Читать книгу Discursos IV - Arístides - Страница 16

Оглавление

XX. PALINODIA POR ESMIRNA

A mí, caballeros helenos, me ha venido a suceder lo mismo [1] que les ocurre a esos personajes trágicos que guardan silencio durante mucho tiempo, y después, cuando se presenta la ocasión, hablan dirigiéndose bien hacia el coro, bien hacia cualquier otro. Pues, después de haberme contenido todo este tiempo pasado, es decir, desde que ocurrió aquello que todos sabéis, y de no haberme lanzado a la consolación de mis conciudadanos ni de haber hecho otra cosa salvo haber escrito a nuestros jefes 1 en tanto que era algo oportuno, y salvo observar lo que se derivó en consecuencia, ahora, ya que los dioses han actuado con generosidad y nuestros reyes, conducidos en nuestro favor por la voluntad divina y manejando los asuntos humanos, tras rechazar un destino que era extraño al de la ciudad, han introducido a cambio un destino favorable y el que desde antiguo le convenía, creo que ahora podría ser el momento oportuno para hablar. Si me estuviera permitido moverme [2] a donde quisiera, presente allí os hablaría, pero puesto que el Salvador 2 me lo impide, únicamente me queda la posibilidad de dirigirme a vosotros por carta. Y si de esta actitud se puede ofrecer algún ejemplo, no es necesario sorprenderse; pero en justicia, si es algo que os conviene, nadie se puede sentir ofendido por ello aunque no se haya [3] llevado a cabo nunca hasta ahora 3 . Cuando me enteré de lo que había sucedido —pues en aquel momento no me encontraba presente en la ciudad sino que me había marchado con antelación, y tomad en consideración por mandato de quién 4 — canté algunas monodias 5 hasta que, por el sufrimiento, llegué a componer algunos discursos sin advertirlo. De ninguna otra manera, salvo entregándome a estos ejercicios, me hubiese sido posible resistir. Ahora es el momento de que imite a Estesícoro con su palinodia 6 , y no de guardar silencio en respuesta a mis súplicas después de haber cantado aquello que no quería. No obstante me parece que me distingo de Estesícoro en estos aspectos: pues éste compuso un segundo poema en compensación a sus desafortunadas palabras sobre Helena, mientras que yo, aquellas cosas que entonces alabé desde el dolor, esas mismas ahora las alabaré desde el gozo, ofreciendo palabras de buen augurio limpias de dolor.

