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IX. NUESTRA TRADUCCIÓN

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1)Criterios seguidos en la selección y ordenación de los epigramas

Algunas ediciones de epigramas inscripcionales, como la de Peek (GV) , incluyen también epigramas procedentes de la Antología Palatina o transmitidos por citas de autores antiguos, por considerar que en su día estuvieron realmente escritos en un sepulcro. En cualquier caso la decisión depende del criterio subjetivo de cada editor, pudiendo variar de una edición a otra los epigramas literarios considerados como reales. En esta traducción, sin embargo, sólo se incluyen epigramas que con toda seguridad son reales, pues nos han llegado escritos en un monumento sepulcral (aunque en algún caso se hayan conservado también por vía literaria como, por ejemplo, núm. 339 = AP VII 553). En ocasiones la piedra se halla en paradero desconocido, pero conocemos su inscripción por alguna copia hecha antes de que se perdiera.

Aunque es casi imposible cuantificarlos con exactitud, se calcula en varios miles los epigramas funerarios epigráficos conservados. W. Peek en GV recoge 2138, y dice haber dejado fuera al menos otros tantos, y eso sin contar los de época medieval y bizantina. También aquí nosotros hemos tenido que hacer una selección de todo este ingente material.

En primer lugar, hemos excluido los fragmentos e inscripciones muy mutiladas que, como señala L. Robert en su reseña a GV (Gnomom 31 (1959), 2) sólo sirven para hacer reconstrucciones largas e inútiles. No recogemos tampoco aquellos epigramas sin ninguna originalidad, consistentes en la repetición de las mismas fórmulas en las que sólo cambia el nombre del difunto y algún dato más. Como muestra basta con un epigrama.

Esta selección se basa ante todo en un criterio tipológico y temático: hemos procurado que hubiera epigramas representativos de todos los temas y motivos, eligiendo naturalmente entre éstos los más bellos e interesantes desde el punto de vista literario. También en algunos casos la originalidad ha sido un factor decisivo. Por lo general no hemos incluido epigramas judíos y cristianos, excepto aquellos cuyo contenido respondía más bien a ideas griegas paganas.

En cuanto a los epigramas concurrentes bilingües en griego y latín, hemos traducido también la parte latina, pues de lo contrario la verdadera forma originaria del epigrama hubiera quedado incompleta.

Cuestión difícil es establecer el criterio para la ordenación de los epigramas. Las ediciones y colecciones siguen diversos criterios, generalmente más de uno, con un orden de preferencia: cronológico, geográfico, temático o, incluso, métrico. Todos tienen inconvenientes. Kaibel (EG) , por ejemplo, sigue un orden geográfico dentro de cada categoría (sepulcrales, votivos y honoríficos). Pero a menudo los epigramas procedentes de un mismo lugar no guardan entre ellos una relación estrecha, de modo que sólo se pueden hacer agrupaciones geográficas en determinados casos, por ejemplo, cuando se trata de grupos homogéneos de ciertas regiones, cuyos epigramas tienen características comunes, como en el interior de Asia Menor o en Siria (cf. L. Robert, Gnomon 31 [1959], 2). Por otra parte, un criterio cronológico presenta el inconveniente de que en la mayor parte de los epigramas es muy difícil establecer una cronología precisa. Según L. Robert (loc. cit.) , en primer lugar deberían establecerse grandes períodos (como hacen Friedaländer-Hoffleit en Epigrammata…: época arcaica, clásica, helenística, romana, antigüedad tardía), y posteriormente dentro de cada período agrupar los epigramas por temas. En su opinión, este procedimiento permite seguir la fortuna de los diversos temas en cada época 66 .

En nuestra traducción hemos clasificado los epigramas temáticamente, y luego, dentro de cada grupo temático, cronológicamente. Este procedimiento presenta las mismas ventajas que el que propone Robert, pues permite igualmente seguir la evolución de los diferentes motivos a lo largo de la historia, a la vez que evita el problema que presentan los epigramas de cronología desconocida o dudosa 67 .

