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Los guaicuras
ОглавлениеA la llegada de la expedición habitaban en la bahía de La Paz varios grupos de indios guaicura. Los expedicionarios tuvieron contacto con dos de ellos, el más importante fue con el grupo llamado callejúes, y el otro era el denominado coras. Ambos pertenecían al tronco lingüístico de los guaicura. Al respecto de los guaicura, Miguel del Barco nos dice lo siguiente: La lengua guaicura se hablaba casi por espacio de sesenta leguas (21) [desde la misión de La Paz] hasta Loreto, y en esta reducción… había un dialecto de la [lengua] guaicura. Había también otros tres dialectos de la guaicura que, según el nombre de sus naciones, se llamaban cora, uchitíe y aripe. (22)
Además, Barco nos señala que en la región de la bahía de La Paz: Las tres primeras nacioncillas [coras, uchitíes y aripes] tenían su asiento dentro del sur [del territorio guaicura], y se reducía cada una a una sola ranchería. La mayor de ellas era la de los uchitíes, los cuales confinaban con los pericúes… después se seguían los coras, que tenían su asiento hacia el sureste de La Paz. Poco más al norte, y en la misma orilla de la bahía de La Paz, por el lado del poniente, está el sitio de los aripes, ranchería menor que las dos primeras. (23)
Barco agrega que: Tres leguas distante de los aripes, y también en la orilla de la misma bahía de La Paz, había una ranchería de guaicuros de la misma lengua y dialecto que usan los demás guaicuros que habitan fuera del sur. Estos guaicuros de La Paz son los que llaman callejúes, nombre particular de su ranchería, y no de nación distinta de los guaicuros. En este sitio de los callejúes se estableció la primer misión del sur con la advocación de Nuestra Señora del Pilar de La Paz, (24) teniendo también a su cargo el misionero la reducción y administración espiritual de las ya dichas nacioncillas vecinas, aripes, coras y uchitíes… (25)
De estos informes se deduce que el pueblo o misión de Nuestra Señora de Guadalupe de Californias se estableció dentro del territorio de los callejúes, quienes hablaban la lengua guaicura más extensa dentro del territorio de esta etnia, el que, como ya vimos, iba desde la bahía de La Paz hasta un poco más al norte de Loreto. Igualmente los expedicionarios tuvieron contacto con el grupo de los cora.
Imagen 13. Grabado de un guaicura de la región de la bahía de La Paz, adjudicado a George Shelvocke. Shelvocke fue un corsario inglés que entre 1719 y 1722 le dio la vuelta al mundo atacando numerosas posesiones españolas, incluyendo Baja California. Visión muy parecida a esta debió haber tenido el padre Kino.
Los guaicuras eran seminómadas, al igual que todas las etnias de la Antigua California. Su nivel de subsistencia era muy elemental, tenían una cultura material muy sencilla, desconocían la cerámica y muchas de sus herramientas eran de piedra, hueso, madera o concha. Practicaban la pesca, caza y recolección, desconocían totalmente la agricultura. Se organizaban en pequeñas bandas que ocupaban cierto territorio y se iban moviendo según la disponibilidad de recursos. Los hombres siempre andaban desnudos y las mujeres solían cubrirse con una sencilla falda que iba desde la cintura hasta las rodillas.
Venegas nos dice que los guaicura eran bien formados y de talla corpulenta y bien hecha, el rostro no es desapacible, aunque le afean los untos con que a veces se embijan o pintan de colores, y los agujeros con que se horadan las orejas y narices. El color es algo más tostado y oscuro que el de los otros indios de Nueva España. También son por lo general robustos y de sana complexión. (26)
Clavigero también aporta buena información sobre los guaicuras: Los guaicuras se establecieron entre el paralelo 23º30’ y el de 26º… habitan de ordinario junto a alguna fuente, pero sin más techo que el cielo ni más cama que el suelo desnudo. Cuando calienta mucho el sol se guarecen debajo de los árboles, y en las noches frías se retiran a las cuevas de los montes… (27)
Sus actividades eran las de cazar, pescar y hacer guerras a sus vecinos. Utilizaban balsas, redes y horquillas para la pesca. La caza la hacían con dardos de madera, arcos y flechas, armas que también utilizaban para la guerra. Clavigero nos comenta que siendo…aún gentiles tenían frecuentes guerras, ya entre dos naciones diversas, ya entre dos o más tribus de una misma nación. El motivo solía ser alguna injuria hecha a un particular, o algún perjuicio causado a una tribu por haber ido otra a pescar, cazar o recoger fruta en los lugares frecuentados por la primera. (28)
Los primeros contactos entre españoles y guaicuras datan de 1533, cuando Fortún Jiménez fue el primer español en desembarcar en la bahía de La Paz. Desde esa primera fecha destaca el carácter belicoso de los guaicura, quienes atacaron a Fortún y su gente matando a la mayoría, incluido el jefe, debido a que accedieron al manantial de la bahía sin tener el permiso o acuerdo de los californios. Después de este encuentro hubo otros, y casi siempre fueron violentos, incluido el que tuviera Hernán Cortés, en 1535, durante el cual los guaicuras prácticamente sitiaron a los españoles, haciéndoles pasar muy malos ratos. (29)
Ya desde mucho antes de la expedición de Atondo, los pescadores de perlas, la mayoría de ellos clandestinos, hostilizaron frecuentemente a los guaicuras de La Paz, abusando de ellos y obligándolos a pescar perlas, por lo cual cuando Atondo desembarcó en la bahía, los guaicuras se encontraban predispuestos en contra de cualquier extraño que llegara. Sobre el abuso hacia los californios por parte de los perleros, el padre Juan Antonio Baltasar, en el libro Apostólicos afanes de la Compañía de Jesús en su Provincia de México, publicado en 1754, nos dice: Se discurre, no sin fundamento, que ni aún esta fiereza se les experimentara [a los californios], si no se les hubieran inconsideradamente irritado con inhumanos tratamientos, los que van a buscar perlas. Porque gente semejante, que por lo común no es la más devota, se ha propasado en tales excesos, que han exasperado los ánimos de aquellos pobres desvalidos indios, apartándoles con tan impío desorden de nuestra Santa Religión, y de su conversión tan solicitada a costa de tantas fatigas. Y para remediar daños tan considerables, se ha suplicado al Superior Real Ministerio, que enfrene la demasía de estos codisiosos inhumanos hombres. (30)
Cabe agregar que según Venegas la palabra, guaicuro, no es propia de aquella nación, sino que los isleños de la isla de San José [que son pericúes] dicen esa palabra de otra manera, guajoro, que quiere decir amigo, y oyéndola los buzos la corrompieron llamando guaicuros a los naturales de aquella costa. (31)