … … … … … … … … … … … …
5
CONTRA ESFERO
… … … … … … … … … … … … … … …
〈Hace tiempo〉, en efecto, no de uno solo conocer
〈era posible la inclinación〉 y presteza por los festines
de 〈Esf〉ero, 〈el enfermizo〉 rezumamocos
〈M〉isiobamboleante y fal〈az〉. [5]
Mas ahora ***
… … … … … … … … … … … … … … …
deagitadoscorceles *** 〈por〉 el tábano
aguijoneabueyes *** al caballo relincha 〈***〉
Esto, en efecto, es lo propio del bueno, del rectijusto [10]
amantedehombreshembras, estoico Calimedonte.
Su expresión, su mirada es malvada y espantosojeadora.
〈Si〉, así pues, con Esfero *** arriesgas o incluso ***,
no el 〈viril〉 sendero de la virtud pisas,
sino las estériles 〈corrientes〉 que arrastran la lozanía [15]
y animosa 〈mirada de la juventud〉. No en esa clo〈aca〉 ***
al furtivo burlador *** propiamente:
Es daño no buscado y el desmesuradoparlotearsentencias
la presencia de la ocasión o el temor lo hará callar.
Y no tomes en serio la vacuidad de tal pensamiento, [20]
el girar arriba y abajo. 〈Sino que si〉 a alguien ves
cultamente armónico en todo, déjate arrastrar de igual deseo
〈y〉 conoce bien entonces la atracción: esa es la relación
de varón con varón, ese el amor de Zenón 100 .
〈Me〉liambos del cínico Cércidas, Papiro Oxirrinco 1082.
6
DIÓGENES EL CÍNICO
Y hay quienes (afirman) que (murió) conteniendo la respiración, entre los que se halla Cércidas el Megalopolitano o Cretense, que dice en sus Yambos así:
*** no, por cierto, el otrora Sinopense,
aquel portabáculo, mantodoblado, pastaéter,
sino ascendió apretando dientes contra labio
y mordiéndose el aliento, pues era, en verdad,
[5] vástago de Zeus y can celeste 101 .
DIÓGENES LAERCIO , VI 76.
7
EPICARMO
Cércidas:
«la mente ve, la mente oye».
Mas cómo podrían ver
la sabiduría que tienen ante sí hombres
cuyo corazón rebosa fango
y hez imborrable. [5]
ESTOBEO , IV 43, III, págs. 229-30 Hense.
8
LA TORTUGA
De los <Mel>iambos de Cércidas:
Recuerda el dicho de la rugosa
tortuga, pues es la casa, en verdad,
excelente y suya.
ESTOBEO , IV 395, 58, 10 Hense.
9
Tésalo, sentado en elevado asiento junto a sus sofistas, según dice Cércidas:
obtendrá renombre entre varones carneromocosos.
GALENO , X 406.
10 (?)
(Diodoro el Aspendio), a quien escribiéndole Estratonico ordenó que el mensajero le recitara el dicho:
Al amigo de Pitágoras poseedor
de concurridísimo pórtico
por su insolencia y manía de vestirsedefiera.
ATENEO , IV 163e.
11
GOZACALDEROS
Igual me parece a mí también el gozacalderos Ulpiano, según mi Cércidas Megalopolitano, no comer nada de lo correspondiente a un hombre, sino acechar a los comensales, por si viera de soslayo una espina o ternilla o cartílago entre las viandas servidas.
ATENEO , VIII 347e.
12
MAGÍS
Y la magís en lugar de mesa parecerá egipcio y completamente insólito. Pero Epicarmo el Dorio y Cércidas el poeta melódico usaron la expresión con idéntico significado.
FOCIO , Biblioteca 279, 533 B.
YAMBOS
13
LAS CALIPIGIAS
Éstas (las hijas de cierto campesino que disputaron entre sí sobre cuál era más culihermosa) fueron llamadas por sus conciudadanos culihermosas, como refiere Cércidas el Megalopolitano, quien dice:
Había un par de culihermosas en Siracusa.
Ellas, en efecto, tras conseguir pingüe hacienda edificaron un templo a Afrodita y llamaron a la diosa Culihermosa (Calipigia) , como también refiere Arquelao (el Quersonesita) en sus Yambos .
ATENEO , XII 554d.
14 a
Deslizarse al abismo todos los costosos
alimentos de glotones, ni alimentos aún
de frugalísimos del único caldero,
rectamente llama el queridísimo Cércidas
«final de moliciosos», él mismo tomando sal [5]
y aún lo salobre escupiendo de la propia molicie.
14 b
Es el pan mi condimento
y mi golosina. Todo es dulce de las sales,
con las que escupo lo salobre de moliciosos 102 .
GREGORIO NACIANCENO , Sobre la virtud 596 sigs.