A nosotros, caballeros helenos, nos tocó sufrir aquella [4] desgracia conforme a la fortuna común de los hombres, por la que no es posible recorrer nuestro camino hasta el final libre de desgracias. Pero también la reconstrucción ha sido posible gracias a la fortuna de la ciudad, gracias a la que nadie ha estado privado siempre de bienes. Esto podría llegar a comprenderse si se tiene en consideración la época en la que ocurrió. ¿Cómo alguien sensato no iba a atribuir a la parte de buena fortuna de la ciudad el que fuese derribada en aquel momento en el que no iba a permanecer en ruinas, ni iba a suponer algo parecido a la muerte de un hombre, como ya ocurrió antes con algunas otras ciudades, sino cuando iba a ser levantada sobre mejores fundamentos? El [5] hado observó, según parece, la conjunción. Pues la fundación de la más bella ciudad proporciona honor 7 a los mejores emperadores en todos los aspectos 8 y los que tienen todas las ciudades bajo su mando, mientras que para la ciudad el haber sido levantada por la acción de éstos y poder inscribirlos como sus fundadores transforma su desgracia en un hecho afortunado. Antes cantábamos a Teseo y a Alejandro 9 , uno el más humanitario de los griegos, creo, el otro el que más admiración generó de entre todos los reyes a causa de su ánimo para la guerra. Pero ahora hemos recibido los fundadores más gloriosos y grandes, aquellos que tienen sometida toda la tierra y todo el mar tanto por lo que de sus padres recibieron como, además, por lo que ellos mismos han adquirido, quienes son excelentes no menos en sabiduría, justicia, sinceridad y bondad, si no más, que en vigor [6] con las armas 10 . ¿Pues quién vive tan fuera de las columnas de Hércules o quién vive tan al oriente del Cáucaso que ignore su humanidad y magnanimidad? Éstos no han permitido que el nombre de Esmirna pase a la categoría de leyenda, sino que insuflaron cierta emanación de su fortuna a la ciudad e hicieron posible que no se lamentase la [7] ruina de la ciudad sino que se celebrase su fundación. En efecto se canta que un sueño de Alejandro fue el preludio de la fundación 11 , pero éstos tan gran desvelo mostraron que llegaron a levantarnos antes de que partiese el que iba [8] a anunciarles las desgracias que habíamos sufrido. Hicieron uso de los más divinos y gloriosos instrumentos, pues nos consolaron con sus palabras, demostraron lo que una vez Hesíodo profetizó 12 —qué gran cosa es la música nacida de la realeza—, proporcionaron todos los fondos para el remedio de lo que había sucedido y además para dotarnos de otros adornos. Y no les bastó con esto, sino que, como si participaran en el gobierno de su propia ciudad 13 , enseñaron cuáles eran los caminos para obtener dinero, convocaron a los que pretendían honores bajo la esperanza de ellos, y anunciaron la ayuda de obreros a quienes los quisieran, pero que no se molestarían si no los queríamos. E incluso nos ordenaron comunicarles cualquier otra cosa que necesitáramos para así darnos satisfacción. De este [9] modo, me parece que ni siquiera la totalidad del dinero de los hombres es equivalente a la atención continua que nos prestaron. Si es justo decirlo, esta atención hizo que el terremoto fuese algo provechoso para la ciudad. Pues antes de que se sufriese este golpe de fortuna, de ningún modo era evidente en qué grado se estimaba a la ciudad ni en qué modo los demás debían comportarse con ella 14 . Pero ahora es posible repetir aquello que dijo Temístocles, si es que debe creerse esta historia que sobre él se cuenta, que, después de recibir los regalos de manos del rey persa, dijo estas palabras a sus hijos, que ahora ellos habían sido salvados cuando se habían arruinado 15 . Pero en efecto, se cuenta que Temístocles dijo estas palabras después de haber perdido su patria, mientras que nosotros, además del recobro de nuestra patria, hemos recibido a la vez dinero, adornos, honores, a los emperadores como fundadores y consejeros, y todo lo mejor. ¿Acaso no es necesario decir que todo ha [10] sido digno de la fortuna invencible de los emperadores y de la buena fortuna de la ciudad, que ha proporcionado eterno reconocimiento tanto a ellos, por las circunstancias en las que se convirtieron en fundadores de la ciudad y actuaron, como para ésta, por las circunstancias en las que fue fundada? Estos actuaron con tanta exageración que no creyeron que fuera bastante lanzarse a la fundación espontáneamente, sino que, en lugar de aguardar a nuestros embajadores, ellos mismos se convirtieron en los embajadores de nuestros intereses ante el Senado de Roma 16 , estimando conveniente decretar aquello que ninguno de nosotros se hubiese [11] atrevido a pedir. ¿Acaso estos actos no han borrado de la memoria todos los lamentos y todos los recuerdos de las desgracias tanto privadas como públicas? ¿Y a cambio no se ha recuperado ahora la alegría, además de el felicitarnos, el deseo de vivir, si es que alguna vez lo hubo, por las esperanzas puestas en el futuro, y el de dar las gracias de manera conveniente a los dioses, a los emperadores, y al (consejo) que aceptó de buena gana las medidas de sus directores y que recordó lo que convenía de Esmirna?

[12] Es justo ahora también, caballeros helenos, que recordemos vuestra parte en la reconstrucción como miembros de la misma raza, es decir, que fuisteis afectados de la misma manera por estos acontecimientos y que nos mostrasteis el más evidente afecto, aquel mismo que siempre tuvisteis por la ciudad. Podría comprenderse mejor si observamos la actuación de la primera y más antigua ciudad de la Hélade, me refiero a Atenas: ¿cómo se comportó en los momentos desgraciados? Y no voy a contar lo que sigue porque crea que sea justo destronarla —jamás habría sido yo tan chovinista—, sino porque, a la vez que quiero consolar a mis conciudadanos, quiero demostrar a los presentes que es una virtud patria ser afortunado en cualquier circunstancia y forma parte de su estimable destino que le fue asignado en suerte. Cuando Atenas fue despojada de su [13] flota, fue privada de sus murallas y de todo su imperio, y llegó a tal punto que el pueblo fue obligado a exilarse de su patria —pues voy a pasar en silencio tantos acontecimientos que tuvieron lugar entre tanto—, pero cuando así fueron tratados, nadie, salvo Farsalia, Argos y Tebas 17 , le dio una muestra de agradecimiento, ni grande ni pequeña, por todos aquellos favores que habían recibido siempre de manos de Atenas, ni porque la ciudad había sido cantada como el baluarte de la raza 18 . Pero estas ciudades, las que ya he mencionado, recibiendo a los exilados y oponiéndose a quienes los reclamaban, devolvieron este favor a la ciudad que en todo les superaba, en donde dicen los oráculos que la buena fortuna se ha instalado 19 .

