Читать книгу Curso rápido para hablar en público. La voz, el lenguaje corporal, el control de las emociones, la organización de los contenidos… - Daniela Bregantin - Страница 15
Lección III
Lavoz y sus secretos
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Pronuncie el discurso como si tuviera vida propia
Un uso adecuado de la voz logra que el contenido sea valorado, resulte más atractivo.
Todos hemos conocido, antes o después, a algún profesor muy preparado, portador de contenidos excelentes e interesantes, pero con el que al cabo de poco tiempo se corría el riesgo de dormirse a causa de su voz monocorde.
Quintiliano también nos alerta sobre «aquello que los griegos llaman monotonίa (“monotonía”), la uniformidad excesiva de la respiración y de la voz». Tenemos a nuestra disposición un instrumento excepcional, capaz de emitir en diversos tonos, en volumen bajísimo y altísimo, con silencios, y diferente velocidad de pronunciación de las palabras. Así pues, se trata únicamente de entender este instrumento y ejercitarlo correctamente.
EN PRIMER LUGAR, LA IMPOSTACIÓN DE LA VOZ
Lo primero que debemos tener en cuenta es que el público debe oírnos y… oírnos bien. Siempre recordaré el consejo de un profesor de dicción: ¡en primer lugar, que se os oiga, después nos ocuparemos de la interpretación!
Por tanto, lo primero a lo que debemos prestar atención cuando vayamos a dar un discurso es a la impostación de nuestra propia voz: si se hace de manera adecuada, por una parte, nos aseguraremos de que el público nos oye de manera correcta y, por otra, evitaremos el riesgo de dañar este sofisticado y delicado instrumento que es nuestro aparato fonador.
ALGUNOS CONSEJOS
Para hablar bien es necesario respirar correctamente. Es preferible inspirar a través de la nariz, acción que comporta las ventajas de filtrar el aire, ser más silenciosa que la inspiración a través de la boca y mantener húmedas las mucosas impidiendo que la garganta se seque. También es importante no espirar demasiado a menudo y de manera incompleta, porque esto puede producir fatiga. Es conveniente recordar que, según los sabios hindúes, el control de la respiración es el control del pensamiento, de las emociones y, podríamos añadir, de la voz.
Adquiriendo conciencia de que la respiración es la base de la vida y de que no se limita al aparato respiratorio, lograremos establecer una nueva relación, de carácter integral, con la respiración misma. Así pues, la respiración se convierte en la total y completa armonía con todo aquello que nos rodea. De este modo, cuando estamos ansiosos, tenemos tendencia a aspirar más aire, de forma entrecortada, intentando alcanzar mediante la respiración una situación de mayor seguridad.
Otro ejemplo puede ser el orador que en su casa pronuncia el discurso perfectamente, pero que se encuentra con la respiración entrecortada y la garganta seca frente a la platea. Una respiración correcta, armónica, natural y rítmica puede ayudar a reequilibrar estas situaciones problemáticas.
Una última sugerencia. Cuando la reserva de aire en el abdomen disminuye, existe todavía la posibilidad de no interrumpir el flujo de palabras utilizando el ensanchamiento de las últimas seis costillas, situando la pelvis un poco hacia atrás y dilatando la musculatura dorsolumbar. Esta técnica permite crear una especie de salvavidas que rodea la cintura bajo el ombligo. Un apoyo que haga surgir el aire como el agua de una fuente y la voz sea la bolita que se mantiene en equilibrio sobre el agua.
Para realizar una buena impostación es necesario que el flujo de aire que genera el sonido se proyecte con energía y sin encontrar obstáculos – como el cierre de la laringe o una apertura insuficiente de los maxilares— y que el sonido sea amplificado por las cajas de resonancia fisiológicas.
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