Читать книгу Guía práctica para tener bebés tranquilos y felices - Tracy Hogg - Страница 33

EMPEZAR CON LA RUTINA E. A. S. Y. A LOS 4 MESES O MÁS

Оглавление

Si tu bebé tiene cuatro meses o más y nunca ha seguido una rutina, es hora de empezar a estructurarle la jornada. No obstante, ahora que el bebé ya es mayor, el proceso es diferente por tres razones importantes:

1. SE TRATA DE UNA RUTINA DE CUATRO HORAS.

A veces los padres no se dan cuenta de que han de ajustar la rutina al paulatino desarrollo de su hijo. Ahora su pequeño come de manera más eficiente y puede estar activo durante periodos de tiempo cada vez más prolongados; en cambio, siguen alimentando a su bebé cada tres horas y el efecto de eso es el retraso de su reloj biológico. Por ejemplo, Harry, el hijo de seis meses de Diane y Bob, de repente comenzó a despertarse por la noche, aparentemente hambriento. Y, con las mejores intenciones del mundo, le dieron de comer por las noches. Sabiendo, además, que necesitaba más alimento durante el día, en lugar de darle de comer cada cuatro horas, empezaron a alimentarlo cada tres, como en los primeros meses, creyendo, bastante acertadamente, que Harry estaba dando un estirón. Pero ésta es una solución para un bebé de tres meses, no para uno de seis, que debería comer cada cuatro horas y dormir toda la noche seguida. (Lo que tendrían que hacer sus padres es darle más comida en cada toma; explico cómo hacerlo en el capítulo 3, páginas 120-122.)

2. SE UTILIZA MI MÉTODO PICK UP /PUT DOWN (P. U./P. D.) PARA HACER CAMBIOS.

Con bebés de más de cuatro meses, los problemas para dormir forman parte invariablemente de las razones que impiden seguir una rutina diaria, eso sí, no son la única causa. En este momento es cuando yo presento la técnica P. U./P. D. a padres atribulados y escépticos, un método que raramente aconsejo para bebés más pequeños (una descripción detallada de esta estrategia clave para dormir es el tema del capítulo 6).

3. ESTABLECER UNA RUTINA ESTRUCTURADA UNA VEZ CUMPLIDOS LOS CUATRO MESES ES CASI SIEMPRE BASTANTE COMPLICADO, SOBRE TODO POR CULPA DE CIERTOS ERRORES QUE LOS PADRES HAN COMETIDO SIN QUERER.

Dado que ellos ya han probado otros métodos o una mezcla de varios, su bebé está confundido. Y en la mayoría de casos, ya ha adquirido algún mal hábito, como dormirse mientras toma el pecho o despertarse repetidamente durante la noche. Por tanto, hacer que un bebé de más edad siga la rutina E. A. S. Y. siempre implica más trabajo y compromiso, un poco de sacrificio y una gran dosis de coherencia. No olvidéis que esos malos hábitos tardaron al menos cuatro meses en desarrollarse. Sin embargo, si sois constantes en la implementación del plan, no os costará, ni mucho menos, tanto tiempo libraros de ellos. Evidentemente, cuanto mayor sea el niño, más difícil será cambiar su rutina, sobre todo si aún se despierta por la noche y no está acostumbrado a ninguna clase de estructura durante el día.

Dado que los bebés son individuos y que lo que ocurre en cada uno de sus hogares es distinto, necesito averiguar exactamente qué han estado haciendo los padres, a fin de poder adaptar mis estrategias de la forma más adecuada. Si habéis leído hasta aquí, ya deberíais suponer el tipo de preguntas que les haría a aquellos padres cuyo hijo nunca ha seguido una rutina:

ACERCA DE LA «E» (comer): ¿Con qué frecuencia dais de comer a vuestro hijo? ¿Cuánto duran sus comidas? ¿Cuántos mililitros de leche artificial o de leche materna toma durante el día? Si está a punto de cumplir los seis meses, ¿habéis introducido también alimentos sólidos en su dieta? Aunque se trate solamente de una guía, comprobad dónde se sitúa vuestro hijo en las tablas «E. A. S. Y. según el peso» (página 39) y «Alimentación» (página 100). Si come cada tres horas o menos, no es suficiente para un bebé de cuatro meses o más. Si sus comidas son demasiado breves, puede que se haya habituado a picar; y, si son demasiado largas, puede que esté utilizando a su mamá como chupete. Además, los bebés que a los cuatro meses todavía no siguen ninguna rutina, a menudo comen demasiado poco durante el día y se despiertan por la noche para tomar el alimento que les falta. Y si tienen más de seis meses, suelen necesitar más sustento del que proporciona una dieta líquida. Antes de introducir la rutina E. A. S. Y., quizás queráis leer también el capítulo 3.

ACERCA DE LA «A» (actividad): ¿Está más alerta que nunca? ¿Ha empezado a darse la vuelta? ¿Qué tipo de actividades realiza vuestro hijo durante el día: juega encima de una alfombra, se reúne con otras madres y niños, se sienta frente al televisor? A veces resulta más difícil establecer una rutina con bebés más activos, en especial si nunca han seguido ninguna. También debéis aseguraros de no estar haciendo demasiados juegos y actividades con vuestro hijo, puesto que entonces os costará tranquilizarlo a la hora de las siestas y de ir a la cama y, además, también os resultará más complicado darle las comidas.

ACERCA DE LA «S» (dormir): ¿Duerme como mínimo seis horas seguidas cada noche —cosa que ya debería hacer a los cuatro meses— o aún se despierta para que le deis de comer? ¿A qué hora se despierta por la mañana? Y vosotros, ¿qué hacéis: entráis enseguida en su habitación o lo dejáis que juegue independientemente en la cuna? ¿Duerme bien sus siestas y cuánto tiempo duran? ¿Soléis acostarlo en la cuna para las siestas o simplemente dejáis que caiga rendido y se duerma allí donde esté en ese momento? Las preguntas sobre los patrones de sueño del bebé me sirven para evaluar si le habéis permitido a vuestro hijo que aprendiera a relajarse solito y a dormirse por su cuenta, si os habéis encargado vosotros de sus hábitos al dormir o bien si habéis dejado que él llevara la voz cantante. Esto último, obviamente, acarrea problemas.

ACERCA DE LA «Y» (tiempo para ti): Mamá, ¿últimamente has estado más estresada que de costumbre? ¿Has estado enferma? ¿Deprimida? ¿Recibes apoyo de tu pareja, de tu familia, de tus amigos? Hace falta mucha energía y dedicación para implantar una rutina si hasta ahora tu vida ha sido más bien caótica. Si no estás preparada para acelerar el ritmo, antes de hacer nada, asegúrate de cubrir tus necesidades de persona adulta. Será prácticamente imposible que puedas atender a tu hijo si sientes que eres quien necesita cuidados. Si no tienes ayuda, consíguela. Tener a alguien al lado que te eche una mano y te dé un respiro es fantástico, e incluso un hombro sobre el que llorar es mejor que nada.

A la hora de introducir una rutina por primera vez, lo más importante a tener en cuenta es que raramente ocurren milagros de la noche a la mañana; el proceso puede tardar tres días, una semana, dos quizás, pero nunca tendrá lugar de un día para otro. Siempre que intentes instaurar un nuevo régimen en la vida de un bebé de cualquier edad, vas a encontrar resistencia. He asesorado a suficientes padres en mi carrera para saber que algunos de vosotros realmente esperáis que se produzca magia. Decís que queréis que vuestro hijo siga la rutina E. A. S. Y., pero, para lograrlo, debéis emprender ciertas acciones. Debéis controlar y guiar a vuestro bebé, al menos hasta que haya asumido el nuevo esquema de vida. En el caso de que vuestro hijo nunca haya seguido una rutina, es muy posible que durante algunas semanas tengáis que renunciar a algo: a vuestro propio tiempo. A muchos padres les cuesta aceptarlo, como a una madre, que me insistió en que haría «lo que fuese» para empezar con su hijo el plan E. A. S. Y., y mientras tanto me bombardeó a preguntas del tipo: «¿Tendré que estar en casa cada día a fin de que siga la rutina? ¿O puedo salir con él y que haga las siestas en el asiento del coche? Y si tengo que quedarme en casa, ¿cuándo podré salir con él? Por favor, ayúdeme».

