Читать книгу Discursos IV - Arístides - Страница 19

Оглавление

XXI. SEGUNDO DISCURSO DE ESMIRNA

Hubiese querido muy especialmente, mi admirable amigo, [1] que la ciudad apareciese tal y como la dejaste; pero puesto que no pudo ser, hubiese querido componer mi discurso allí presente, para que por estas dos razones me resultase de provecho, tanto por estar contigo como por gozar de la ciudad que ahora nos ha sido devuelta. Pero puesto que ha sucedido de esta otra manera, no pensé que estuviese bien que yo me mantuviese completamente al margen, sino que debería estar presente algún vestigio de nuestra voz para darla a conocer tanto a ti como a los griegos que estuviesen presentes, ya fueran ciudadanos o extranjeros. En general, se ha convertido casi en una costumbre [2] propia, cuando estoy ausente, participar con un discurso en alguna fiesta religiosa, puesto que dios 1 me lo indica. Para mí, el presente discurso es muy oportuno. Puesto que, cuando llegó la inesperada noticia, yo fui el primero que, en favor de la ciudad, la mencioné ante nuestros excelentes emperadores, no habiéndome demorado más de una noche 2 , es natural sentir que todo aquello que concierne a la glorificación de la ciudad también es de mi competencia.

[3] Recuerdas las antigüedades de la ciudad, puesto que las escuchaste durante tu primer mandato 3 , que compartiste con tu padre: el nacimiento de Zeus y las danzas de los curetes, la fundación de la primera ciudad en el Sipilo por Tántalo y Pélope 4 , la travesía de Pélope a la antigua Apia, que después recibió el nombre de Peloponeso por él, cuyo tercer descendiente 5 , después de haber llegado a ser el rey común de la Hélade, destruyó el imperio de los bárbaros. [4] Entre sus segundas glorias, Teseo como fundador, el nombre de Esmirna concedido a la ciudad, la raza ática, y la posterior inmigración de los jonios como a su propia patria 6 . Y la tercera ordenación y fundación, de manos de quien fundó los dos más bellos y grandes monumentos, uno esta ciudad, el otro la colonización del Nilo 7 . Tales cosas me oíste decir. Y hay una trirreme que se expone durante las fiestas de Dioniso y que es cantada en los Desembarcos 8 , símbolo de la antigua victoria en la que los esmírneos, que celebraban la fiesta de Baco, vencieron a los quiotas protegidos por escudos y barcos.

Todo esto eran cosas que el ojo iba descubriendo y no [5] solamente mitos o los relatos de fabulistas y poetas; pero, incluso si estuviese presente el propio Homero, podría haber considerado como más prudente callar que hablar sobre ello. Viste el ágora, hogar de los dioses; los puertos, que por una parte rodean la ciudad y por otra están situados en su mismo centro; la belleza de sus templos y recintos sagrados, ornados por igual tanto por la naturaleza como por las artes; todo el adorno de sus muelles, cómo están cogidos unos de otros. Viste también el más importante símbolo de la ciudad, la coordinación y la armonía de todos sus elementos que hace que todo aparezca como un único cuerpo, como si se hubiese construido desde el principio al son de la lira y la cítara, como reza la leyenda de las murallas tebanas 9 .

