Читать книгу Los miedos de Ethan - Darlis Stefany - Страница 13

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[no image in epub file] Capítulo cinco [no image in epub file]

—Ay, no. Monstruos, monstruos —advierte Chase frunciendo el ceño ante el plato de vegetales. Tomo adrede un trozo de zanahoria y lo llevo a mi boca bajo su atenta mirada.

—Uhm… Delicioso. Gracias, mamá.

—¡Los vegetales arriba! —exclama Cheryl engullendo Brócoli, mamá la ve como si ella fuera su salvadora.

—Vamos, campeón. Un bocado para que crezcas —lo alienta Jorge.

—Nu-uh, seré un enanito de Blancanieves —anuncia como si esa fuera la solución para no comer vegetales. No puedo evitar comenzar a reír lo que hace que comience a toser. Jorge palmea mi espalda.

—Tómalo con calma, chica —bromea.

—¿Lo ven? Los vegetales iban contra Grace —asegura Chase, Chery lo señala con el tenedor.

—Eres muy niño —lo acusa antes de comer otro bocado de brócoli, Chase se estremece.


1 DE ABRIL, 2014


—Has vuelto —dice Katherine deteniéndose fuera de mi oficina.

—Dije que volvería —río.

—Y luces mejor. No se notan tus ojeras.

—Pude descansar.

De hecho, pase dos días durmiendo todo lo que pude y recuperándome de los días tristes. Presiono click en imprimir. Me pongo de pie y tarareo una canción.

—Tengo el modelo final de la portada que tanto trabajo me dio —anuncio tomando la hoja que arroja la impresora. Se la extiendo a Katherine—. ¿Qué te parece?

Ella la observa. El espacio vacío lo llené con la silueta en sombras de una pareja tomándose de las manos. Parecen que van desapareciendo y me parece realmente genial. Tan genial que ahora siento recelos de que vaya a ser la portada de una historia que no me gustó.

—Vaya, ha creado grandioso. Ella va a amar la portada de su libro.

—Eso espero. Kae está en una reunión con los cinco autores contratados, dentro de ellos está ella. Esperaré que termine y se lo mostraré. Si no le gusta creo que renunciaré a hacer su portada, me ha costado este diseño, mira que incluso Ethan aportó su ayuda.

—Tan amable Ethan.

—Tengo mucho con lo que ponerme al día. Cinco portadas de las cuales encargarme —tomo asiento en mi silla.

—Kae me asignó dos. Estoy emocionada.

Río ante su entusiasmo mientras tomo uno de los borradores ya aprobados por la correctora y Kae. Debo leerlo para hacerme una idea de qué irá la portada.

—Si me necesitas estoy al lado.

—Lo mismo digo —digo. Acomodo mis lentes de lectura y comienzo a leer el primer borrador. Tengo mucho con lo que ponerme al día.


3 DE ABRIL, 2014


—Hola, por aquí. —Alzo la vista y Dexter está sonriendo. Entra a mi oficina, toma una silla y se sienta a mi lado sin perder su sonrisa. No puedo evitar reír.

»Hottie está ocupada con una reunión de posibles socios inversionistas para la traducción al español de los libros que se publiquen —me informa—, la Fiver se acaba de ir a almorzar con Harry. Los que trabajan en esta editorial parecen deslumbrarse cuando me miran, por lo que me dejé de mierda y vine con la persona genial. Alias Grace.

—Me siento halagada.

—Así que seré tu compañero hoy. Tu jodido compañero caliente.

—Espero Juliet no se ponga celosa.

—No lo creo. Mi chica es una mujer segura y tú y yo somos amigos.

—No sabía que éramos amigos.

—Sí, eres mi amiga Fiver —asegura, restándole importancia con una de sus manos—. Entonces… ¿Qué estás haciendo?

—Termino de leer un borrador, tengo que hacer una portada de esto.

—¿Puedo ayudarte en algo?

Tomo un borrador que debe de tener solo setenta páginas. Es una historia erótica muy corta, supongo que va a gustarle leerla y si no le gusta eso solo me dirá que es una mala historia de sexo.

—Aquí. Lee esto. —Tomo un resaltador—. Resalta los diálogos claves y anota palabras que creas puedan ayudar a hacerme una idea de la portada. Si haces eso, más rápido terminaré con todo el trabajo pendiente. Y te amaría más de lo que mi lado Fiver ya te ama.