Continuemos. Vamos a considerar ahora las circunstancias [14] de nuestra ciudad, a ver si es propio de alguno de sus amantes avergonzarse de ella. Ésta, hasta estos momentos, había sido puesta como el paradigma de belleza de la ciudad, puesto que su contemplación dejaba encantados enseguida a los que llegaban tanto por tierra como por mar, y porque a todos aquellos que pasaban dentro mostraba y ofrecía los más bellos monumentos de los que la vista no podía cansarse, como tampoco podía cansarse de la duración de la estancia. Ahora sería interminable enumerarlos todos. Un poco más arriba ya hemos tratado 20 el afán que invadió [15] a nuestros gobernantes cuando fue necesario que la ciudad experimentase la parte contraria de la fortuna. ¿Pero qué muestra de buena disposición no se dio entre vosotros, hombres de nuestra misma dignidad? ¿En todas las ciudades y en los consejos provinciales 21 no hubo lamentos de quienes proferían grandísimos gritos y anhelaban la ciudad como si fuera su patria, de los que creían que se debían suspender las fiestas, y de los que pronunciaban discursos en su honor según sus capacidades 22 ? Os sentíais como si hubiese [16] tenido lugar la ruina de toda Asia. ¿Quién recuerda que en algún otro momento se hayan organizado en la Hélade acciones de socorro que superen a éstas? Llegaron víveres de todas partes, por tierra y por mar, para aquellos que permanecieron en el lugar, y surgió cierta rivalidad y celo entre las más grandes ciudades de ambos continentes, que los invitaban a venir a sus propias ciudades como si fueran conciudadanos y les enviaban vehículos y medios de transporte, pero que además aprestaron residencias, derechos a participar en sus consejos y toda clase de recursos, como si lo estuvieran haciendo en favor de sus padres o hijos; cosas similares aprestaron aquellos que carecían de tanta grandeza pero que no eran inferiores ni en ardor ni en [17] honra. ¿Quién no lo consideró como su feliz ocasión? ¿Quién no consideró que estaba recibiendo un favor más que prestándolo cuando recibieron como convecinos a hombres que tan preeminentes habían sido? ¿Quién podría llevar a término una relación completa de las aportaciones en dinero y las promesas para el futuro que se recibieron de ambos continentes, y todas las otras muestras de generosidad hechas conforme a la capacidad de cada uno? Y no por esta razón la ciudad creyó conveniente recibir todo sin distinción o como querían quienes lo ofrecían, sino sólo en tanto que para ella fuese mejor aceptarlo. ¿Qué necesidad [18] hay de enumerarlas atribuyendo a cada ciudad las suyas? Pues todos los pueblos que ocupan nuestra Asia mostraron para con la ciudad una unánime liberalidad en la reconstrucción de las más nobles de sus antigüedades. Unicamente con respecto a esta ciudad ese antiguo dicho —que quienes se encuentran en una situación difícil son olvidados por sus amigos— se ha demostrado que era falso 23 . Tanto renombre, gracia y gloria el hado le reservó incluso durante la desgracia.

Ahora se ha alejado todo cuanto había de fúnebre melodía [19] y de triste apariencia, y también el elogio que del dolor nacía. El continente se viste de blanco; la Hélade se reúne para su fiesta por un motivo dichoso; la ciudad, como en un drama, de nuevo crece desde sus fundamentos tras haber mudado su edad, siendo a la vez una ciudad vieja y nueva, como en la historia del ave Fénix que resucita de sus propias cenizas: pues no le pareció bien al dios que naciera un ave Fénix distinto en lugar del que había muerto y con posterioridad a él. Pero parece como si todo hubiera avanzado por su camino. Después de haberla fundado originariamente [20] Teseo, más tarde Alejandro la llevó hasta esta forma. Pero una tercera mano, la de aquellos que han resultado vencedores en todas las circunstancias, la ha levantado y reunido 24 . Pues por el amor que tenían a la ciudad, no creyeron conveniente cambiarla de lugar sino que la restauraron sobre sus huellas. La naturaleza de la ciudad, que considera a dos diosas como sus jefas 25 , requería una [21] pareja de fundadores. Y los puertos han recobrado el abrazo de su más querida ciudad 26 , y a su vez es adornada por ellos; nada impide al Meles tener vecinos 27 . En primavera y en verano las puertas están abiertas adornadas con coronas. Los coros de ninfas y musas bailan dentro de la ciudad y alrededor de ella; el céfiro no inquietará cuando sople 28 . [22] ¡Dichosos los ancianos que han alcanzado este día, en el que vuelven a contemplar Esmirna en toda su belleza! ¡Dichosos los niños que no sufrieron ninguna pérdida, pero que verán la patria tal y como sus padres la habitaron! ¡Dichosos los que están en la flor de la vida, que compartieron tanto los trabajos como los sufrimientos, pero que celebrarán sacrificios y fiestas con ellos mismos y con los que lleguen a esa edad, puesto que las esperanzas depositadas en el futuro son incluso mejores que los bienes presentes!

