Читать книгу Acerca de la generación y la corrupción. Tratados breves de historia natural. - Aristoteles - Страница 15

CAPÍTULO OCTAVO

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Digamos, nuevamente, cómo pueden tener lugar la [25] acción y la pasión. Algunos filósofos 88 son de la opinión de que cada cosa sufre una pasión cuando el agente último y más propio penetra en ella a través de ciertos poros, y afirman que de esta manera vemos, oímos y percibimos las demás sensaciones. Asimismo, agregan que vemos a través del aire, del agua y de otros cuerpos diáfanos, porque [30] éstos poseen poros invisibles por su pequeñez, pero abundantes y dispuestos en hileras, y tanto más poros tienen cuanto más diáfanos son.

Así pues, hay quienes explican de esta manera —como también es el caso de Empédocles— algunas otras cosas y no solamente las que obran de agente y paciente, sino que dicen que entran en combinación todos aquellos cuerpos cuyos poros son conmensurables entre sí.

[35] Pero fueron Leucipo y Demócrito quienes desarrollaron con mayor método una explicación única que abarca todos [325a ] los procesos, tomando el punto de partida que por naturaleza corresponde 89 .

Así, algunos antiguos pensadores opinaron que el Ente por necesidad es uno e inmóvil, pues el vacío no existe y, al no haber un vacío que exista separadamente, no es posible el movimiento, agregando que no puede haber una [5] pluralidad de cosas, si no hay nada que las mantenga apartadas.

Consideran, además, que, si alguien piensa que el todo no es continuo, sino dividido en partes que están en contacto, con ello no hace nada diferente de afirmar la existencia de la pluralidad (y no de lo uno) y del vacío.

Pues, si el todo es completamente divisible, no existe lo uno ni tampoco, en consecuencia, la pluralidad, sino que el universo es vacío. Por otra parte, parece ser algo [10] ficticio suponerlo divisible en algunos puntos y en otros no; pues, ¿hasta qué medida será divisible? Y ¿por qué una parte del todo tendrá esa característica de ser indivisible y plena, mientras que otra parte estará dividida? Además, aun en este caso ellos opinan que es necesario negar la existencia del movimiento.

Así, sobre la base de estos razonamientos, sobrepasando y despreciando los datos de la sensación, ya que están constreñidos a seguir sólo la razón, afirman que el todo es uno e inmóvil 90 , y algunos también que es infinito, pues, [15] de lo contrario, el límite terminaría en el vacío.

De esta manera y por estas causas aquellos pensadores expresaron su opinión acerca de la verdad. Por lo demás, si bien según los razonamientos las cosas parecen ser así, según los hechos este tipo de opinión resulta poco menos que una locura, pues nadie entre los locos se encuentra hasta tal punto fuera de sí como para considerar que el [20] fuego y el hielo son una misma cosa; y, en todo caso, solamente entre lo que es bello y lo que parece serlo por obra de la costumbre algunos, a causa de su locura, creen no encontrar diferencia.

Leucipo, en cambio, creyó contar con argumentos que, al tiempo que concuerdan con los datos de la sensación, no anulan la generación ni la corrupción, ni el movimiento [25] ni la pluralidad de los entes.

Haciendo estas concesiones a los fenómenos, pero coincidiendo con los que establecen la unidad en que no puede haber movimiento sin vacío, Leucipo expresa que el vacío es «no-ente» y que nada del ente es «no-ente», pues el [30] ente, en sentido estricto, es absolutamente pleno. Pero este ente —dice— no es uno sino muchos, infinitos en número e invisibles por la pequeñez de su masa. Ellos se trasladan en el vacío (pues existe el vacío), y cuando se reúnen producen la generación, y la corrupción cuando se separan. Además, actúan y experimentan pasión, cuando, por caso, entran en contacto (así, por tanto, no son uno), y al combinarse y entrelazarse dan lugar a la generación.

Pero no puede generarse una pluralidad a partir de lo [35] que es verdaderamente uno, ni generarse lo uno de la verdadera pluralidad, sino que esto es imposible 91 .

