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La traición
ОглавлениеEl día del anunciado ataque, que fue el tres de julio, aparecieron frente al fuerte 19 guaicuras principales. Atrás de ellos, y escondidos entre el monte, se encontraba el resto de los atacantes, esperando alguna señal de sus líderes. Al principio, los españoles creyeron que este grupo venía a provocarlos para que salieran. Atondo dejó que los 19 se acercaran y los invitó a comer pozole, lo cual aceptaron ya que era frecuente este tipo de convites que mucho les gustaba. Así, Atondo mandó ponerles, fuera del fuerte desde luego, dos grandes ollas de pozole, y empezaron a comer tranquilamente.
Cuando estaban en eso, totalmente descuidados, Atondo mandó disparar sobre ellos un pedrero, con lo cual mató a diez de estos capitanes guaicura. Los sobrevivientes huyeron despavoridos, siguiéndolos el resto que estaba entre los montes. Con esta acción traicionera Atondo pretendía que se tranquilizaran sus gentes, pero lejos de eso su miedo se transformó en pánico. Así nos lo refiere Venegas: Permitió Dios o dispuso, que esta mala aconsejada resolución del Almirante o de los de su escuadra, se volviese contra él y cayese sobre su cabeza; porque lejos de sosegarse la consternación de la gente del real, con el destrozo de los inocentes indios, creció hasta ser una especie de terror pánico, con que los más se persuadían que vendrían sobre ellos todas las naciones de California, para hacerlos pedazos y vengar las muertes. (74)