Читать книгу La Seguridad Hídrica. Desafíos y contenido - Antonio Embid Irujo - Страница 6
I. Una panorámica general acerca de los conceptos de mayor éxito en los modernos estudios científicos sobre el agua y su funcionalidad. La seguridad hídrica dentro de ellos
ОглавлениеQuien se aproxime con mirada abierta al estudio de la problemática del agua (en cualquiera de sus manifestaciones) podrá observar con facilidad cómo los avances de conocimiento en ese ámbito en las tres o cuatro últimas décadas se nuclean en torno a distintos conceptos o expresiones1. Éstos surgen en diversos ámbitos científicos, como la hidrología, sociología, economía…2, y juegan en variados planos de realidad y de influencia que creo útil considerar en el inicio de un trabajo que se va a centrar, mayoritariamente, sobre otro concepto significativo y relacionado de forma íntima con buena parte de los que le van a preceder en la cita: el de Seguridad Hídrica (SH).
Estos conceptos y expresiones responden a distintos contenidos y funcionalidades. Los hay que se mueven en un plano general y sin perjuicio de su base técnica, tienen unos objetivos que la trascienden y configuran criterios globales que servirían, en hipótesis, para la organización del sector público-administrativo relacionado con la gestión del agua.
De esa manera y en este plano de lo general estarían a la cabeza de cualquier lista que se intentara realizar los conceptos de “Gestión Integrada de Recursos Hídricos” y de “Nexo”. El primero sería el de mayor “éxito” entre todos los que voy a mencionar en este primer apartado del trabajo, calificación surgida de las referencias masivas que ha suscitado3, y se desarrollaría a través de líneas y contenidos plurales de los que enumero, sin la más mínima pretensión de exhaustividad, los siguientes: la conveniencia de tener en cuenta de manera conjunta y coordinada en la gestión del agua sus diversos usos; la necesidad de participación en la creación de la política hídrica de las partes involucradas, singularmente de las mujeres y personas de bajos recursos económicos; la consecución del ámbito territorial de la cuenca hidrográfica como el idóneo para la gestión del agua; la conexión entre los objetivos de la gestión a nivel local con los de nivel nacional; la incorporación de los datos provenientes de la planificación hidrológica a los objetivos sociales económicos y ambientales que persigue un país y viceversa4 etc…5.
Por su parte el concepto “Nexo” implica, comenzando por sacar consecuencias de su misma semántica, el planteamiento de necesaria “conexión” entre los estudios y gestión6 sobre las materias de agua, energía y alimentación (no sólo agricultura, llamo expresamente la atención sobre ello), que deben estar interrelacionados (es una premisa del concepto) para conseguir la máxima eficacia. Ello conoce un punto de “progreso” sobre el puro planteamiento de nexo cuando se llega, a su través, a la vinculación entre las “seguridades” hídrica7, energética y alimentaria, que son objetivos generales a conseguir, lo que debe operar en un mundo presidido por la incertidumbre8, o sea, por la falta de seguridad9. Finalmente al concepto de nexo y a las distintas formas de seguridad, se incorpora la referencia medio ambiental, y se dice, entonces, que la trabazón entre agua, energía y alimentación (o sea y desde otro punto de vista, entre las seguridades hídrica, energética y alimentaria) debe encuadrarse necesariamente en la consideración de todos esos sectores desde el punto de vista de su protección ambiental10.
En otro plano diferente, más técnico pero no menos importante, juegan conceptos que en el conocimiento científico sobre el agua se pueden calificar de sectoriales (en oposición a generales). Están vinculados a singulares aspectos de la realidad aunque de ellos puedan derivarse utilidades que transcienden lo concreto, como podrá comprobarse con el examen del contenido de las sucesivas notas que apoyando la comprensión de cada uno de estos conceptos, aparecen a continuación.
En este plano sectorial señalo conceptos como agua virtual11, huella hídrica12, estrés hídrico13 y los correspondientes a las diversas “coloraturas” del agua14 (verde, azul, gris y negra)15 que al margen y además de su virtualidad técnica, aportan también información muy sustancial a tener en cuenta en el proceso de adopción de decisiones por los responsables políticos de los países en los que pretendan aplicarse.
Todos estos conceptos, como ya he indicado, han ido surgiendo de una forma relativamente paralela en el tiempo, a partir de una década como es la de los años noventa del pasado siglo XX16 que ha sido la más creativa en la adquisición de conocimiento científico sobre el agua desde diversas perspectivas, como la explicación de todos estos conceptos realizada en las notas anteriores y acompañada de las adecuadas citas bibliográficas, ha podido mostrar claramente.