[325b ] No obstante, tal como Empédocles y algunos otros 92 dicen que se experimenta pasión a través de los poros, así supone Leucipo que toda alteración y toda pasión ocurren de esta manera, produciéndose la disolución y la corrupción a través del vacío, y del mismo modo el aumento, cuando las partículas sólidas penetran en el vacío 93 .

[5] También Empédocles se ve casi forzado a afirmar cosas semejantes a las dichas por Leucipo: que hay ciertos cuerpos sólidos, los cuales, sin embargo, son indivisibles —en caso contrario, existirían poros continuos en todas partes—. Empero, esto es imposible, pues entonces no habría otros sólidos más allá de los poros, sino que todo sería vacío. Por lo tanto, es necesario que los cuerpos que están en contacto sean indivisibles, y vacíos los espacios intermedios entre ellos, a los cuales Empédocles llama [10] «poros» 94 . Esto mismo dice también Leucipo sobre la acción y la pasión.

Tales son, en términos aproximados, los modos que tienen de explicar cómo algunas cosas actúan y otras padecen. Quedan claros los argumentos referidos a estos pensadores, cómo los desarrollan y cómo parecen guardar bastante consistencia con las tesis de que se sirven.

Menos claridad hay, en cambio, en otros; por ejemplo, [15] en Empédocles no resulta evidente de qué manera podrán tener lugar la generación, la corrupción y la alteración. Para los atomistas, los cuerpos primarios, de los cuales básicamente se componen los demás cuerpos y en los cuales se resuelven en última instancia, son indivisibles y sólo difieren por su figura. Para Empédocles, en cambio, es evidente que todas las cosas tienen generación y corrupción [20] hasta el nivel de los elementos, mientras que no resulta nada evidente cómo se opera la generación y destrucción de la magnitud acumulada de esos mismos elementos, ni tampoco tiene la posibilidad de explicarlo, visto que no afirma —como lo asentó Platón en el Timeo 95 — que también exista un elemento del fuego, y lo mismo para todos los demás elementos.

Ciertamente, tan lejos está Platón de dar el mismo tipo de explicación que Leucipo, que, mientras este último expresa [25] que los cuerpos indivisibles son sólidos, aquél dice que son planos, y mientras Leucipo los define por un número infinito de figuras (a cada uno de los sólidos indivisibles) 96 , Platón los define por un número determinado, si bien ambos hablan de cuerpos indivisibles y determinados en sus figuras.

[30] Las generaciones y las disociaciones se operan a partir de estos indivisibles; en efecto, para Leucipo habría dos maneras 97 : por el vacío y por el contacto (pues es en el punto de contacto donde cada cuerpo es divisible); en cambio, para Platón solamente según el contacto (pues él manifiesta que el vacío no existe).

En tratamientos anteriores 98 nos hemos referido ya a las superficies indivisibles. En lo que respecta a los sólidos [35] indivisibles, abandonemos por ahora un examen profundo de la cuestión que de ello resulta y desarrollemos, en cambio, una pequeña digresión.

[326a ] Es forzoso afirmar que cada uno de los cuerpos indivisibles es impasible (pues no se puede sufrir una pasión sino por medio del vacío) e incapaz de producir una pasión en otra cosa, pues él no puede ser ni duro ni frío. Y, en verdad, es absurdo atribuirle sólo el calor a la figura esférica, pues también debería ser necesario que su contrario [5] —el frío— pertenezca a alguna otra de las figuras.

Asimismo, es absurdo que estas propiedades —quiero decir el calor y el frío— pertenezcan a los cuerpos, y, en cambio, no les pertenezcan la pesantez y la levedad, la dureza y la blandura. Y aun Demócrito afirma que cada cuerpo indivisible es más pesado según su preeminencia en tamaño, de modo que es evidente que también debería ser [10] más caliente.

Es imposible que los cuerpos indivisibles, siendo de tales cualidades, no sufran pasiones por agencia recíproca; por ejemplo, que uno levemente cálido padezca por obra de otro que mucho le exceda en calor. Además, si hay un cuerpo duro, también lo habrá blando. Ya lo blando es llamado así por experimentar una cierta pasión: blando es, en efecto, lo que cede a la presión.

