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MORALIDAD RELATIVA VERSUS ESTÁNDARES MORALES

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La psicología secular moderna asume que los valores son relativos al individuo. Wallach y Wallach (1983) han demostrado que toda la psicología moderna relevante, desde Freud y Jung hasta la teoría de la distorsión cognitiva, asume que lo único positivo es lo que es bueno para el yo individual. Este punto de vista puede adoptar una variedad de formas, que van desde la filosofía moral del egoísmo ético hasta el relativismo individual de tipo radical. La naturaleza y las consecuencias de estas opiniones rara vez se reconocen o defienden. En conjunto, estos puntos de vista morales han ayudado a socavar las enseñanzas religiosas tradicionales. También han contribuido a crear una «moralidad individualista» que todavía prevalece hoy en día y que con tanta frecuencia lamentan los críticos sociales (Bellah, Madsen, Sullivan, Swidler y Tipton, 1985; Benedicto XVI, 2009, 2012; Francis, 2017; MacIntyre, 1999; Vitz, 1994). Cabe señalar que la mayoría de los sistemas de relativismo moral son absolutistas sobre algo, habitualmente sobre la propia relatividad moral y sobre los procesos psicológicos sobre los que se soporta el relativismo moral.

La existencia de principios morales duraderos, revelados por Dios o que se encuentran en la naturaleza, es fundamental para el cristianismo católico, y por lo tanto para cualquier teoría de la personalidad católica. Los dos grandes mandamientos resumen la revelación divina: amar a Dios y amar al prójimo. El amor, tal como se entiende aquí (es decir, como entrega de uno mismo), es un valor principal, claramente superior al odio. El cristianismo asume asimismo la verdad moral y la validez psicológica de los diez mandamientos. También se entiende que, sobre la base de la tradición del derecho natural, todas las personas pueden llegar a saber que hay ciertas acciones que debemos hacer y otras que no debemos hacer (Budziszewski, 2009; George, 1999; Mayo, 2013; Pinckaers, 1995).

Dentro de un marco católico, se puede explicar claramente gran parte de la moralidad, asumiendo que esta moralidad es para el beneficio y la realización de la persona. Por último, se entiende que algunos problemas psicológicos pueden surgir cuando se incumple la ley moral y que muchos aspectos de la realización psicológica se desarrollan a partir del cumplimiento de la ley moral. Este marco católico no niega que los problemas psicológicos estén en algunos casos muy relacionados con factores genéticos, bioquímicos u otros factores determinantes externos a la voluntad del cliente, pero incluso en esos casos el significado que se da al sufrimiento personal y los enfoques adoptados (amargura y odio en lugar de ver el sufrimiento como redención y ofrecimiento de perdón) pueden facilitar el bienestar psicológico y reducir el desarrollo de trastornos psicológicos.

También en este caso, algunos sistemas profundamente relativistas tienen (paradójicamente) implicaciones «absolutas». Por ejemplo, Rogers supone que las patologías psicológicas pueden surgir de la desobediencia del principio absoluto de que los individuos deben crear y seguir sus propios valores y reglas. Existe, por lo tanto, una similitud entre una teoría rogeriana y cristiana. La diferencia —es una diferencia importante— es que esta última presume que la ley proviene de Dios y de la naturaleza, no del yo.

Un Meta-Modelo Cristiano católico de la persona - Volumen I

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