—Me gusta ser amado. —Es todo lo que dice concentrándose en comenzar a leer—. Voy a ayudarte.

En silencio leemos. Me queda muy poco de este borrador, además la historia es muy original. Ciencia ficción, tiene buen contenido y atrapa.

—Ehmm, ¿Grace?

—¿Sí?

—¿Es normal que en la página diez ella se la esté chupando?

Interrumpo mi lectura y lo observo. No puedo evitar comenzar a reír. Él también lo hace.

—En serio y un poco más abajo él le mete dedos. Pensé que las chicas amaban el romance, pero ya veo que también aman leer sobre sexo.

—El sexo ahora vende —respondo—, es un relato corto erótico, por eso avanza todo tan rápido.

—Bueno, malditamente no he conseguido una erección leyendo esto. De hecho, me da risa, así no suceden las cosas realmente —ríe—. No obtienes que te chupen la polla de este modo. Es irreal.

»Y no creo que a las chicas amen el sabor del semen. Quizás les da placer complacer, no tener arcadas y tragárselo para demostrar un hecho. Pero dudo muy seriamente que alguien amé el sabor del semen. Eso es retorcido.

—Kaethennis dijo algo similar. Solo obtendrá una venta digital, si al público le gusta, entonces sale a la imprenta.

—Seguiré leyendo. Apuesto que la protagonista es virgen y no va a dolerle —murmura—; que jodida fantasía.

Río y retomo mi lectura. Es divertido tener la ayuda de Dexter, se queja durante toda la lectura sobre cada escena de sexo, desmiente muchos escenarios. Pregunta sobre cómo logró el protagonista usar un condón en una piscina, no tengo respuesta para eso.

Cuando termino el borrador y me quedó intrigada sobre qué pasará en el segundo libro, Dexter ya ha terminado también.

—Muy bien puedes poner una jodida polla enfundada en condón en la portada —me indica—. Sexo por todas partes y un muy mal sexo. No hay trama. Al menos una pelea con sentido. ¡Nada!

—Vamos, tiene que haber algo que pueda usar.

—Ella siempre tenía ropa interior costosa y de encaje. Igual subrayé palabras y anoté como me dijiste. Espero y te sirva de ayuda. Y no leas la historia. No la recomiendo.

—De acuerdo, gracias por tu ayuda.

—Siempre para ayudarte —guiña un ojo, luego flexiona sus dedos—. Así que…

—¿Qué?

—La semana pasada estuve por aquí y parece que todos estaban un poco preocupados sobre ti.

—Un pequeño inconveniente, pero ya estoy muy bien.

—Incluso, vi que Ethan estaba preocupado —Sonríe—. Tan loco como suena.

—Ustedes son lindos con su preocupación, pero realmente estoy muy bien.

—Me preocupo por mis Fivers. Sobre todo, mi jodida Fiver amiga.

—Gracias, pero no soy una persona jodida.

En respuesta él ríe antes de palmear mi hombro y ponerse de pie.

—El tiempo pasa rápido. ¡Mierda! Voy tarde a la reunión —maldice un poco más—. Nos vemos luego Grace. Un placer ayudarte.

—Vete, vete. No me culpen de tu retraso.

—No le diré a nadie —dice riendo mientras se va—. ¡Mi Fiver!

La risa de Katherine me hace saber que se trata de ella a quien saludo. Minutos después Katherine se asoma en mi puerta.

—¿No es Dexter un encanto? —me pregunta parpadeando de manera continua haciéndome reír.

—Un encanto caliente —concedo.


5 DE ABRIL, 2014


—¿Qué te parece? —pregunto mostrando el boceto.

—¿Es una fiesta de… Décadas?

—Sí… ¡Lo entendiste! —exclamo entusiasta—. La tía Olivia cumple 50 años en un tiempo y su fiesta será de las décadas cincuenta, sesenta y ochenta.

—Deberías invitarme.

—¡Claro! ¿Cómo podría yo divertirme si Lola González no va? —pregunto robando una de sus galletas. Me fijo en cómo va vestida—. ¿Vas a salir?

—Cena con los padres de Gina. Amo a sus padres, realmente los amo.

