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EJEMPLOS DE DOS CUESTIONES TEOLÓGICAS Y FILOSÓFICAS ANTROPOLOGÍA CATÓLICA

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Como ejemplo de la importancia de las contribuciones filosóficas generales, consideremos lo que se conoce como antropología católica. De hecho, el término «antropología» o «estudio del hombre» se acerca bastante a lo que los americanos conocen como «psicología». La palabra «antropología» en este sentido católico no tiene conexión con lo que se entiende por «departamentos de antropología» en la mayoría de las universidades americanas. La antropología católica ha sido muy influyente, especialmente en el Instituto de Ciencias Psicológicas (IPS, por sus siglas en inglés), que ahora forma parte de la Universidad de la Divina Misericordia, con profesores y estudiantes que trabajan para relacionar la psicología con la fe. Se refiere a la comprensión de la persona que se desprende de la obra de varios escritores católicos.

Este marco ha sido fuertemente influenciado por filósofos personalistas, fenomenologistas y tomistas, entre los que se puede citar a Max Scheler (1970), Étienne Gilson (1950), Jacques Maritain (1985), Gabriel Marcel (1949, 1963, 1967), Emmanuel Mounier (1952), Maurice Nédoncelle (1966, 1984), Dietrich von Hildebrand (2009), Robert Spaemann (2006), Joseph Ratzinger (1990) y Karol Wojtyła/Juan Pablo II (véase Connor, 1992; Williams, 2009). El énfasis de este enfoque se basa en que las personas se desarrollan partiendo de las relaciones interpersonales, especialmente las que requieren un amor abnegado, y la fenomenología de la experiencia humana. Las relaciones se entienden como expresadas, en primer lugar, por la propia creación de Dios del hombre y como imaginadas en la propia Trinidad. Esta tradición católica personalista tiene fuertes similitudes con los escritos de los protestantes Thomas Torrance (1983, 1985) y John Macmurray (1961), y del teólogo ortodoxo John Zizioulas (1985), así como con los de ciertos filósofos judíos, inicialmente Martin Buber (1971), y más recientemente Emmanuel Levinas (1998). Sin embargo, este marco para entender filosófica y teológicamente a la persona como agradecida por las relaciones con los demás y en deuda con ellos se opone a gran parte de la filosofía y psicología modernas, que se centran en el individuo autónomo. Otras contribuciones críticas a la comprensión católica renovada sobre la persona han llegado a través de reactualizaciones en estudios bíblicos (Lagrange, 1905, 1931; Brown, 1965,2010) y en la teoría de la ley natural y la virtud (Pieper, 1966; Anscombe, 1981; Pinckaers, 1978; MacIntyre, 1984). Ha habido una integración significativa de este enfoque personalista con el tomismo tradicional. Por ejemplo, Norris Clarke (1993) identifica un aspecto dinámico y relacional de Aquino, que él cree que ha sido descuidado. Clarke llega a la conclusión de que una persona es una sustancia racional en relación activa con Dios y con los demás. (Véase también el MMCCP en el capítulo 2, arriba).

Aunque muchos de estos escritos tratan del nivel filosófico y teológico, han sido de relevancia directa para la psicología y han supuesto una importante contribución para el IPS. Por ejemplo, proporcionan una base sólida, tanto teológica como filosófica, que permite comprender la importancia de la teoría de las relaciones entre objetos (véase la obra de Melanie Klein y Donald Winnicott), la teoría del apego (por ejemplo, Bowlby, 1969, 1973, 1980; Ainsworth, Blehar, Waters y Wall, 1978), así como los hallazgos sobre las primeras relaciones interpersonales y el desarrollo neurológico (por ejemplo, Siegel, 2012).

Un Meta-Modelo Cristiano católico de la persona - Volumen I

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