Por otra parte, resulta absurdo tanto que los cuerpos [15] indivisibles no tengan ninguna otra propiedad fuera de la mera figura, como que tengan solamente una propiedad, por ejemplo, el frío para uno, el calor para otro, pues entonces no podrían poseer una naturaleza única.

Igualmente es imposible que un cuerpo indivisible posea un número mayor de propiedades, porque siendo indivisible poseerá las afecciones en un mismo lugar, de modo que si padece por ser enfriado, allí mismo ocasionará o padecerá también alguna otra pasión. De idéntica manera [20] pasa con las otras afecciones; en efecto, este inconveniente se presenta de igual modo para los que afirman que los cuerpos indivisibles son sólidos, que para los que los consideran planos, pues, al no existir vacío en los indivisibles, éstos no pueden llegar a ser más raros o más densos.

Y también es absurdo que existan pequeños cuerpos indivisibles, [25] mas no grandes. Ahora bien, es razonable que los indivisibles más grandes se quiebren con mayor facilidad que los pequeños, pues los primeros se disuelven con facilidad —como todas las cosas grandes—, porque chocan con muchos objetos. Pero ¿por qué, en general, la indivisibilidad le es más inherente a los cuerpos pequeños que a los grandes?

[30] Además, ¿poseen todos estos sólidos una única naturaleza, o difieren unos de otros, tal que en su masa, por ejemplo, unos fueran ígneos y otros terrosos? Pues, si la naturaleza de todos ellos fuera una, ¿qué será lo que los separa? O, aun, ¿por qué no llegan a ser una misma cosa al entrar en contacto, como ocurre con el agua cuando está en contacto con agua? En efecto, en nada se distingue este último caso del anterior 99 .

Pero, si son diversos, ¿qué características diferentes tienen? [35] Es evidente, entonces, que habrá que postular a estas características, más que a las figuras, como principios y [326b ] causas de las cosas que suceden. Por lo demás, si difieren en su naturaleza, pueden, tanto actuar como padecer, cuando entran en recíproco contacto.

Por otra parte, ¿qué es lo que los mueve? Pues, si ello fuera algo diverso, resultarán susceptibles de pasión. Si, en cambio, cada uno es su propio motor, o bien será divisible —en una parte motora y en otra parte movida—, o bien los contrarios residirán en él bajo el mismo respecto, [5] y su materia no sólo será única en número, sino también en potencia 100 .

Con respecto a quienes manifiestan que las afecciones ocurren en virtud del movimiento a través de los poros 101 , si ello también ha de darse cuando los poros están colmados, éstos resultan superfluos. Pues, si todo el cuerpo sufre alguna pasión de esta manera, de igual forma habría padecido, aunque no tuviera poros y fuera continuo. ¿Cómo [10] es posible, además, en lo concerniente a la visión, que las cosas sucedan como ellos dicen? Pues la vista no podría penetrar los cuerpos diáfanos ni en los puntos de contacto ni a través de los poros, si cada uno de éstos estuviera lleno: ¿en qué se diferenciará esto, entonces, de no tener poros? Todo será, pues, igualmente lleno.

Por lo demás, si estos poros estuvieran vacíos, pero [15] es necesario que contengan cuerpos, se estaría en la misma situación. Y si ellos poseen un tamaño tal que no pueda contener ningún cuerpo, resulta ridículo creer que exista un vacío de pequeño tamaño, mas no uno grande ni de un tamaño cualquiera, o creer que «vacío» no significa otra cosa que el espacio del cuerpo, por lo cual es evidente que habrá un vacío igual en volumen a todo cuerpo. [20]

En general, es superfluo suponer la existencia de poros. Porque, si una cosa no ejerce una acción por contacto, tampoco la ejercerá penetrando por los poros. Mas, si actuara por contacto, aun sin que existan poros, algunos de los cuerpos naturalmente dotados para este tipo de afección recíproca experimentarán pasiones, mientras que otros las causarán.

De todo esto surge como evidente que es falso o vano [25] hablar de poros de esta clase que algunos postulan. Ya que los cuerpos son divisibles en su totalidad, es ridículo suponer poros; en efecto, en cuanto que los cuerpos son divisibles, pueden ser escindidos.

Acerca de la generación y la corrupción. Tratados breves de historia natural.

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