Río, si yo fuera ella también los amara. Padres comprensivos que aceptan a la novia de su hija.

—Si la mamá de Gina hace uno de esos ricos pasteles de fresas con crema, tráeme un poco, por favor. Esa mujer hace el mejor pastel de fresas.

—Lo tendré en cuenta. ¿Cuáles son tus planes? ¡Es sábado!

—Iba a verme con Marly y Leo, pero a última hora están resolviendo cosas de la boda. —Hago el intento de un puchero—. Así que soy yo y mi soledad.

—Podrías invitar a Charlie a venir y tener algo de acción.

—No quiero tener sexo —río—, menos con Charlie. Él podría recitar poemas cursis para mí en el acto.

»Charlie es un chico dulce, solo que no es para mí y no voy a utilizarlo para ocupar un sábado. Veré algunas buenas películas y comeré mucho.

—Es un buen plan, yo te haría compañía, pero cenar con los padres de mi novia suena mejor.

—Presumida.

—Llorona.

Mi celular suena poniendo fin a la patética disputa de insultos infantiles. El identificador señala que es de casa y aun cuando me gustaría no contestar. Atiendo.

—Aquí la maravillosa Grace. ¿Quién por allá?

—La maravillosa abuela —ríe en respuesta—. Hola, mi Grace.

—Abuela… ¿Cómo estás?

—Bien, pero yo podría estar mejor si mi bella y única nieta me llamara con más frecuencia.

—Lo siento, abuela, he estado poniéndome al día con el trabajo.

—Claro, cariño. ¿Qué tal está todo?

—Todo está bien, abuela. Soy la misma Grace.

—Quiero diferir. Igual siempre serás mi Grace. —Apuesto a que está sonriendo—. Así que tu mamá me pidió que hiciera esta llamada…

—Abuela…

—…Ya que no estás contestando las suyas —prosigue—; habló con un cirujano…

—No de nuevo, abuela. Estoy bien de la manera en la que estoy. ¡Casi ni se nota!

Excepto que sí se nota, yo lo noto y estoy segura de que aquel que se fije logrará verlo también. Pero hace años terminé con las cirugías.

—Ella quiere hacer esto por ti.

—Puedo imaginar cuán costosa es esa cirugía. No tiene que hacerlo, no quiero que lo haga. No lo quiero.

—No lo admitas a los demás si quieres, Grace, pero te conozco. Sé cuánto detestas esa marca en tu espalda, sé cuánto te lastima. ¿Por qué no puedes dejarla ayudarte?

—Porque no lo acepto… ¿De acuerdo? —Recuerdo de manera tardía que aún estoy frente a Lola, camino a toda prisa a mi habitación—. Si yo no lo acepto no voy a borrarlo. De nada sirve sanar la cicatriz externa cuando en mi interior aún no sano.

—¿Y cuándo vas a sanar esas heridas, Grace?

Permanezco en silencio, me dejo caer sobre mi cama y observo el techo.

—Marzo ya pasó, abuela. ¿Podemos dejarlo atrás?

«Hasta el próximo marzo», sé que quiere decir, pero ella suspira. Yo sonrío, ella va a dejar ir el tema.

—¿Por qué no vienes a cenar con nosotras?

—Tengo planes. —La mentira sale tan automáticamente que siento culpa—. Puedo ir la semana que viene…

—Está bien, estaré muy feliz de que vengas. Espero ese trabajo tuyo no te explote como el anterior.

—Abuela, mi trabajo es genial, tú deberías conocer a mi jefa.

—Me encantaría conocerla. —Ríe—. ¿No hay ningún novio que tenga que conocer?

—Negativo —río—, atraigo a los chicos cursis y no me gustan.

—Mi peculiar Grace.

—Aunque…

—¿Sí?

—¿Recuerdas cuando salí de la clínica hace seis años y comencé a escuchar música muy genial de una banda?

—Claro, me hiciste comprarte sus CDs y llevarte a un concierto.

—Sí, bueno. ¿Te acuerdas que uno de ellos es el esposo de mi jefa?

—¿El guitarrista, no?

—No, abuela. Es el baterista, nunca cometas esos errores.

—De acuerdo, mi error.

—Bueno, ellos son geniales.

—¿Y?

