Читать книгу La tinta en su piel - Ana Goffin - Страница 9

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CAPÍTULO II

Sucedió en un paseo a la playa. Siempre me ha gustado el sol, me siento en mi elemento cuando me zambullo en el agua del mar. Además, tengo una debilidad por los trajes de baño con poca tela. Disfruto el agua pegada a mi cuerpo casi desnudo. Ese día me sentía libre y bañada de la sensación de ensueño que únicamente la luz del sol me puede brindar. Al salir del agua fui señalada por primera vez. Recuerdo a una mujer con sus dos hijas mirándome con los ojos muy abiertos, cuchicheando como si les asustara algo.

—¡Mamá, mira a esa niña, tiene un tatuaje enorme! –dijo una de las niñas.

La mujer me miró desconcertada, recorrió mi cuerpo con la boca abierta por el asombro. Luego abrazó a sus hijas y las apretó contra ella, protegiéndolas de un mal invisible.

—¿Dónde tienen la cabeza sus padres para permitirle eso? Es automutilación, no se acerquen. Qué fea. Seguro sus padres son drogadictos.

Me dolió. Hasta ese momento, las mariposas me habían ayudado a sobrellevar un gran quebranto del corazón. No había nada de “malo” en ellas pero, ante los ojos de los demás, era inadecuado una niña tatuada.

Me apresuré a taparme con una toalla y quedé congelada, viéndolas caminar de prisa al otro extremo de la playa.

El resto del día tuve una desagradable sensación de vergüenza. Recordaba esa mirada y sentía frío. Para colmo, esa noche, cuando me fui a acostar, tuve un sueño: yo era un pez amarillo nadando en aguas muy azules y transparentes, iba de un lado a otro acompañada de peces de colores. Mi vida parecía perfecta, hasta que una ballena enorme me observó y sentí terror. Nadé y me escondí en un caparazón, de esos que llevas al oído para escuchar el mar. Por primera vez en mi vida sentí vergüenza de mí, de mi piel marcada.

Al día siguiente desperté temprano y descubrí en mi tobillo izquierdo, pintado magistralmente, un pez amarillo brillante escondido en una concha. Fantaseo con que representa la protección que necesito, la evidencia de mi vulnerabilidad. La vida marina hace alusión a nuestro mundo interno. Los sueños también.

Presentí como mi cuerpo no dejaría de teñirse hasta mi muerte y comprendí que ya no era únicamente la niña de las mariposas.

La tinta en su piel

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