Читать книгу Guía práctica para tener bebés tranquilos y felices - Tracy Hogg - Страница 30

DE LOS 4 A LOS 6 MESES: «4/4» Y LOS PRIMEROS ERRORES DE CRIANZA

Оглавление

Ahora el nivel de conciencia de tu bebé ha aumentado e interactúa más con el mundo que le rodea que hace unos meses. Recuerda que los bebés se desarrollan de la cabeza hacia abajo, aprendiendo a controlar primero la boca, después el cuello y la columna vertebral, los brazos y las manos y, por último, las piernas y los pies (véase el recuadro de la página 32). Así, al cumplir los cuatro meses, tu bebé no tendrá problemas para mantener erguida la cabeza y empezará a comprender algunas cosas. Además, también está aprendiendo a darse la vuelta o tal vez ya pueda hacerlo. Con tu ayuda, puede sentarse bastante recto, de manera que su perspectiva también va cambiando. Se da más cuenta de los patrones y la rutina. Su sentido de la percepción se ha ido agudizando y cada vez distingue mejor de dónde provienen los sonidos. Asimismo, va entendiendo la relación causa y efecto de las cosas y, por eso, le atraen tanto los juguetes que se mueven y reaccionan cuando los toca. Su memoria también ha mejorado considerablemente.

A raíz de estos progresos en su desarrollo, la rutina diaria de tu bebé naturalmente también debe modificarse, y de ahí mi regla general «4/4», es decir, «cuatro meses / rutina E. A. S. Y. de cuatro horas». Llegado este punto, la mayoría de bebés están preparados para pasar de una rutina de tres horas a una de cuatro. Es lógico: de día, el bebé puede jugar durante periodos de tiempo más largos y, de noche, dormir más horas seguidas. Si antes solía despertarse por la mañana porque tenía hambre, ahora lo hace principalmente por costumbre —su propio reloj interno—, y no necesariamente porque quiera comer. Muchos bebés se despiertan de forma espontánea entre las 4 y las 6 de la madrugada, hablan solos un rato, juguetean un poco y luego se vuelven a dormir. Esto si sus padres no se apresuran a entrar en la habitación, que es como suelen empezar la mayoría de errores de crianza.

Ahora vuestro hijo también come de manera más eficiente y vaciar un biberón o un pecho le cuesta sólo entre veinte y treinta minutos aproximadamente. Por tanto, con un cambio de pañales incluido, la fase E, de comer, dura como máximo unos cuarenta y cinco minutos. Y la fase de actividad también es diferente: ahora el bebé es capaz de permanecer despierto mucho más tiempo, por lo general una hora y media a los cuatro meses y dos horas a los seis. Muchos pequeños dan una cabezada de un par de horas por la mañana, pero aunque tu bebé se despierte al cabo de hora y media, lo más normal es que pueda continuar despierto esa media hora que le falta mientras lo preparas para su próxima toma. Sobre las 2 o las 2.30 h, tu bebé querrá otra siesta, que acostumbra a durar una hora y media.

En la página siguiente, podrás comparar, a través de dos columnas, cómo cambia la rutina E. A. S. Y. cuando tu bebé cumple los cuatro meses de edad. Podrás eliminar una comida, ya que ingiere más alimento en cada toma, y concentrar las tres siestas en dos (manteniendo siempre la cabezadita de última hora de la tarde); de este modo alargarás las horas de vigilia de tu bebé. (Si tienes problemas a la hora de cambiar de una rutina de tres horas a una de cuatro, encontrarás un plan detallado para llevar a cabo esta transición en las páginas 52-55.)


Estas dos muestras de rutina corresponden a días ideales. Lógicamente, tu bebé no seguirá de manera exacta los horarios indicados. Su rutina puede verse afectada por el peso: es probable que, a los cuatro meses, un bebé más pequeño sólo sea capaz de adaptarse a una rutina de tres horas y media, pero casi seguro que a los cinco o, como máximo, a los seis meses ya podrá seguir la de cuatro horas, dependiendo también de sus características en cuanto a temperamento, ya que hay bebés que duermen más y bebés que tardan menos tiempo en ingerir sus comidas. Puede que tu hijo haga variaciones de quince minutos aquí y allí en su propia rutina. Un día quizás dormirá menos en la siesta de la mañana y más en la de la tarde, otro lo hará al revés o bien irá alternando entre las dos opciones. En cualquier caso, lo más importante es que tú sigas siempre el esquema: comer / un rato de actividad / dormir (ahora a intervalos de cuatro horas).

No es de extrañar, pues, que la mayoría de quejas que escucho en esta fase estén relacionadas con problemas a la hora de seguir la rutina:


Además de lo mencionado anteriormente, también es posible ver que persisten ciertas dificultades que no habían sido consideradas anteriormente: semillas de negligencia en la crianza plantadas hace un tiempo que empiezan a florecer y se manifiestan tanto en problemas a la hora de comer como de dormir (por tanto, no olvidéis leer la sección anterior «De las seis semanas a los cuatro meses», si os la habéis saltado). Los padres deben afrontar un gran número de problemas y no ven las cosas claras en medio de tanto caos. En algunos casos, es porque no adaptaron la rutina E. A. S. Y. a la vida de su hijo, cuando su nivel de desarrollo había avanzado. No se percataron de que tenían que pasar de alimentarlo cada tres horas a cada cuatro, que los periodos de vigilia del bebé debían ser más largos o que las siestas eran tan importantes como el sueño nocturno. En otros, las dificultades se deben a incoherencias de los padres. En este caso porque han ido recopilando un sinfín de consejos contradictorios de libros, amigos, Internet o la televisión y fueron probando distintas estrategias cada vez, cambiándole constantemente las normas al bebé, con la esperanza de que alguna de ellas al final funcionara. Además, puede que mamá haya vuelto a trabajar a tiempo completo o parcial (véase la página 42). Éste y otra clase de cambios en el hogar pueden perturbar la rutina del bebé. Sean cuales sean las circunstancias, el problema normalmente se agrava a esta edad porque hace tiempo que se arrastra y, en muchos casos, porque el niño nunca ha seguido ningún tipo de rutina. De hecho, yo siempre hago la misma pregunta clave a los padres de bebés de cuatro meses (e incluso mayores): ¿Vuestro bebé ha seguido alguna vez una rutina estructurada? Si la respuesta es «no», o «antes sí», les digo que deben comenzar a aplicar el método E. A. S. Y. Al final de este capítulo, de las páginas 49 a 55, os expongo un plan detallado, paso a paso, para ayudar a vuestro hijo a hacer esa transición.

Guía práctica para tener bebés tranquilos y felices

Подняться наверх