—Uno de ellos como que me ayudó un poco en los días tristes. Fue agradable.

—Eso es lindo.

—Sí, fue algo lindo.

—¿Has hablado con tu abuelo?

—No, pero planeo visitarlo en cuanto pueda. Él dice que solo te consiento a ti.

—Viejo celoso. No es mi culpa ser mejor persona que él.

—Claro, abuela, ustedes huelen a amor.

—Cuidadito con lo que dices.

Hablamos durante largo tiempo en el que río y bromeo con ella. Si hay algo que debo admitir es que siempre he sido la niña de abuela, quizás se deba a que los primeros años de mi vida los viví con ella y no con mamá.

En algún momento, Lola se despide de mí y continúo hablando con la abuela, la factura quizás va a salirle un poco costosa por esta larga llamada. El timbre suena y me pongo de pie. Salgo de mi habitación y abro la puerta.

—No recuerdo haber pedido un rubio a domicilio —comento.

—Entonces, estás de suerte que me enviaron sin que lo pidieras —es lo que dice Andrew con una sonrisa.

—¿Es esa la voz de un hombre, Grace?

—Abuela, te llamo luego. Debo colgar. Te amo.

—También te amo, mi Grace.

Finalizo la llamada viendo incrédula a Andrew. No voy a mentir, mi lado loca está realmente eufórica de que Andrew Wood esté aquí.

—¿Te preguntas quién me dio tu dirección?

—No. Lo que me pregunto es qué de bueno hice en esta vida para que el maravilloso Andrew Wood esté frente a mí. Solo te falta la guitarra y te verías justo como el poster pegado en mi pared.

—¿Vale? —pregunta desconcertado. Río.

—Estoy bromeando. No tengo posters en mi pared.

—Kae me dio tu dirección. —Me hago a un lado dejándolo entrar—. Tenemos cuarenta minutos para que estés lista.

—¿Para qué?

Cruzo mis brazos a la altura de mi pecho, no es que la mirada de Andrew esté ahí ni que yo tenga los súper pechos. Pero no llevo sujetador y puesto que ya un miembro de BG.5 ha tenido la experiencia de ver mis pechos, prefiero dejar a Andrew en la ignorancia sobre ellos.

—Para una fiesta. Necesito compañía femenina. Mis dos mejores amigas están en casa con sus esposos y bebés. Así que tú eres mi nueva amiga.

—Vale, me siento como tu plan C.

—Nah. Eres la Fiver que considero mi nueva amiga. Así que aun cuando eres muy hermosa, ve a cambiarte que vamos a una fiesta.

—¿Puedo preguntar de quién es esta fiesta?

—La fiesta sorpresa de Holden Harris.

—Tienes que estar jodiéndome.

Él ríe y se deja caer en mi sofá. Espero Lola y Gina no hayan estado haciendo sus cochinadas en el sofá puesto que no he tenido la oportunidad de limpiarlo en caso de que eso haya sucedido.

—No soy el tipo de la banda que dice estas cosas. Pero, Grace, evidentemente, no te estoy jodiendo —mira sus manos—. No, no estoy jodiéndote.

—¡No hablaba de eso!

—¿Qué puedo decirte? Paso mucho tiempo con Doug. —Se encoge de hombros.

—¿Es como el caliente Holden Harris? ¿El hombre sexy que habla de economía y cosas importantes en la televisión?

—Creo que hablamos del mismo Holden.

—¿Quieres que te acompañe?

Andrew ve su reloj que, apuesto, es muy costoso, luego me observa a mí y de nuevo al reloj.

—Ahora tienes treinta minutos para arreglarte. El tiempo corre Grace.

Me gusta la idea. ¿A quién puede no gustarle?

—De acuerdo, siéntete como en casa. Hay galletas.

—Veintiocho minutos.

—¡Ya voy! —Río caminando deprisa a mi habitación—. Espera, ¿cómo debo vestirme?

Me doy cuenta de que él lleva una camisa blanca de botones y pantalón marrón oscuro. Nada formal, pero tampoco luce muy casual.

»¿Tacones? ¿Pantalón? ¿Qué debo usar?

—Lo que quieras. Eres preciosa, cualquier cosa te hará lucir aún más bella.

—¡Oh! ¡Eres tan lindo!

