Читать книгу Psicología para terapeutas - Cecilia Gallinger - Страница 17

El consultante

Оглавление

Si bien la combinación de variables que presenta cada consultante es única y cada proceso terapéutico es singular, todos los procesos terapéuticos experimentan avances, mesetas, retrocesos o recaídas, reformulaciones y nuevos avances.

Muchas veces podemos percibir que el consultante avanza tres pasos y luego retrocede dos, para luego permanecer por un tiempo allí “estancado”, hasta que nuevamente algo se despierta, el consultante se “destraba” y puede avanzar nuevamente, incluso con más fuerzas, con mayor impulso. Y es así como todo proceso avanza, no es rectilíneo, no es uniforme, no es constante, pero es la forma en que el ser humano transita sus procesos. Entender esto hará que estemos preparados para acompañar a nuestros consultantes en todos esos momentos y que ellos sientan que estancarse o retroceder también es parte del proceso, mientras no se pierdan de vista los objetivos terapéuticos, la meta hacia donde queremos llegar con la terapia.

Ir cumpliendo los objetivos terapéuticos, que el consultante vaya logrando resultados, aunque pequeños, es lo que lo mantendrá motivado en el proceso. Los objetivos terapéuticos pueden ser de lo más variados, por ejemplo: vivir con mejores condiciones de salud, aprender a reconocer, entender y manejar las emociones y pensamientos nocivos, construir relaciones interpersonales sanas, adquirir mayor autoconfianza y seguridad, superar los miedos que no permiten avanzar, conectarse con el sentido de su vida, etc.

Si pudiésemos graficar de manera simple el proceso terapéutico que atraviesa el consultante, resultaría más o menos de la siguiente forma:


Si bien el ritmo, velocidad, capacidad de superar obstáculos y continuar avanzando es particular de cada consultante, existen ciertas constantes si el proceso es estratégica y metodológicamente apropiadamente guiado por el terapeuta:

1 FASE DE AVANCE INICIAL: En el inicio el consultante comienza en su punto cero, cargando consigo todo su bagaje de preocupaciones y situaciones a resolver; este comienzo es un momento de gran confusión. Muchas veces, por primera vez, logra exteriorizar sus emociones y pensamientos y trabajarlos a niveles profundos, por lo que rápidamente comienza a sentir que se le abren nuevas puertas y posibilidades para darle cauce a sus emociones, comprenderse a sí mismo de una forma amorosa, comenzar a percibir cambios en el pensar, el sentir y el actuar, es decir, comienza a percibir los primeros resultados. Esta es una fase de gran entusiasmo y descubrimientos.

2 FASE DE MESETA O RETROCESO: Luego de un tiempo y de algunas conquistas, es posible que comience a percibir que ya ha avanzado lo suficiente (aunque sepa que su objetivo aún está lejos) y tiene momentos donde parece que se detiene su progreso, que son los momentos de meseta, totalmente naturales dentro del proceso. Pero esto hace decaer la motivación y puede comenzar a sentir que incluso empiezan a decaer los avances que había logrado. Muchos consultantes proyectan su sensación de estancamiento en el proceso mismo de la terapia y afirman que hacer terapia ya no les sirve, pues se sienten igual, o hasta peor que cuando comenzaron.En Psicología solemos ver esta la parte del proceso de meseta, o incluso de recaída como aquella crisis de curación que relatan muchos médicos, es decir, una reacción del cuerpo donde aparecen nuevos síntomas o se exacerban los existentes, que en realidad sirve para depurar al organismo y permitir la mejoría. Yendo al terreno psicológico, podemos ver esta fase de meseta o retroceso como la antesala del surgimiento de contenidos más profundos, reprimidos y ocultos, pues al acercarnos más a ellos, erigen sus defensas más fuertemente provocando algunas veces inclusive síntomas físicos (deseos de vomitar, fuertes dolores de cabeza, mareos, etc.). Es importante explicarle al consultante que esto forma parte del proceso, que es frecuente que ocurra, pero que es la manera que tiene el psiquismo de limpiar, de sanar, de eliminar lo acumulado que estaba haciendo daño, y que no desista, que resista, pues lo más probable es que si en ese momento abandona la terapia, su síntoma, el problema o la situación por la cual acudió por primera vez, no remita o que hasta resurja con más fuerza.Aquí es donde el terapeuta puede intervenir con estrategias para bajar los niveles de ansiedad, miedo, amenaza, tristeza o frustración que generan altos niveles de cortisol, que puede llegar a ser tóxico para el organismo. Podemos utilizar técnicas como meditaciones o relajaciones profundas para que el consultante tome consciencia y logre ubicarse dentro de su proceso. Se puede realizar también una visualización donde se invite al consultante a que haga un recorrido intentando recordar sus emociones, desde su estado previo a la terapia, en qué condiciones llegó a la consulta inicial, lo que ha transitado hasta ahora, su presente actual, los logros, el futuro inmediato luego de superar esta crisis y el futuro más a largo plazo, con todos sus objetivos ya cumplidos.Con estas simples estrategias y sabiendo realizar aportes pertinentes en los momentos adecuados para volver a conectar al consultante con su proceso, destacando los puntos positivos y las conquistas que ha ido experimentando, lograremos situarlo dentro de la totalidad de su proceso, para que pueda ver con claridad dónde se encuentra y valorar su trabajo personal, su esfuerzo y su evolución. Esta es una instancia crucial, pues se pueden dar dos posibilidades en el consultante:Que igualmente abandone la terapia, porque ya era algo que tenía decidido y nada lo puede hacer cambiar de opinión, o porque la motivación que le damos no resulte suficiente para continuar, o porque no nos quiera contar sus razones; en cualquier caso, debemos respetar su decisión y acompañar ese proceso de cierre. En estos casos es importante dejar la puerta abierta para nuevas consultas cuando el consultante lo sienta o necesite.Que, a pesar de su desgano y desmotivación, continúe, pues los objetivos planteados aún no han sido logrados, entiende el momento del proceso que está atravesando y decide afrontarlo con sus fuerzas renovadas. Por supuesto se descarta que los terapeutas debemos contar con las herramientas necesarias para que el consultante pueda seguir profundizando; de lo contrario, si nos damos cuenta de que no podemos dar más que lo que dimos hasta ese momento, la recomendación es derivar a otro profesional, quizás más experimentado o que practique otro tipo de terapia y que pueda continuar lo que hemos comenzado y alcanzar los objetivos propuestos.

