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Aléjate de lo que ya no sirve para tu crecimiento personal

¿Y sabes por qué sucederá todo esto?

Porque te habrás “dado cuenta” por primera vez con conciencia de lo “que realmente quieres para tu vida”. Pues has comenzado a manifestarte y eso es un muy buen síntoma. Como también has comenzado a querer encontrar las preguntas adecuadas a las millones de respuestas que andan dando vueltas desordenadamente por tu cabeza y que te hacen creer que tu vida es un caos.

Sí, es un caos y me alegro de que así sea, pues desde allí es más fácil hacer algo, que desde la indiferencia y la incomunicación que te anestesian evadiéndote del compromiso que tienes, con tu propia vida.

El caos está fuera de ti y estás identificada con él como si debieras vivir en consonancia con todo ello. Y la indiferencia y la incomunicación están dentro de ti frenando la posibilidad que tienes de superarte.

Volver a reconectarte contigo misma, saber más de ti, te aclarará la visión y te ayudará a sentirte bien, fortalecida. Con la energía y la claridad que necesitas para poder ir hacia lo que realmente quieres en la vida, con mayor soltura. Sin forzar nada, sin controlar nada y desapegando de todo lo que no es útil para tu vida. Sin dudas, sin desconfianza, enfocando únicamente en lo que quieres.

¿Que no sabes lo que quieres? Bueno, te lo digo yo.

Quieres paz, armonía y amor.

Pon el foco en lo que quieres, no en lo que no quieres. Y lo que quieres puede ser algo concreto, realizable a corto plazo, el primer movimiento consciente que hagas para salir de la fantasía del miedo. Luego vendrán los siguientes pasos para armar nuevos procesos que tú misma planificarás a corto plazo y que vivenciarás paso por paso. Recuerda que eliges todo en la vida de manera consciente o no pero lo haces siempre.

No eres una improvisada, eres una persona que está aprendiendo a registrarse, a observarse y a respetar lo que está sintiendo. La mayoría de las personas vive en automático, repitiendo todos los días lo mismo y te hacen creer que eso es vida. Y tú sabes que no.

Pero para verlo de otra manera tienes que conocerte para saber cuál es tu manera de ser, tu estilo personal y desde allí salir al mundo. Respetando tu estilo y valorizando con mucho amor todas tus experiencias de vida. Pues allí está tu aprendizaje.

Eso es lo que todos queremos en primera instancia, desde que nacemos. Vivir espontáneamente, genuinamente, siendo quienes somos, pues es una ley humana sentirlo y desearlo. Pero hemos perdido ese registro y el autoconocimiento es lo que nos ayudará siempre a reconectar con sus herramientas una y otra vez, trabajando en esas sensaciones dolorosas que quedaron atrapadas por “el deber ser”. Y el cómo lo lograremos será el proceso que debamos hacer cada una de nosotras de manera personal.

Pero todo paso a paso.

Es muy bueno que tengas una percepción de tu vida y no importa cómo la califiques. Aunque hayas dicho miles de veces: “Mi vida hoy es un caos”. O hayas dicho: “Mi vida es maravillosa”, cuando la realidad es que era un caos. Pues esto habla de que tienes registro de tus sentimientos y de que hay cosas que te molestan mucho y que ya no son útiles para tu evolución de la manera en que se te presentan.

Has sacado la banderita blanca de alguna forma pidiendo atención, asistencia e información. Y este es un excelente indicio y muy saludable por cierto de que estás presente y que hay algo que hoy deseas cambiar. No sabes qué hacer, pero ya de esta manera no te sirve más.

Y así será siempre. Has comenzado a reconocer tu incomodidad.

Siempre tendrás contigo una señal de alerta, que con el tiempo se afinará y será más susceptible a todo lo que te incomoda. Te indicará más rápidamente que ya es hora de armar nuevas estrategias para redireccionarte hacia algo nuevo, hacia aquello que te hace sentir bien.

Esta actitud saludable, si así lo sientes o deseas hoy, habla de que amas la vida que hay en ti más de lo que creías. Y será la chispa que deberás mantener eternamente ardiente en tu corazón para lograr tu único propósito de vida, que es ser feliz contigo misma. Desde allí verás cómo todo se ve diferente.

Allí habrás logrado delinear, como una guerrera, la línea divisoria entre tú y los demás. Habrás aprendido a reconocer y a defender tus límites, tu frontera y tu territorio.

Entonces, ¿qué puedes hacer hoy?

Confiar, relajarte, tener paciencia contigo y leer, leer, leer.

Hoy confía en ti, siente más de lo que piensas y permítete la posibilidad de creer que algo diferente puede llegar a suceder.

Y me refiero a lo que vaya naciendo dentro de ti.

ü A una nueva claridad para ver la vida.

ü A una mayor certeza de lo que quieres o de lo que no quieres para ella.

ü A una nueva fuerza que te permitirá actuar con conciencia en lo que determines hacer de aquí en más… Sin que te lo propongas.

Será inevitable todo lo que te vaya sucediendo en la medida en que estés atenta, presente, te observes, te registres y sientas qué es lo que te está pasando con eso que te pasa. Verás cómo te será útil toda la información que rescates de ti misma, pudiéndola aprovechar mejor en la medida en que te abras, te flexibilices y te enfoques a diario en tu trabajo de autoconocimiento.

Lo que te irá haciendo sentir cada vez más segura de lo que intuyes, presientes y de tus necesidades físicas, mentales y espirituales.