Sigo mi camino. Cuando estoy entrando a mi habitación Andrew me llama, no puede verme.

—¿Dime?

—A Ethan creo que le gusta cuando usas vestido, aunque también podría gustarle las faldas —ríe.

—¿Y me dices esto por? —grito en respuesta, escucho su risa.

—Nada, solo me pareció un dato curioso para compartir.


—¿Qué es lo gracioso? —pregunto cuando Andrew detiene su auto frente a una gran casa.

Veo a una chica de cabello castaño comenzar a caminar, luego otra mujer grita su nombre y ella se detiene. No sé si sea alguien famoso y reconocido. Según por el nombre que la llamó la otra mujer se llama Adelaide. No me suena de nada.

—Lo gracioso es que tú estás llevando una falda.

—Me gusta esta falda.

—No digo lo contrario. A Ethan también le gustan las faldas y vestidos en mujeres, lo cual creo que te mencioné. ¿Cierto?

—Tonterías. La uso porque me gusta, además Ethan ni siquiera está aquí.

Justo entonces hay un toque en la ventanilla de Andrew, él la baja y lo primero que noto es el humo escapando de los labios de Ethan.

—Pensé que mi culo iba a congelarse esperándote. —Es lo que dice.

—Lo siento. Estaba buscando compañía para nosotros.

Solo entonces la mirada de Ethan se dirige hacia mí. Parece inicialmente sorprendido mientras da la última calada a su cigarrillo. Luego sonríe. Yo respiro hondo.

—Buenas noches, Grace.

—Buenas noches, Ethan.

—Buenas noches, Andrew. —Ríe Andrew antes de abrir su puerta.

Ethan rodea el auto y abre la puerta para mí, por alguna razón el gesto me sorprende.

—Tengo modales, no luzcas tan sorprendida. —Rueda sus ojos. Su mirada me recorre y me tomo el gusto de hacer lo mismo.

Ethan lleva una camisa de botones color azul. Todos los botones están puestos incluso el de su cuello y de alguna manera luce muy bien en él, además de llevar unos pantalones negros ajustados. Ahora me doy cuenta de que mi lado Fiver se siente plena de estar rodeada de sus dos miembros favoritos.

¿Grace la mujer? Bueno, esa Grace está bastante acelerada ante la presencia de Ethan. Admito que me gusta Ethan, eso es obvio y realista. Solo es eso: gustar. Es normal sentir atracción por un tipo así de sensual y atractivo… ¿Verdad?

—¿Te gusta la compañía que conseguí para nosotros?

—Ahora eso suena como que me pagaste. Ya sabes, como si yo fuera una fulana —me quejo, Ethan ríe mientras pasa una mano por su cabello, haciendo que este se alce un poco más.

—No sabía que ibas a traerla.

—Ahora eso suena como que soy un cachorro —vuelvo a quejarme esta vez de las palabras de Ethan.

—Los cachorros no llevan bonitas faldas como tú —comenta Ethan—. ¿Entramos?

—Sí —responde Andrew, dándome suaves empujones.

No obvio el hecho de que Andrew en ningún momento me dijo que Ethan estaría con nosotros. Respiro hondo cuando tras tocar el timbre lo que tiene que ser la rubia más jodidamente sexy y bella abre la puerta con una sonrisa.

Es deslumbrante. Magnífica. Una baja autoestima. Sus ojos azules son cálidos mientras extiende una perfecta sonrisa hacia ellos.

—Oh, genial una parte BG.5 para Holden —dice riendo ante de saludarlos.

La jodida caliente Breana Stone. En televisión es impresionante. ¿En persona? En persona es impactante. Recuerdo haberla visto muy breve en la discoteca durante el cumpleaños de Andrew acompañada de Derek, pero puesto que no estaba en mis mejores días, no le presté real atención como quiero hacerlo ahora. Ella nos deja pasar y nos guía adentro. Es tan agradable que en ningún momento me pregunta quién soy o qué hago aquí. Habla como si me conociera de hace mucho.

Me agrada inmediatamente.

Muchas personas saludan a Andrew y Ethan. Es como si toda la fiesta notara que ellos llegaron. De manera sabia me ahorro mis exclamaciones ante los rostros famosos y sonrío hacia aquellos que lo hacen.