[23] ¡Zeus Poliado!, ¡diosas a quienes os correspondió esta ciudad!, ¡Posidón, que tienes parte tanto en el terremoto como en la salvación de él!, ¡dioses de los emperadores!, ¡dioses de los griegos! ¡conceded que esta fundación sea para nosotros un segundo intento mejor y más seguro, que proporcione una mayor alegría y fama a sus fundadores y buenos resultados para la ciudad para todo el futuro, y que mi actuación sea reconocida de alguna manera entre los griegos ahora y siempre!


1 Los emperadores Marco Aurelio y su hijo Cómodo; cf. XIX 1.

2 Asclepio.

3 No obstante, él mismo había actuado de manera similar muchos años antes con respecto a la ciudad de Rodas, cf. XXIV 1.

4 El autor parece que se está excusando por no haber estado presente en la ciudad y quiere aclarar que no había huido dominado por el miedo. Ésa era una actitud que con anterioridad había criticado. Cf. XLIX 38-9.

5 Cf. XVIII.

6 Según la leyenda, Estesícoro compuso un primer poema titulado Helena en el que reflejaba los rasgos más desagradables que la tradición había conservado sobre la mujer que fue origen de la guerra de Troya. A consecuencia de ellos, el poeta quedó ciego y no recobró la vista hasta que se retractó en un nuevo canto. PLATÓN , Fedro 234a.

7 Los emperadores como evergetas, benefactores; cf. P. GAUTHIER , «Les cités grecques et leurs Bienfaiteurs», Bulletin de Corresp. Hellénique Supplément XII, (1985), págs. 39-52.

8 Cf. XXVII 22.

9 Los dos fundadores anteriores de la ciudad. Ambos son considerados como personalidades excepcionales del mundo griego y no obstante son superados por los emperadores romanos.

10 Marco Aurelio, contra sus tendencias íntimas, se vio obligado a mantener una guerra perpetua en la frontera del Danubio. A. BIRLEY , Marcus Aurelius. A Biography = Marco Aurelio [trad. ital. C. DE GRANDIS ], Milán, Rusconi, 1990, págs. 199-229.

11 PAUSANIAS , VII 5, 2-3.

12 HESÍODO , Teogonia , 81-90.

13 Era práctica común otorgar con carácter honorífico el cargo de máxima autoridad municipal al emperador, quien normalmente se conformaba con nombrar un delegado.

14 El favor recibido de manos de los emperadores ha señalado a Esmirna como una ciudad especialmente querida por ellos. Esto repercute directamente en la perpetua rivalidad interciudadana.

15 PLUTARCO , Temístocles 29, 10 y Apophthegmata , 185F.

16 Esta reunión del Senado posiblemente se debe al hecho de que Asia era una provincia senatorial.

17 Después de la derrota en la Guerra del Peloponeso Argos y Tebas recibieron a algunos exilados demócratas atenienses, entre ellos a Trasibulo. Aristides constituye la única noticia de que Farsalia también participara en el socorro.

18 Cf. PÍNDARO , frag. 76.

19 Este oráculo es desconocido.

20 §8.

21 Debe entenderse que Aristides no está haciendo referencia sólo al consejo de la provincia de Asia sino a todos los demás de provincias griegas.

22 La destrucción de Esmirna produjo una profunda conmoción en todo el mundo griego surgiendo voces de lamento y solidaridad.

23 SÓFOCLES , frag. 667 N. Cf. ARISTIDES , I 60.

24 Esta versión entra en conflicto con XVII 3, XVIII 2 y XXI 3-4, donde Teseo aparece como segundo y Alejandro como tercer fundador.

25 Las dos Némesis, un culto particular de la ciudad. Son las diosas que aparecieron en el sueño de Alejandro incitándole a fundar la ciudad. Su templo estaba situado en el monte Pago, lugar del acontecimiento.

26 Cf. XVIII 6.

27 Quizás los muelles, pero también los habitantes de la ciudad.

28 Cf. XIX 3.

Discursos IV

Подняться наверх