Y el hecho hoy de poder sentarte a planificar con lo que tienes, estipulando cómo quieres que sean las cosas y pensando en pedir ayuda a un coach para llevarlo a cabo si fuera necesario, es una herramienta poderosísima que debes aplicar en todo.

Esta nueva actitud te irá dando confianza, un marco propio de contención, un orden y te ayudará a armar estrategias que son necesarias para tomar decisiones importantes. Este es el lugar más saludable desde donde partir para tomar cualquier decisión. Por eso nunca te olvides de tener a mano una libreta donde anotar todo lo que tienes que hacer, el modo como lo harás, las etapas que consideras que llevará y todo lo que necesites agregarle.

Míralo de este modo.

Tu nueva actitud ante la vida te lleva a accionar con conciencia. Como si te fueras a mudar y planificas tu mudanza, los gastos, lo que te llevarás o no, las llamadas que debes hacer, el dinero con que dispones, la ayuda que pedirás, la época en que lo harás, etc.

Si lo bajas a papel, aunque lo modifiques mil veces, verás cuánta energía se economiza y la tranquilidad que genera el saber que las cosas están siendo observadas. Pues has trazado un plan de acción, sobre una visualización de cómo quieres que sean las cosas. Aunque sobre la marcha debas hacer cambios simples o importantes. Tú eliges, es tu vida.

Y aquí ya te has empoderado, has aprendido a resolver y a soltar. Nada más que eso, sin cargas afectivas innecesarias que bloqueen tu deseo de vivir en paz.

Bien sabes que todo lo que visualizamos primero es más fácil llevarlo a cabo después. Medita y visualiza todo lo que deseas para tu vida y luego deja que el universo mueva las piezas. Pero siempre estate atenta, mira las señales, pues ese es tu trabajo, seguir las pistas paso a paso para armar tus proyectos. Que hoy deben ser a corto plazo.

Ahora solo trabaja en ti y el tiempo te demostrará cómo el saber de ti nunca se acaba y es el trabajo mejor remunerado. Ya lo verás. Pero trabaja sin resistir, insistir y persistir en viejos hábitos.

¿Sabes qué quiero decirte con ello?

Que leas…

ü sin negar

ü sin justificar

ü sin interpretar

ü sin engañarte

ü sin prejuzgar

ü sin criticar

ü sin evadirte

ü sin rechazar

ü sin resistir

ü sin enojarte

ü sin victimizarte

ü sin ofenderte

ü sin negociar

ü sin especular

ü sin comparar

Y sin huir de tu mayor responsabilidad, que es nada más ni nada menos que la de…

ü ser feliz

ü sentirte una persona digna

ü respetar tu moral, tus valores y tu ética

ü reconocer tus límites

ü aceptarte

ü aceptar todas tus experiencias de vida como tu capital de vida

ü respetar tu intimidad e individualidad

ü respetar tu estilo, manera de ser, marca personal

ü respetar tus tiempos

ü vivir la vida desde ti

ü recordar que nada ni nadie te pertenece, ni tú le perteneces a nadie

ü respetar los programas de vida de los demás, como el tuyo propio

Y no pienses cómo habrás de lograrlo, pues está implícito en tu esquema o proyecto de vida vivir desde allí. Ya viene en el prospecto de tu envase, solo que lo has olvidado. Estás tan llena de creencias, condicionamientos, obediencias y disciplinas que nos han enseñado e impuesto para cubrir y calmar las expectativas propias y ajenas, donde hemos perdido rastro de muchas cosas y entre ellas de quiénes somos.

Solo hay que sacar lo que está de más y limpiar la maleza para ver la flor que allí estaba oculta esperando la luz del sol.

Y para que lo logres, la vida te pondrá a prueba las veces que sean necesarias para ver si te estás fortaleciendo, si crees cada vez más en ti, si eres más flexible, si estás manejándote bien o necesitas un reajuste en las relaciones, los vínculos y los objetivos que quieras cumplir. Porque el cómo te manejes afuera de ti habla bastante de cómo te sientes contigo misma.

¿Sabías que cuando vives desde ti mirando y contemplando el mundo, y no viviendo el mundo o la vida de los demás como propia, todo se ve diferente? Allí tu registro de supervivencia es impecable, pues te encuentras más atenta que nunca a no permitir que nada ni nadie se interponga entre tú y tú misma. Y logras de este modo mantener un actitud saludable con todo lo que se te vaya presentando y descartando rápidamente lo que es impresentable para tu vida.

Recuerda, si te respetas, si disfrutas de ti y te amas podrás comprender lo que es respetar a los otros, disfrutándolos, amándolos, poniéndoles límites claros y no dejándolos avanzar en tu vida personal, en tu vida íntima porque, aunque estés casada y tengas cuatro niños, tú tienes una vida personal, como la más soltera de todas las solteras, que debe ser aceptada y respetada.

Todo siempre es de uno hacia afuera, nunca de afuera hacia uno. Si no es allí donde nos identificamos con otras personas, cosas o situaciones y pensamos como ellos.

Un ejemplo de ello es cuando una idea o pensamiento te obsesiona, allí dejas de ser tú para ser ese pensamiento. Que de ninguna manera te pertenece. Allí dejas de ser contemplativo y pasas a tomar parte del asunto olvidándote de protegerte y de marcar distancia con la situación o persona que te hace sentir incómodo y te hace sufrir.

Allí dejas de ser objetiva, pierdes el sentido común y pierdes el registro de quién eres y quedas a merced de un extraño en tu vida.

Amor, puertas adentro

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