Me pregunto… ¿Cómo es que llegué a este punto en mi vida? El punto de llegar a una fiesta con dos celebridades y encontrarme con más de ellas.

Épico. Esto es épico.

—¿Quieres algo de beber? —me pregunta Andrew por sobre la música. Asiento con la cabeza—. Ethan ahora vuelvo.

Ethan asiente con un gesto leve y se queda a mi lado con las manos dentro del bolsillo delantero de su pantalón. Permanecemos en silencio viendo a las personas saludarse. Todos esperando la llegada del cumpleañero. Mis ojos escanean todo el lugar. No soy del tipo de fan dedicada de Windfall, pero miento si no siento una emoción cuando su baterista, Hanzel, de la mano de su prometida llega al lugar, incluso Danck está con él.

Tomo un respiro cuando frente a nosotros un hombre que por supuesto es caliente como el infierno y mucho más impactante en persona que en televisión se detiene frente a nosotros al lado de otra perfección.

Qué bueno que nunca aspire a trabajar en televisión. No tengo el nivel de belleza de estas personas.

—Derek, Krista. Qué bueno verlos. ¿En dónde está mi querida Elise? Traje a Andrew para ella —bromea Ethan. Ellos ríen.

—Elise está por ahí dando vueltas —responde Krista, luego me observa curiosa—. Soy Krista.

—Grace. —Estrecho su mano.

—¡Vaya, Ethan! Sí que tienes buena compañía. —Extiende su mano hacia mí—. Derek Cooper.

—Y, bueno, como dije, soy Grace.

—¿Soltera, casada, viuda?

—Mi acompañante, Derek —responde Ethan pasando un brazo por mis hombros, lo observo sorprendida.

—Chico con suerte.

—¡Tú también estás de suerte, idiota! Estás a mi lado.

—Pero tú tienes novio, Kris.

Ellos conversan un poco más con nosotros antes de irse. Andrew vuelve con mi bebida y conversa conmigo. Ethan se mantiene solo escuchando, pero soy muy consciente de que él no ha quitado su brazo de mis hombros.

—Me pregunto —dice Andrew viendo a Ethan.

—¿Qué?

—¿En qué momento me robaste a mi acompañante? —señala su brazo sobre mis hombros. Siento que me sonrojo. Andrew parece divertido.

—Cuando fuiste por bebida y alguien le coqueteó. Ese fue el momento en el que dije que hoy yo me encargo de proteger a esta rubia.

—Esta rubia se llama Grace.

—Lo sé. Sé que te llamas Grace Spear —dice.

—Entonces, si es tu acompañante es tu deber hacerla disfrutar esta noche y llevarla a casa.

Veo muy sorprendida a Andrew, estaría ofendida de ser botada si no fuera por el hecho de que la opción de pasar a estar bajo el cargo de Andrew a estar bajo el cargo de Ethan es algo agradable. Al menos, claro, que Ethan rechace llevarme.

Eso sería humillante.

—Te conozco, Andrew Wood, y no va a funcionar.

—¿Es o no es tu acompañante? —pregunta Andrew. Ethan frunce el ceño.

—Siempre puedo tomar un taxi y…

—Es mi acompañante —me interrumpe Ethan.

—Bien. Grace, estás en buenas manos. Iré a socializar —asegura Andrew yéndose.

Quiero gritar que no se vaya porque no quiero estar incómoda. Parece que Ethan es más tolerante ahora de mi presencia, pero es difícil no esperar que en algún momento vuelva a ser cerrado respecto a mi presencia a su alrededor.

—Él lo hizo adrede —comenta tras un largo silencio entre nosotros, es bueno que haya música sonando. Eso lo hace menos incómodo.

—Mira, puedo volver en taxi. Puedo irme justo ahora y así adelanto este trabajo que…

—Hablas mucho —me interrumpe—; vamos a bailar.

—¿Vamos a bailar?

—Es lo que he dicho.

Las personas comienzan a exclamar y veo hacia la puerta. Holden Harris ha llegado acompañado de dos estrellas más. Siento la mano de Ethan tomar la mía.

—Llegó el cumpleañero.

—Sí, pero primero vamos a bailar —dice muy seguro con los dedos de su mano entrelazándose con los míos.

Esta podría ser una noche larga. No sé cómo podrá terminar.

Los miedos de Ethan

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