¡Ten un poco de perspectiva, querida! Una vez que tu hijo se haya acostumbrado a la rutina E. A. S. Y., no tendrás por qué sentirte como una prisionera. Haz tus recados adaptándote al horario de tu bebé. Por ejemplo, le puedes dar de comer y destinar su tiempo de actividad a que te acompañe en el coche a hacer recados. O también puedes darle la comida y hacer un poco de actividad con él en casa y, luego, dejar que haga la siesta en el asiento del coche o en el carrito. (Aunque quizás tu hijo no dormirá durante mucho tiempo si es de los que se despiertan cuando el motor del coche arranca; más información sobre factores que entorpecen la rutina en las páginas 180-181.)

No obstante, si estás intentando implantar una rutina por primera vez, lo ideal sería que tú y tu pareja permanecierais en casa durante un par de semanas; así le podréis dar a vuestro hijo la oportunidad de habituarse a la novedad y, si no es posible que sean dos, por lo menos una semana. Debéis dedicar un tiempo a realizar el cambio. Durante esta crítica fase de introducción, procurad que sus comidas, sus ratos de actividad y sus cabezadas tengan lugar en un entorno familiar. Son sólo una o dos semanas, no el resto de vuestra vida. Y sí, es verdad que tendréis que soportar un poco más de irritabilidad y mal humor, incluso de llantos, mientras el bebé se adapta a los cambios. Los primeros días serán especialmente duros, porque vosotros ya lo habíais acostumbrado a otra manera de funcionar y ahora debéis deshacer sus antiguos patrones. Pero si sois perseverantes, E. A. S. Y. funcionará. Tal como indica el dicho: «Funcionará si tú haces que funcione».

Planteároslo de este modo: al principio de marcharos de vacaciones, ¿verdad que no estáis plenamente de «humor vacacional»? ¿Y no os cuesta unos días reducir la marcha y dejar atrás las preocupaciones y responsabilidades del trabajo? Pues para los bebés es lo mismo. Sus mentes están fijadas en el antiguo orden de cosas. Por eso, cuando intentéis cambiárselo, vuestro hijo os va a decir (con sus llantos): «Pero ¿se puede saber qué estáis haciendo? ¡Nosotros nunca lo hacemos así! ¡Grito con todas mis fuerzas, pero no me escucháis!».

La buena noticia es que la memoria de los bebés es relativamente corta. Si sois igual de persistentes con el nuevo sistema como lo fuisteis con el anterior, al final el niño acabará por acostumbrarse. Y tras algunos días o semanas, ciertamente difíciles, comprobaréis que ha valido la pena: no habrá más comidas erráticas, ni noches en vela, ni días frustrantes en que no entendáis qué os está pidiendo vuestro bebé.

Yo siempre sugiero que los padres se reserven un mínimo de cinco días para introducir E. A. S. Y. (véase el recuadro inferior para valoraciones específicas de cada edad). Y si fuera posible, uno de los dos debería tener la semana libre. A medida que leáis el siguiente apartado, «El plan», puede que os sorprenda que os recomiende seguir los horarios sugeridos con bastante rigidez, cuando en repetidas ocasiones os he dicho que no os guiarais por el reloj. Sin embargo, sólo a fin de superar este periodo de readaptación, deberéis ser muy estrictos con los horarios y mucho más inflexibles de lo que yo aconsejaría en circunstancias normales. Cuando vuestro hijo ya siga una rutina estructurada, no tendrá ninguna importancia que hagáis modificaciones de media hora aquí y allá. Pero al principio, haced un esfuerzo para que el bebé se ajuste a los horarios que os recomiendo.

Guía práctica para tener bebés tranquilos y felices

Подняться наверх