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II. DEFINICIÓN Y EVOLUCIÓN DE LOS EPIGRAMAS
ОглавлениеEn un principio los epigramas eran composiciones breves (de uno a ocho versos), con una finalidad eminentemente práctica: ser grabados en objetos votivos, estatuas honoríficas o tumbas. Había, por tanto, tres tipos: sepulcrales, votivos honoríficos.
En los primeros siglos (VIII -V a. C.) no experimentarán ningún cambio notable, pero a partir del siglo IV se produce un giro decisivo: se hacen cada vez más extensos y, lo más importante, pierden su finalidad práctica. Ya no se escriben exclusivamente para ser grabados en piedra u otro material, sino también con fines meramente literarios. De este modo, el epigrama se convierte en un género literario más, sin que dejen de componerse epigramas sepulcrales, votivos u honoríficos para ser inscritos. Aparecen así un gran número de temas nuevos, sobre todo a partir de la época helenística, cultivándose, además de los ya mencionados, también los amorosos, descriptivos, epidícticos, simpóticos, satíricos, etc. La variedad temática es característica de la época helenística.
Es también importante la influencia que ejercerán la tragedia y la filosofía, tanto en el contenido (aparición de motivos gnómicos, el tema de la mors immatura , la muerte considerada como una liberación de los sufrimientos de la vida, exhortación a gozar del presente —carpe diem— , entre otros), como en la forma (empleo del diálogo).
Aunque ya antes del siglo IV a. C. hay epigramas de carácter literario, compuestos (o atribuidos) por autores famosos como Anacreonte, Safo, Simónides, Platón, etc., es a partir del siglo IV a. C., sobre todo con Asclepiades, cuando se desarrolla como un verdadero género literario ampliamente cultivado. En efecto, sustituye a la elegía, que a partir del siglo V casi desaparece, y hereda su amplia gama de temas. En esta época el epigrama se aproxima tanto a la elegía que en el caso de algunos poemas cabe dudar si se trata de elegías breves o de epigramas extensos.
Otra característica de los epigramas de época helenística, sobre todo de los literarios, es la «variación»: los poetae docti helenísticos estudian la obra de sus predecesores para incorporarla a la suya propia, pero con afán de innovación y variación; sólo el lector que conozca el modelo podrá entender el epigrama. Como modelos de éste, el poeta utiliza composiciones de diferentes géneros y épocas, aunque generalmente son otros epigramas. Los escasos datos que tenemos sobre la vida de los poetas helenísticos impiden muchas veces saber cuál es el modelo y cuál el imitador (con mayor motivo en el caso de los epigramas epigráficos, casi todos anónimos y de fecha no precisable con exactitud) 6 .