Un inconveniente es que la mayor parte de los epigramas no presentan un único motivo, por lo que podrían ser incluidos en más de un grupo o apartado. En esos casos hemos elegido el motivo que nos parece el principal o más destacado; si de entre los diversos motivos no sobresale ninguno en especial, incluimos el epigrama en un grupo menos saturado, procurando que todos los grupos temáticos estén suficientemente representados.

2)Ediciones utilizadas y traducciones anteriores

Por lo general hemos utilizado la edición de W. Peek, Griechische Vers-Inschriften (—GV) . Esta edición ha sido objeto de duras críticas, como la ya mencionada de L. Robert (Gnomon 31 (1959), págs. 1-30). Los principales defectos que se le atribuyen son sus aventuradas lecturas (Peek ve letras y palabras donde, según otros editores, no hay nada), y sus extensas y arbitrarias reconstrucciones: a partir de pequeños fragmentos se inventa versos y hasta epigramas enteros (cosa que, por otra parte, también hace Kaibel en su edición). L. Robert le critica asimismo que la información sobre cada epigrama aparezca a pie de página (a veces incluso en la página siguiente), y no antes de cada texto. Por otra parte, las fórmulas en prosa con el nombre del difunto, su edad, la invocación a los dioses subterráneos, el saludo al caminante, etc., unas veces aparecen a pie de página y otras en el texto del epigrama, sin indicar que están en prosa y no forman parte del poema. Sus lemas contienen algunas incorrecciones y lagunas, como errores en la procedencia de los epigramas y en la localización de los lugares y ausencia de información sobre los relieves o sobre cuestiones de realia . Otro inconveniente práctico de GV que dificulta su uso es que Peek clasifica los epigramas según la fórmula inicial, con lo que incluye en un mismo grupo epigramas que comienzan de modo semejante pero presentan luego temas completamente diferentes.

A pesar de todo ello, y como el mismo Robert reconoce (op. cit ., pág. 28), la edición de Peek es de gran utilidad, sobre todo como obra de referencia (el mismo Robert en sus trabajos posteriores cita por GV) . Su mérito principal es haber reunido en una sola obra un gran número de epigramas para cuya lectura era preciso acudir a numerosas, y en muchos casos inasequibles, publicaciones. En suma, el Kaibel ha sido sustituido por el Peek .

En la mayoría de los casos, sin embargo, hemos consultado también otras ediciones, anteriores y posteriores a GV , como Corpus Inscriptionum Graecarum (=CIG) , la de Kaibel (Epigrammata Graeca… = EG), Inscriptiones Graecae (= IG), Monumenta Asiae Minoris Antiquae (MAMA), Tituli Asiae Minoris (TAM) , Friedländer-Hoffleit (Epigrammata. Greek Inscriptions…) , Geffcken (Griechische Epigramme…) , la bilingüe de Peek (Griechische Grabgedichte… — GG) , la de Bernand para los epigramas de Egipto (Inscriptions…) , Clairmont (Gravestone and Epigram…) , las dos de Hansen (Carmina Epigraphica… = CEG 1 y 2), y otras publicaciones como el Supplementum Epigraphicum Graecum , el Bulletin Épigraphique de la Revue des études grecques; las obras de L. Robert (Les Gladiateurs.., Études Anatoliennes…) , y sus comentarios y precisiones a GV en la reseña ya mencionada en Gnomon 31 (1959), 1-30.

Respecto a las traducciones anteriores de epigramas funerarios epigráficos, la presente es la primera en nuestra lengua (si exceptuamos los cinco epigramas incluidos por M. Fernández Galiano en su Antología Palatina , Madrid, 1978). La mayor parte de los epigramas incluidos en el presente volumen no han sido traducidos —por lo menos íntegramente— a ninguna lengua. En algunos estudios, como el de Lattimore, Themes in Greek …, se traducen algunos versos sueltos (los que ejemplifican el motivo o tema objeto de estudio). Selecciones bilingües —más o menos extensas— son la de Friedländer-Hoffleit (Epigrammata…; griego-inglés); Peek (GG; griego-alemán) 68 ; Bernand (Inscriptions…; griego-francés, con comentarios muy completos), y Clairmont (Gravestone and Epigram…; griego-inglés, también con buenos comentarios).

