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La realidad diversa y la nueva ciencia

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La vida misma, sin embargo, se muestra ajena a la idea de una verdad universal. La realidad siempre se ha mostrado increíblemente diversa, en la tierra en general y también en las muchas expresiones humanas en ella. Nunca ha resultado homogenizar y uniformar la humanidad bajo una cultura, o una sola fe, y la pregunta clave es si tenemos que seguir deseándolo.

La ciencia nueva de la última parte del siglo XX ha mostrado los errores del paradigma de la cosmovisión occidental a partir de descubrimientos claves de la física cuántica y la teoría de la relatividad (Einstein). Revelaron que materia y energía son intercambiables y equivalentes, y que todo el universo y la vida están hechos de ondas de energía; la materia sólo por ondas más lentas y largas, que lo hacen estabilizar por el momento. Consecuentemente, toda la vida en el universo está intrínsicamente interconectada y existe en una interdependencia muy grande. Los seres humanos son la autoconciencia de la evolución, pero forman una comunidad muy vinculada con todos los seres vivos, y con la tierra misma. Así, la separación del mundo de las ideas del mundo material se hace insostenible8.

Además, la ciencia reciente ha formado una teoría nueva sobre el desarrollo de la vida en la tierra, en que afirma que la evolución se despliega hacia más diversidad y complejidad, no hacia más uniformidad, aunque esta diversidad se origina en una misma fuente, y se sustenta en la interdependencia, interrelación y reciprocidad entre todos los seres9. Estos descubrimientos piden una revisión radical de las cosmologías anteriores y también de nuestras tradiciones religiosas, y llaman a una valorización distinta de las diversidades en nuestra realidad.

Un modelo de desarrollo o una tradición religiosa, que no tiene en cuenta la diversidad, y que quiere homogenizar, destruye el tejido de la vida misma. El actual modelo de globalización se ha mostrado generador de grandes injusticias y desigualdades entre los pueblos y destructor del medioambiente. La diversidad en este modelo es sinónimo de desigualdad, ya que todos los seres y las personas distintas al modelo del ser humano hegemónico (hombre, blanco, de clase media, joven y exitoso) quedan en una escala más baja en la jerarquía compleja de dominaciones entrecruzadas constitutivas de nuestra realidad. Es urgente ir construyendo nuevas maneras de relacionarnos entre personas, y entre personas y la naturaleza, valorando la diversidad como una posibilidad y una riqueza, más que como una amenaza.

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