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INTRODUCCIÓN

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Un oportuno azar me ha llevado a emprender la redacción de estas páginas introductorias en los primeros días del año 1997, justo cuando se cumple el primer centenario de la muy meritoria edición de Bücheler de los poemas epigráficos en lengua latina (Carmina Latina Epigraphica) conocidos hasta entonces, cuya traducción completa —sin ningún otro precedente en lengua moderna alguna— ofrecemos hoy a los lectores de nuestra Biblioteca Clásica Gredos, a modo de conmemoración.

Bücheler, uir egregius, uel ideo optime meritus est, quod titulos metricos, ad quos imprimis quaestio nostra spectabit, collectos in duobus tomis (tom. I 1895, tom. II 1897 sumptibus Teubnerianis) edidit; qua re effectum est, ut titulorum materies in plurimum manus uenire possit 1 .

Con estas palabras había descrito Bruno Lier, a comienzos de siglo, el alcance del trabajo emprendido por Bücheler, que algunos lustros más tarde, en 1926, Lommatzsch continuó en un Supplementum que pronto llegó a formar cuerpo con los dos tomos iniciales y cuya traducción ofrecemos también en este mismo volumen.

Por primera vez, pues, en 1926, el investigador tenía cómodo acceso a una colección de epígrafes latinos versificados que había alcanzado la considerable cifra de los 2.299 —en distinto estado de conservación—, en principio más que suficiente para comenzar a trabajar.

Desde 1926 hasta nuestros días, a punto de clausurarse el siglo que corre, han ido surgiendo, naturalmente, nuevos y sucesivos hallazgos, algunos de los cuales han dado lugar a ediciones similares a las de Bücheler-Lommatzsch 2 , mientras que la mayor parte continúa teniendo un difícil acceso. Por ello, pese a que ya en 1981 el número de poemas epigráficos era de 4200, según pudo calcular el recientemente fallecido Gabriel Sanders 3 y que hoy se habrá sin duda incrementado, la ausencia de un corpus homogéneo y unitario que permita el tratamiento metódico y riguroso de los textos, hace que la edición cuya traducción presentamos siga resultando fundamental y de obligada consulta para los investigadores de muy diversas áreas de conocimiento (la epigrafía, la historia, la lingüística, la literatura, etc.).

Aun reconociendo el valor —cualitativo y cuantitativo— y la relativa «actualidad» de una edición que acaba de cumplir un siglo, la mirada de los investigadores ha de detenerse, necesariamente, en trabajos como el ya mencionado de Engström, o el de Cholodniak 4 (más fragmentario y organizado, esta vez según el criterio del contenido); o el de Zarker, que había reunido y editado los epígrafes métricos aparecidos desde 1926 hasta la fecha de su tesis doctoral (1958), un total de 182 inscripciones, ordenadas, como en el caso de Engström, según el patrón de Bücheler-Lommatzsch.

Pero Bücheler y sus continuadores habían adoptado en sus ediciones un punto de vista deliberadamente literario, de modo que les pareció lo más razonable organizar el material de acuerdo a los esquemas métricos utilizados 5 . En 1964 Hans Krummrey se mostraba insatisfecho con los criterios de las ediciones que le habían precedido —poco útiles, por ejemplo, para quienes quisieran estudiar la extensión y difusión de un determinado tipo de epígrafes en verso, y siempre demasiado parciales 6 — y proponía, por el contrario, una nueva clasificación de los Carmina Latina Epigraphica en un volumen independiente del CIL (Corpus Inscriptionum Latinarum) , el XVIII, según el orden estricto de la geografía administrativa del Imperio Romano 7 , a la que se suele prestar poca atención pese a ofrecernos una base mucho más amplia.

Con ello, los CLE recuperarían su lugar en la documentación histórica, sin perder nada de su interés filológicoliterario 8 , del que nos ocuparemos más adelante. Con respecto a los límites cronológicos de esta nueva colección, parece que no se descarta el ejemplo dado por Bücheler, que logró desplazar los límites de la Antigüedad hasta los siglos IX y X 9 .

Este deseado volumen XVIII del CIL en el que trabajan en la actualidad Bengt Thomasson (coordinando los trabajos de la ciudad de Roma), Manfred Schmidt (quien organiza el material de África Proconsular) y Joan Gómez Pallarès 10 (que coordina el fascículo 4 sobre Hispania), acabará por ofrecernos rigurosas ediciones críticas de toda la poesía epigráfica latina, que podrán servir de base para un comentario integral desde el más puro punto de vista filológico 11 .

Poesía epigráfica latina I

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