A las dificultades que normalmente presenta la traducción de un texto poético, en el caso de los epigramas funerarios epigráficos se añade la circunstancia de que cada uno de ellos tiene una historia textual propia y hace referencia a un contexto particular diferente. Cada epigrama es una unidad cerrada en sí misma que, por su brevedad y por la ausencia de un contexto más amplio, muchas veces es de sentido oscuro y de difícil interpretación.

Los múltiples aspectos del pensamiento y cultura helénicos a los que hacen referencia los epigramas funerarios epigráficos, hacen que su edición, traducción y comentario sean una tarea más propia de un grupo de estudiosos, especialistas de diversos campos, que de uno solo, que difícilmente podrá estudiar con la misma competencia todas las categorías de epigramas con las diversas cuestiones que presentan en su forma y contenido (epigráficas, arqueológicas, históricas, literarias, métricas, filosóficas, religiosas, onomásticas, etc.).

3)Presentación de los epigramas

Cada epigrama está precedido de un lema. En él se indica en primer lugar el tipo de monumento sepulcral en que se encuentra el epigrama, a no ser que éste se haya perdido y la copia por la que conocemos la inscripción no indique si se trata de una estela, altar, etc. Sigue el lugar de procedencia de la piedra 69 , y su fecha aproximada. En principio admitimos la datación propuesta por el editor, aunque a veces no indica ninguna fecha, como ocurre con frecuencia en la edición de Kaibel. Después se indica el número de versos del epigrama y el tipo de metro.

Como ya hemos dicho, a menudo los epitafios están adornados con relieves. Unas veces el tema de éstos no guarda ninguna relación con el contenido del epigrama —puede ocurrir que el sepulcro no haya sido encargado expresamente para esa ocasión concreta, sino elegido y comprado entre otros hechos de antemano—, pero con frecuencia la representación figurada está estrechamente relacionada con el texto del epigrama y puede contribuir a su comprensión (o viceversa). Por ello, siempre que conozcamos el relieve, bien por fotografía, bien a través de la descripción del editor, lo describimos brevemente.

Encima o debajo del epigrama —a veces en uno de los lados— suele haber fórmulas en prosa con el nombre del difunto, filiación, edad, nombre del que ha erigido el sepulcro, invocación a los dioses subterráneos, prohibición de profanar la tumba o enterrar a alguien más en ella, etc. Muchas veces están en latín, aunque el epigrama esté en griego. Estas indicaciones en prosa las presentamos en versalitas para diferenciarlas del texto del epigrama.

Los epigramas «concurrentes», es decir, varios epigramas escritos para un mismo difunto, los presentamos juntos bajo el mismo lema. Si contienen diferentes temas se procede del mismo modo que cuando se trata de un solo epigrama: se incluyen en el apartado correspondiente al motivo principal. En el caso de aquellos epigramas escritos en el mismo sepulcro, pero para difuntos diferentes, les asignamos a cada uno un número propio, y los incluimos en su apartado correspondiente.

Seguimos una numeración propia en el orden de los epigramas, aunque entre paréntesis añadimos su correspondencia en GV o, en su defecto, en la edición pertinente.

Solamente numeramos los versos cuando el epigrama tiene más de cinco, indicando los versos múltiplos de 4 ó de 5, según lo permita la correspondencia del texto castellano con el griego.

En cuanto a las reconstrucciones, sólo admitimos las que son prácticamente seguras, prescindiendo de aquellas completamente gratuitas y sin ninguna base, como suele ocurrir con las de Peek. Respecto a las abreviaturas, las completamos solamente cuando no hay duda de la palabra que corresponde.

4)Signos y abreviaturas empleados

Empleamos los signos diacríticos recomendados por la Convención de Leyden y empleados en SEG . En nuestra traducción se han utilizado sólo los siguientes:

[…], para indicar las lagunas en el texto debidas al deterioro material de la piedra. En el caso de reconstrucción por el editor, ésta, en el caso de ser aceptada, se incluye dentro de los corchetes.

(…), los corchetes de este tipo se usan para completar una palabra abreviada en el texto original.

<…>, corrección del texto original.

{…}, error del lapicida, suprimido por el editor.

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