Bien. Con respecto a las antigüedades y a aquellas que [6] no lo son tanto, pero que, como se dice, eran visibles ayer y antes de ayer, tales cosas escuchaste, tales cosas viste. Nada humano, se dice, es inmutable, sino que incluso la tierra es cubierta por el mar y el mar se convierte en tierra firme, y hay ciudades que se han hundido bajo tierra y otras que han sido destruidas por las aguas celestes o marinas. Los cambios son propios del los linajes de mortales, y muchas son las maravillas del tiempo. Y he aquí que a [7] nuestra ciudad, cuya superioridad era tanta, le sobrevino de alguna manera un resbalón. De aquí se evidenció con claridad qué gran adorno fue para Asia, y no me refiero sólo a la que se extiende hasta las fuentes del Meandro, ni a la que delimita el sorteo de vuestros procónsules, sino a la que en un principio los griegos llamaron Asia y designaron especialmente como uno de los tres continentes 10 . Pero lo que quería decir es que al mismo tiempo que se producía la desgracia, todo parecía haber quedado desnudo y todo el [8] mundo la buscaba, como si fuera el ojo del cuerpo. Me refiero a que a la ciudad le aconteció ser destrozada conforme al destino y naturaleza común de todos los hombres, pero lo que siguió fue propio de la buena fortuna de la que la ciudad había sido partícipe desde el principio. Pues cuando 〈la ciudad estuvo sumida en aquellos extremos males que una vez la ocasión reclamó, fue la misma〉 ocasión la que ofreció su auxilio, puesto que tenía como jefes del universo, no a aquellos que iban a mirar con mayor indiferencia que nadie a la ciudad derribada, sino quienes, más que ningún otro, estaban dispuestos no sólo a volverla a levantar sino también a acrecentarla hasta la exageración 11 . «Todo esto se está cumpliendo», dice el hijo del Meles 12 . [9] Y para que todo el discurso no verse sobre los edificios, ¿quién no envidiaría y admiraría la nobleza del pueblo 13 ? Pues no se asustó por el desastre 14 , y no buscaron ni esperaron un mejor consuelo que el nacido de la obra y de la palabra de sus emperadores, de manera que lo que fue una ocasión de duelo se convirtió en una suerte de celebración.

Y lo que aconteció después nosotros sólo lo sabemos [10] de oídas 15 , pero tú, cuando lo veas, podrás incluso contárselo a otros. Pues no parece que la ciudad haya corrido una suerte muy diferente a la del relato mítico que se cuenta sobre su fundador. Sabes que los poetas dicen que Pélope, descuartizados todos sus miembros y cocinados en una caldera, fue recompuesto de nuevo como al principio con lo que había en la caldera; pero puesto que faltaba el hombro recibió en lugar del antiguo uno de marfil 16 . Y se cuenta que fue obra de Deméter. De igual manera, después de aquel caldero que quemó todo 17 lo que había en la ciudad, su segunda reorganización condujo a una sorprendente provisión de belleza, como si Posidón la hubiese sacudido con el tridente adrede, para verla más bella que antes. Como también se dice que actuó humanitariamente en Tesalia construyendo un desfiladero para el río Peneo para crear Tempe 18 . Antes no era posible concebir esta idea de superioridad, [11] sino que parecía que la ciudad era paradigma de belleza 19 . Pero ahora, nos hemos convencido de que no opinábamos con rectitud. Pues antes superó a las otras ciudades, pero ahora, como podría decirse poco más o menos, se ha superado a sí misma. Y creo que ha sufrido algo muy semejante a lo que experimentó su metrópoli 20 . No voy a recordar una imagen mitológica, sino algo que es forzoso [12] creer. Pues aquella, tras ser incendiada por los persas y quedar completamente destruida, creció por todos lados, y la desgracia resultó provechosa para la ciudad 21 . Por tal mano se alza toda, más venerable, más magnífica y mejor protegida; pero invoquemos a Adrastea 22 . Y aunque todos los ornamentos visibles son bellos, ha recibido otro mayor: pues sus fundadores son aquellos que tienen bajo su mando a todas las ciudades 23 , a los que nadie nunca ha superado ni en filantropía ni en obras realizadas. Ellos eran los únicos, creo, que tenían la capacidad de idear algo mejor [13] que la antigua Esmirna. Tal ha sido la retractación de la fortuna respecto a nuestra ciudad. La corona de Jonia se ha salvado justamente y Asia ha recobrado su adorno. Los acontecimientos de la ciudad son ejemplo para los desesperanzados, pues no se debe jurar que los que navegan con viento favorable no vayan a sufrir desgracia alguna, pero tampoco, una vez que el barco se ha roto, se debe perder la esperanza de que ocurra algo en nuestro favor.

Dejo ahora que otros honren al Meles 24 . De todas formas, [14] cuando se le ve, constituye su mejor adorno. Un río para el que el verano y el invierno son equivalentes, y no se ha desbordado nunca por las tormentas, ni ha sucumbido por las sequías, sino que como si fuese un objeto inamovible, siempre mantiene a través del tiempo una única forma, una única superficie. Y el Meles, ni es un río errático, [15] ni es capaz de salirse de su cauce, sino que se parece a un enamorado de la ciudad que no tiene valor para ausentarse durante mucho tiempo puesto que, creo, su amor por ella es infinito y su vigilia interminable, de manera que empezando allí mismo, allí también acaba, extendiéndose junto a una parte de la ciudad. Como los enloquecidos, parece que, movido por algún poder de las propias ninfas, he añadido estos cantos sobre el Meles aunque no me lo había propuesto. Quizás sea necesario reservarlo también para sus hijos 25 , como la otra parte del discurso.

