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Vida
ОглавлениеNos hemos acostumbrado demasiado a la vida hacia delante: un niño crece, deja de ser niño, trabaja día y noche, muere; una niña se hace mujer, viaja, escribe sus memorias, desfallece en el intento, muere. Una respiración curiosa nos impulsa a los sueños después, a las ideas después, al descanso después; pero después no queda margen, no hay tiempo, la vida se aplana y estrecha en sus extremos. La vida hacia delante es una quimera cuyo sentido demora en comprenderse y, al hacerlo, en ese extraño instante en que nos damos cuenta de que no era hacia adelante sino hacia los lados, el sinsentido nos viste con ropas ya mojadas y luctuosas. Pero hay vidas cuya gravedad no se encuentra en lo que se despliega hacia delante, sino en todo aquello que se contiene hacia atrás, lo que estuvo y está a punto de decirse y aún no se ha pronunciado. Vidas que se someten a la ilógica de un doble vértigo: el de la pasión desordenada –el deseo rugoso, la terquedad de la belleza– y el de las palabras que no se dicen, que no suceden, guardadas en sigilosos cofres, siempre estrechos, incapaces de contener la explosión inminente de una lengua que vocifera y calla al mismo tiempo. La existencia como confesión casi secreta: algo se expondrá, pero luego, más tarde; algo fundamental, algo que después –quizá fuera de tiempo y fuera del cuerpo– cambia todo el argumento de la obra; algo que no puede decirse en el momento porque nunca hay un momento oportuno; algo que no puede imitar al deseo ni seguir como torpe traducción a la intensidad de lo vivido. Algo que requiere esperar, porque a veces es en la espera –y no en la voz– donde reside la única palabra.