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Prólogo

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Queremos compartir Arbusta y todas sus múltiples dimensiones por muchos motivos pero, sobre todo, porque somos una evidencia de que, ampliando y transformando nuestra mirada, habilitamos oportunidades y transformaciones reales. Y sanamos sistemas que están rotos.

Arbusta es la voz latente de millones de jóvenes que en América Latina se desafían todos los días, se ponen metas, buscan crecer, viven sus vidas soñando futuros posibles. Es la voz que interpela con contundencia a esa otra voz, la que como sociedad nos queda más cómoda —porque los pone lejos—, esa voz a la que nos acostumbramos, que nos dice: «Estos pibes no tienen cultura de trabajo, cómo la van a tener si nunca vieron a sus padres trabajar». También nos dice: «¿Contratar a alguien que vive en un asentamiento? Mejor no; probablemente consuma o me robe», o «Es muy difícil, seguramente creció con poca estimulación de su familia». Y así es la voz que está anclada desde siempre en nuestras creencias, en nuestros miedos y en nuestros prejuicios, mucho más de lo que tenemos la honestidad de reconocernos a nosotros mismos.

Una manera de salirse de esa creencia basada en el prejuicio y el miedo pero, sobre todo, en la desinformación es animarnos a conocer. Y cuando nos animamos a mirar distinto —como nosotros nos determinamos a hacerlo desde hace muchísimos años— lo que vemos es la posibilidad plena, vemos talento, vemos nativos digitales, vemos actitud, vemos ganas de comerse la cancha, vemos reflexiones profundamente sabias, vemos amor a sus amigos y a sus familias y a su barrio, vemos ganas de seguir estudiando, vemos volver a empezar una y otra vez, vemos metas, vemos decisión, vemos evolución. Vemos el potencial que se despliega si la oportunidad real existe.

En Arbusta decidimos tener esa mirada diferente. Y hacernos cargo. Y generar esa oportunidad.

Arbusta es como un holograma que se va develando según el paradigma, la potencia o la capacidad de sutileza del que la mira. Somos servicios digitales innovadores para acompañar la transformación tecnológica que nos exige el futuro. Somos una pyme latinoamericana con toda la vocación de escalar y los desafíos que eso plantea. Somos una oportunidad de trabajo para jóvenes que tradicionalmente no son mirados por la sociedad. Somos talento digital en toda su potencia ágil, innovador, que toma riesgos en una industria que cambia constantemente. Somos un sistema que, con inteligencia, nutre y despliega el talento de cientos porque, al mismo tiempo que brindamos servicios, somos un entorno de aprendizaje digital. Somos mayoría de mujeres en una industria en la que todavía su participación es muy baja. Pero, por sobre todo, somos un grupo de personas que nos animamos a tener una mirada diferente unos de otros, que buscamos conquistar nuestra plenitud, nuestro ser más profundo.

Integramos en nuestra operación al talento centennial no mirado por el mercado, que es el principal activo de nuestra organización, y el que define el rumbo de nuestro modo de ser y la forma en que somos mirados por la industria y la comunidad toda. Mientras brindamos servicios digitales, en Arbusta develamos talento. ¿Cómo decidimos hacerlo? Una de nuestras creencias fundacionales es que el talento es universal y está en todos lados, que los centennials son nativos digitales, y que el talento no se termina de desplegar en cursos y entrenamientos cuando no hay una oportunidad real de trabajo. Se aprende a trabajar, trabajando y generando redes inteligentes y adaptativas con tu entorno. Por eso creamos una empresa que genera oportunidades de trabajo formal para jóvenes que hoy son invisibles y no mirados por el mercado.

Sabemos del poder de la mirada para habilitar el potencial de cada persona. La mirada apreciativa valora y cree en el otro, aún cuando el otro todavía no descubrió todo su potencial.

Nuestro desafío es trascender las posturas que nos desintegran. Arbusta es una inmensa oportunidad de desarrollo personal evolutivo. Vencemos el prejuicio y las lógicas de que hay una parte de Arbusta que ayuda a otra parte de Arbusta. No hay rescatistas ni rescatados, cuidadores ni cuidados, indolentes ni necesitados, salvadores ni salvados. Cada uno de nosotros tiene que ser capaz de nutrir al otro desde su propia abundancia, de ser nutrido y, a la vez, generar procesos de autonomía graduales.

Arbusta trae luz como modelo virtuoso a un sistema que —al igual que muchísimos sistemas en los que hoy habitamos y nos movemos— está roto, porque sus partes se dan la espalda. El sistema cambia cuando cambiamos nuestra mirada, cuando nos salimos del miedo y de los prejuicios. Ese es el verdadero punto de acupuntura. Tener una mirada de posibilidad.

Queremos mencionar que estas líneas las estamos escribiendo en un tiempo determinado —este inicio de 2020, signado por la pandemia de coronavirus— del cual sería impensable volcar las miles de reflexiones que se nos disparan día a día. Pero en un contexto en el que se manifiesta a flor de piel y en forma exponencial todo lo bueno y lo malo de nuestra humanidad —como personas, como organizaciones, como sistemas, como mundo—, estamos listos para compartir tres muy evidentes. La primera es que sí, los sistemas están rotos. Es una mirada que compartimos desde hace muchísimos años y gran parte de nuestras energías personales, profesionales, vocacionales han estado puestas al servicio de restituir estos sistemas. Arbusta nació y existe por esa convicción. La segunda es que, en este último mes, Arbusta nos ha demostrado a nosotros mismos que es como organización de personas mucho más grande, sabia y poderosa de lo que intuíamos. Y despliega su poder en una estructura efectiva, en su liderazgo remoto, en su comunicación, en su profundo cuidado por cada uno de nosotros, en aprovechar el inmenso poder de la tecnología, en mantener sus servicios de calidad desde cientos de personas teletrabajando desde barrios populares. Y la tercera, quizás la más importante, es que en los barrios populares latinoamericanos —en donde el hambre sigue siendo mucho más urgente que el virus—, la economía informal se frenó porque la tecnología recién ahora se dio cuenta de que también tiene que llegar ahí y está mirando las formas de cómo hacerlo pero, sobre todo, porque en su mayoría es autónoma e informal —el día que no se trabaja no se cobra—, Arbusta es un mecanismo poderoso para sostener trabajos, fuentes de ingresos y transferencia de recursos a esos mismos barrios.

Queremos agradecer profundamente a cada una de las cientos de personas que desde su propio trabajo, desde su apoyo, desde su consejo, desde su desafiarnos e, incluso, desde su resistencia ha sido, es y será parte de este maravilloso viaje de transformación evolutiva. Nada de lo que está escrito en este libro hubiera sido posible sin el aporte personalísimo de cada una de ellas.

Abril de 2020

Paula Cardenau, Emiliano Fazio, Federico Seineldin

La potencia del talento no mirado

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