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Agradecimientos

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Esta obra contiene la versión reformulada de mi tesis de Doctorado, realizada en el marco del Posgrado en Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS) y el Instituto de Desarrollo Económico y Social (IDES). El posgrado constituyó un ámbito estimulante, cálido y exigente para el trabajo intelectual. Vaya entonces mi agradecimiento a sus autoridades, docentes, y a mis compañeras y compañeros.

Versiones de los diferentes capítulos fueron discutidas en el taller de tesis del posgrado, coordinado por Elizabeth Jelin y Sandra Gayol, y en el Grupo de Estudio y Trabajo sobre Mundos Laborales Contemporáneos del Programa de Antropología Social del IDES, coordinado por Patricia Vargas, quienes aportaron valiosas sugerencias e interesantes líneas para pensar.

La defensa de la tesis, en la que participaron Mirta Lobato, Mariela Ceva y Santiago Garaño como jurados, constituyó un espacio de intercambio amable y fructífero. Muchas de sus sugerencias fueron incorporadas al presente texto.

A nivel institucional y personal, quiero agradecer a mi directora de tesis, Elizabeth Jelin, quien me acompañó desde el inicio hasta este momento en que la tesis toma la forma de libro. La agudeza de su mirada, su generosa disposición y sus comentarios estimulantes resultaron determinantes para avanzar y concluir la investigación.

No menos importante fue la contribución del Ministerio de Cultura de la Nación que, mediante el premio obtenido en la convocatoria “Cultura investiga” financió la publicación de este texto junto con la Editorial Biblos.

Quiero reconocer también la colaboración de las autoridades del Museo de la Revolución Industrial (Fray Bentos), de la Biblioteca Fábrica Colón (Pueblo Liebig) en la persona de Susana Quarroz, de las directoras, docentes y estudiantes (antiguos/as y actuales) de la escuela Hipólito Vieytes (Pueblo Liebig) y a Adriana Ortea, directora del Archivo Marca Liebig que respondió incansablemente todas mis preguntas.

Agradezco a los/as entrevistados/as, quienes aceptaron generosamente dar su testimonio: los/as vecinos/as de Pueblo Liebig y los/as extrabajadores/as de Liebig’s Extract of Meat Company Limited y sus familias en primer lugar, que, siempre dispuestos, me abrieron las puertas de sus casas. En particular a María Cristina y Sofía Sandes, quienes compartieron conmigo libros, documentos y fotos familiares. También a los que fueron gerentes de Liebig’s y sus familiares, especialmente a David Cassels y Fernando Leri Frizza, a los exmayordomos Malcolm Pears, Thomas Martin, Peter Healey y Peter Beare, quienes me suministraron información crucial sobre la compañía y las estancias. Lo mismo que los exempleados de Liebig’s Juan Carlos Pigozzi, Pablo Smietano e Ignacio Barreto. A los exdirectores de la empresa, en la persona de John Stourton, y a sus descendientes, particularmente a Sam Carlisle, quien me proporcionó materiales de su archivo familiar. A todos doy las gracias por su permanente disponibilidad y colaboración.

Mi profundo reconocimiento a quienes en el transcurso de estos años me acompañaron en mi “pasión por Liebig”, leyeron mis borradores, me proporcionaron datos de los más diversos, recorrieron el pueblo conmigo y me ayudaron, cada uno a su manera (y a veces de maneras insólitas). En particular a John Adams, quien asumió como propio el desafío de recuperar la historia de la empresa y puso a mi disposición sus contactos en la Argentina e Inglaterra, y a la familia Mallea, que me alojó en Corrientes, abriéndome un nuevo campo de entrevistas.

Un especial gracias a “mis traductoras” de diferentes idiomas, lectoras y queridas amigas: Graciela Nouzeilles, Silvana Kesselman, Laura Nicoletti Altimari y Rosalía Montes.

A mis amigos/as y compañeros/as de trabajo que estuvieron atentos a todo lo que tenía que ver con Liebig y me lo enviaban. Alejandro López Chiodini, Bobby Peralta y Pablo Buján me acercaron bibliografía y elaboraron gráficos.

Finalmente quiero agradecer a mis padres, por el amor de cada día, y a mi preciosa hija Maite, a quien dedico, como el resto de mi vida, este libro.

Los herederos

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