Читать книгу La voz sola - Ana María Martínez Sagi - Страница 51

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CEGUERA

Yo no podía saber

que tu corazón y el mío

eran dos llamas gemelas

de un solo y mismo delirio.

Tus navíos en mis mares

encontraban su camino.

A mis noches sucedían

tus albas de cielo ardido.

En cada nudo de sangre

golpeaban dos latidos.

De mi voz: nacía el Sueño.

De tu sueño: mi destino.

Yo no podía saber

de nuestros ojos cautivos

de nuestras manos trenzadas

de nuestro calor fundido.

En mis moradas vivías

en mi cielo en mis abismos

en mis presencias oscuras

en mis mármoles de olvido.

Te morías en mis muertes.

Renacías en mis gritos.

De tu vivir mutilado

de esta muerte que agonizo

solamente Dios sabrá

lo que fue tuyo y fue mío.

Yo no podía saber…

Corazón: perdón te pido.

La voz sola

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