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Física, biología, crecimiento personal y espiritualidad
Оглавление“Uno en Todo, Todo en Uno,
Uno en Uno, Todo en Todo”.
Tradición Kegón, Japón
“Un ser humano es parte de un todo, al que llamamos Universo, es una parte limitada en tiempo y espacio.
Experimenta sus pensamientos como algo separado del resto, una especie de ilusión óptica de su consciencia.
La ilusión es para nosotros una especie de prisión, que nos limita a nuestros deseos personales y al afecto por unas pocas personas que tenemos cerca.
Nuestra tarea debe consistir en liberarnos de esa prisión, ampliando nuestro círculo de compasión hasta llegar a abrazar a todas las criaturas vivientes y a la totalidad de la naturaleza en su belleza. Nadie es capaz de lograrlo completamente, pero la búsqueda de tal logro es en sí misma parte de la liberación y base de la seguridad interior”.
Albert Einstein
Considerando que el objetivo fundamental del modelo de las Interacciones Primordiales es desplegar una aplicación práctica y concreta, a fin de llevar desarrollo y bienestar a todo tipo de ámbitos psicosociales, podrá usted preguntarse, legítimamente, cuál es el sentido de comenzar este trabajo dedicando un esfuerzo a comprender la naturaleza del Universo. Entiendo esta inquietud, y le pido por favor que tenga paciencia y siga avanzando en la lectura; le aseguro que a lo largo de este trabajo comprenderá usted la importancia fundamental de procurar entender la naturaleza del Universo para poder comprender a las criaturas que de él han emergido, entre las cuales, por supuesto, estamos nosotros, los seres humanos. En mis otros libros, escritos después de la primera edición de éste, y dedicados al trabajo corporal y a la meditación, he llevado todas estas intuiciones acerca de la forma en que las pautas universales se manifiestan en nosotros, y las he convertido en intuiciones teóricas, metodologías y técnicas específicas para abordar el desafío del desarrollo personal y social. Sin una comprensión previa del Universo, todos estos métodos y técnicas carecerían del fundamento teórico y de la mirada integrativa que les brindan sentido y potencia operativa.
Hemos visto hasta aquí que la herida básica de la cultura y el ser humano contemporáneos se asienta en la dificultad de percibirnos como parte del Universo. Señalamos también que, en la medida en que sigamos cargando con la herencia de una visión del Universo como algo mecánico y sin sentido, esta integración se torna muy difícil, por no decir imposible. En este capítulo daremos un paso más allá, al afirmar que el modelo que aquí presento se asienta en la intuición de que, si todo lo que existe proviene de una Fuente común, debe ser posible entonces encontrar patrones, pautas, configuraciones y quizás estructuras semejantes en todos los planos del Cosmos. Es decir que, si el Universo, el reino mineral, los sistemas biológicos y la mente provienen todos del mismo origen, todos ellos deben responder a determinadas pautas básicas de funcionamiento y desarrollo. Por lo tanto, comprender mejor el Cosmos implicaría poder comprender mejor la mente, y viceversa.
Del mismo modo, hemos visto la necesidad de integrar las observaciones del mundo material que nos aporta la ciencia tradicional, con aquellas del mundo interno que nos aportan las tradiciones espirituales.
Para desarrollar una mirada del ser humano con raíces universales, es preciso entonces estar abiertos a la posibilidad de integrar conocimientos de la psicología académica tradicional con aportes de tres campos del conocimiento: la física, la biología27 y la sabiduría de las antiguas tradiciones espirituales de la humanidad, entendidas estas últimas no como conjuntos de dogmas y creencias, sino como psicologías que brindan auténticos mapas del alma humana.
Hemos afirmado que somos Universo adoptando forma humana. Exploraremos ahora las pautas comunes entre el Universo como tal y esta forma peculiar que suele adoptar: nosotros mismos.