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INFLACIÓN E IMPUESTOS: LOS EROSIONADORES SILENCIOSOS

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Carlos, mira lo que me he comprado. —Esa misma tarde, cuando me disponía a salir del edificio de vuelta a casa, Quique me mostró orgulloso una hucha con forma de cerdito. Y agregó con suficiencia—: Pero no pienses que dejaré el dinero aquí metido hasta que me haga viejo. Me abriré otra cuenta en el banco y lo pondré allí.

¿Cómo podía hacerle entender a Quique que el cerdito y la cuenta corriente eran casi la misma cosa?

Me aflojé la corbata porque la tarea de explicarle qué hacer con su dinero iba a ser más complicada de lo que había previsto.

Bien hecho, ya has dado el primer paso —le felicité dándole una palmada en la espalda.

A continuación, le prometí continuar al día siguiente y luego seguí mi camino buscando el modo de explicarle, de un modo gráfico, quiénes son los dos grandes destructores del ahorro... que son las termitas que, poco a poco, se van comiendo nuestro dinero.

Enriquéceme despacio, que tengo prisa

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