3 FASE DE NUEVOS Y MÁS PROFUNDOS AVANCES y SANACIÓN: Si el consultante logra afrontar este momento, por supuesto, con el terapeuta experto como guía, suele ocurrir que, en un momento dado, surge un contenido que el consultante hace pasar desapercibido, restándole importancia; allí el terapeuta atento percibe que justamente eso que aparentemente carece de importancia, no es para nada irrelevante, e incita a profundizar. El consultante puede negarlo o presentar diversas resistencias, pero finalmente sospecha que eso que parecía pequeño, sin importancia, puede ser, en realidad, algo significativo y relevante para él; entonces comienza a ver con más claridad, como cuando una venda se cae de los ojos, a comprender con claridad y logra tener un fuerte insight.1 De esta forma, eso que pugnaba por salir, comienza a ver la luz, y a brotar con la fuerza de su emocionalidad reprimida, bloqueada o tapada, muchas veces durante años. Por primera vez esas emociones pueden ser descargadas, “abreaccionadas” –en términos psicoanalíticos–, pasar a la consciencia y el consultante puede volver a unir sus recuerdos y pensamientos a sus emociones (que en el momento de la represión primaria habían sido separados), encontrar los nexos lógicos, las conexiones de su síntoma, conflicto o desequilibrio actual con su núcleo traumático,2 comenzar a entender y desde allí, a sanar…Todo este proceso puede darse tanto en terapias que pasan por la palabra, como en las que no. En sesiones de Reiki por ejemplo, todos estos altibajos pueden ocurrir sin siquiera mediación de la palabra o intervención del razonamiento. Estos vaivenes característicos de todo proceso, pueden asimismo darse en cortos períodos de tiempo (terapias breves) o en largos períodos de tiempo (terapias de larga duración), pues ningún proceso es siempre ascendente, constantemente acelerado, destrabado y libre, por más efectiva que se promulgue una terapia. Estos vaivenes son los que permiten el avance.

4 TRANSFORMACIÓN: A partir del insight y de todo lo que se deriva de él, lo que sigue al proceso, es la implementación de nuevas estrategias, dirigidas a que el consultante vaya implementando y llevando a la acción concreta los cambios que necesita en su vida cotidiana para comenzar a diseñarla conscientemente, libre de obstáculos, y que pueda, a partir de allí, transformarse y vivir una vida plena, en armonía consigo mismo, con un alto nivel de bienestar subjetivo, pudiendo mostrarse al mundo de manera auténtica y cultivando relaciones positivas.

Es importante que se le explique al consultante desde el comienzo que los procesos terapéuticos no son lineales ni iguales en todos los consultantes, sino que cada consultante los atraviesa de forma particular y siempre presentan vaivenes, que todo lo que va ocurriendo sirve para progresar y que para continuar motivado es necesario no perder de vista los objetivos hacia donde desea llegar, pues todo lo que va experimentando contribuye a acercarse a ellos.

Psicología para terapeutas

Подняться наверх