Читать книгу La voz sola - Ana María Martínez Sagi - Страница 62
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Es un barrio
de locos y de santos
de espectros fraternales
de mártires callados.
Rebeliones airadas
lo tienen desvelado.
Sus muertos resucitan
de los sepulcros blancos
sellando con los vivos
indestructibles pactos.
Barrigudos burgueses
tétricos escribanos
militares ridículos
palurdos aldeanos
(por absurdos e inútiles
fallecen en el acto).
Cielos de Modigliani
por los meandros claros
del aire se deslizan.
Los toros de Picasso
embisten los relojes
de Dalí visionario.
Mujeres de Matisse
sin cesar van buscando
los manteles de Braque
y sus limones agrios.
Nocturnos de martillos
golpean angustiados
las aristas rebeldes
del granito y del mármol.
Lancinantes Desdémonas
Apolos y Centauros
Bacantes y Nereidas
Afroditas y Sátiros
nacen en buhardillas
de miseria y espanto
de un sueño fulgurante
secreto y torturado.
Baudelaire en su noche
de cipreses extáticos
busca las tenebrosas
pupilas de sus gatos.
La sombra de Verlaine
por el muro enlutado
camina hacia su Gólgota
de dolor y de escarnio.
Es un barrio
de locos y de santos.
de incurables bohemios
de genios y de náufragos.
Mozos de café sirven
ajenjos incendiarios
cernidos de laureles
de versos y de pámpanos.
(Las familias decentes
se encierran en sus cuartos).
Aquelarres furiosos
tumban faroles trágicos.
Fantasmas diabólicos
recorren los tejados.
Y un espesor de lienzos
de feroces cobaltos
de estrofas delirantes
de martillos sonámbulos
detiene en las esquinas
al viento solapado.
Los árboles al alba
musitan versos mágicos.
De los zaguanes surgen
libertinos los faunos.
Y en el lienzo del cielo
un Ángel mutilado
pinta la faz de Dios
de un bermellón satánico.