Читать книгу Experimentos amables - César Alejandro Mejía Acosta - Страница 15

Uno para cambiar estereotipos tontos

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Acabo de pedir varias cosas a mi apartamento, siempre ordeno a la misma tienda de la zona y me trae el mismo muchacho venezolano, solo que hoy pasó algo distinto, ocurrió un caso de contagio.

Cuando llegó, saqué un paquete extraño, eran papas a la francesa, de esas congeladas, sin embargo, no venían en la presentación de siempre y le dije, de manera amable, “Compa, estas no son las mismas papas que has traído, ¿las cambiaron?”, y es que no entendía muy bien por qué las habían cambiado, me gustaban las de antes.

A pesar de que lo dije un poco contrariado, él me respondió, en su acento venezolano: “No, mi señor, es que en el negocio se agotaron, y yo fui a otra tienda y se las conseguí, no quería que se quedara sin sus papas”.

Yo, más que enternecido y un poco arrepentido por mi tonta y primaria reacción, le expresé que no tenía que haberlo hecho, porque además llovía. Y él, para acabar de rematarme, respondió, “¿Cómo no lo voy a hacer si usted siempre es bueno conmigo?”.

Moachos, si lo miran, y quienes han estado en mis charlas lo saben, es el efecto no inmediato pero infalible de la amabilidad, quizá en algunos momentos demora un poco, pero siempre da la vuelta y toca al que inició el contagio. ¿Ya empezaron a practicarla? La clave está en quien #ContagiaAmabilidad.

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