Pues bien, en línea paralela a esos avances17 y sin que se hayan sobrepasado o desechado ninguno de ellos surge el concepto de Seguridad Hídrica que es al que se refiere de forma principal este trabajo. La consideración pormenorizada de su origen y de su contenido la realizaré en los apartados II y ss. y ahora solo querría resaltar, porque la idea me parece esencial, la continuidad de este concepto con buena parte de los que se acaban de describir18, continuidad que se apoya a la vez que en el plano de los avances científicos y técnicos, en la tan repetida “crisis del agua”19 que se afronta, conscientemente, en las últimas décadas del siglo XX y frente a la que se buscan líneas de resistencia (de “seguridad”) con la funcionalidad inmanente a estos conceptos tal y como se ha descrito.
Crisis del agua sobre la que comienzan a darse cifras concretas sobre futuras demandas y necesidades en los finales del siglo XX y que continúan en la actualidad cada vez con más aparente precisión. Cifras de futuro que no abarcan solo al agua sino también a la energía y a la alimentación (los otros componentes del nexo). Viene bien tener en cuenta esas informaciones sobre demandas, que alcanzan niveles muy preocupantes, mediante su concreción en dos años que se han configurado como casi “míticos”: 203020 y 205021.
Dejando aparte estos datos básicos acerca del sustrato de la búsqueda de la “seguridad”, debo indicar que de la misma forma que ya lo he señalado en notas anteriores en relación a los conceptos de “Gestión Integrada de Recursos Hídricos” y de “Nexo”, las referencias que pueden encontrarse del concepto de SH buscando por la red son impresionantes. Así, en una indagación realizada el 23 de abril de 2021 encontré 49.100.000 menciones, cifra que habrá sido superada, sin duda, cuando doy a la publicidad este trabajo y mucho más cuando los lectores vayan accediendo a él. Ello da buena idea tanto del “éxito” en la rotulación de un concepto como de su pluralidad y de, por tanto, la multiplicidad de estudios a que da lugar22.
En este plano general de aproximación al contenido del concepto pasando por la constancia de determinadas informaciones que juzgo esenciales para conocerlo, baste con aportar algunos otros datos representativos de lo que indico.
Así, es necesario referirse, en primer lugar, a la acción de singulares instituciones “privadas”. Llamo aquí instituciones privadas a dos relevantes Bancos internacionales con impacto sobresaliente en el mundo del agua mediante acciones variadas que han llevado a cabo propiciando la aparición de estudios y, sobre todo, líneas de financiación para actuaciones que respondan al concepto de SH23. E, igualmente, debe tenerse en cuenta la acción del sugerente WFE, también en la línea de profundización en el concepto de SH24.
Y pasando al ámbito de lo “público” hay que decir que la SH es rúbrica del Programa Hidrológico Internacional (IPH en inglés o PHI en español) en su octava fase. Eso quiere decir que durante el período de siete años a que se extiende esta fase (2014-2021, que ahora, por tanto, se está concluyendo) se están realizando por la UNESCO (gestora del PHI) una serie de actuaciones muy relevantes sobre dicha SH, algunas de las cuales refiero aquí25.
Y en esa misma línea indico cómo la misma Organización de Naciones Unidas está en el origen de una publicación de mucho impacto que se une a otras (anteriores y posteriores) del Programa de evaluación mundial del agua26.
Éstas son solo unas pocas muestras a las que habrán de sumarse las referencias que dentro del contenido concreto del concepto, consigno en el resto del trabajo. A partir de esos relevantes datos pueden entenderse otros muchos como el surgimiento de centros de estudio e investigación con el apelativo de SH en su denominación27 o que Planes que se parecen (aunque no son lo mismo) a los “tradicionales” Planes Hidrológicos (los españoles y también algunos de los europeos28, pues el concepto de Plan hidrológico en otras latitudes se aplica a documentos que no responden a la estricta funcionalidad de un verdadero Plan Hidrológico entendido al modo español, primero, y europeo, después) incorporen a su denominación la mención a la “SH”. Igualmente que surjan Ministerios denominados de “Seguridad Hídrica” etc…29.
El último dato que debe aportarse en este apartado introductorio es que la reciente Ley española 7/2021, de 20 de mayo, de cambio climático y transición energética, incorpora el concepto de SH a su art. 19, con un contenido y funcionalidad que estudiaré luego. Es la primera vez que ello sucede en una norma española y esa característica tiene que mencionarse expresamente30.