Se podría considerar como un buen augurio que tú llegues [16] al mando de nuestras ciudades y que tu itinerario 26 se haya desarrollado de tal manera que hayas renovado perfectamente el mandato de tu padre por sus estancias en Esmirna. La oportunidad de la ciudad es grande. ¡Que su buena fortuna prevalezca siempre!


1 Asclepio.

2 Cf. XIX.

3 Quizás se esté refiriendo al discurso XVIII. No obstante lo que aquí recuerda que dijo no concuerda a la perfección con lo que escribió en aquél.

4 Cf. XVIII 3, aunque allí no se nombran ni Tántalo ni a Pélope como fundadores. C. BEHR , The complete Works.. ., vol. II, pág. 449 propone eliminarlo.

5 Agamenón.

6 HERÓDOTO , I 150.

7 Alejandro y Alejandría.

8 Estos Desembarcos no son mencionados en el primer discurso, XVII 5-6; quizás se aluda con ellos al lugar donde la barca sagrada toma tierra o a una parte del festival.

9 El asunto de Anfión y Zeto es repetido por Aristides en varias ocasiones; cf. XXVII 31. Véase HOMERO , Odisea XI 263; A. RUIZ DE ELVIRA , Mitología clásica , págs. 186-190.

10 El cambio de significado de Asia, del continente como lo entendían los griegos, a la provincia romana de Asia, mucho más limitada, cf. XXIII 10.

11 Recuerda en definitiva la ayuda que de manos de los emperadores recibió Esmirna tras su destrucción por el terremoto de 178. Cf. XX.

12 El hijo del río Meles es Homero; cf. XVII 15 y XXXIII 29. HOMERO , Ilíada II 330.

13 En XVII 23 se negó a hablar del pueblo.

14 Por el miedo, tal y como el propio Aristides rescuerda, XLIX 38, que se instaló en la población de Esmirna durante una serie anterior de terremotos, aunque de menor virulencia, esta afirmación es claramente una exageración.

15 Después de la visita a la ciudad de Marco Aurelio y Cómodo durante el año 176, en la que Aristides estuvo presente, FILÓSTRATO , Vidas de los sofistas 582, el orador se retiró a sus propiedades familiares en Misia y posiblemente no volvió nunca más a la ciudad. C. BEHR , Aelius Aristides.. ., págs. 111-2.

16 Cf. PÍNDARO , Olímpica I 37-41 y OVIDIO , Metamorfosis VI 404-411. A. RUIZ DE ELVIRA , Mitología clásica 190. El omóplato de marfil de Pélope se exhibía en Élide en tiempos de PLINIO (cf. Historia Natural XXVIII 34), pero había desaparecido en el s. II; cf. PAUSANIAS , V 13, 6.

17 HERÓDOTO , VIII 32.

18 XVII 16.

19 La belleza era el gran atributo de Esmirna, e incluso aparecía en su titulatura oficial; cf. Inscr. Graec. ad Res Rom. Pertin . 1419-1421. Véase C. J. CADOUX , Ancient Smyrna , 171-201, donde se describen los monumentos más destacados.

20 Atenas.

21 Es la gran reconstrucción de la ciudad patrocinada por Pericles tras la invasión persa de 480 a.C.

22 Se identifica con Némesis y representa la justicia inexorable. Se la invoca para impedir el castigo divino por comportamientos temerarios o palabras culpables.

23 Es decir los emperadores Marco Aurelio y Cómodo, cf. XXI 12.

24 El río que corre junto a Esmirna, XVII 14-5 y 19.

25 La referencia es ambigua. Aquí se ha entendido como los hijos del Meles, que bien pueden ser poetas, herederos de Homero, o bien aquellas personas que critica en XXXIII 29.

26 Debe entenderse que lo que va a reeditar en iguales condiciones que su padre es el circuito por las principales ciudades de la provincia y no la carrera de magistraturas, como interpreta C. BEHR , The Complete Works.. ., vol. II pág. 363 n. 28. Se trataba del convento jurídico.

Discursos IV

Подняться наверх