Читать книгу Los miedos de Ethan - Darlis Stefany - Страница 16

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[no image in epub file] Capítulo ocho [no image in epub file]

—¿Puedo darte un beso? —pregunta inclinándose mucho hacia mí. Mantengo la vista en la pantalla sin ver realmente la película.

—¿Pides siempre permiso? —susurro en respuesta. Permanece en silencio, giro mi rostro para observarlo—. Eres lento, Anthony.

—Estoy tomando tu mano.

—Lo haces.

—Y ahora quiero besarte.

—Hazlo.

—Me gusta como piensas. Me gustas tú.

Sonríe antes de inclinarse y besarme. Me olvido de la película. Oficialmente estoy en una nube y después de ello Anthony no suelta mi mano.


16 DE ABRIL, 2014


—Grace no luzcas aterrada, solo es un ensayo —asegura Hilary mientras caminamos por el pasillo. Me aferro al cuerpo de Jeff quien tira de mi cabello.

Los bebés crecen tan rápido, Jeff está a días de cumplir sus siete meses y yo estoy enamorada de él. Es muy risueño, cualquier cosa lo hace reír y si es Hilary solo basta que ella lo mire para que él grite emocionado estirando sus brazos hacia ella.

Cualquiera creería que Hilary no ha visto nunca a Doug por la rapidez con la que camina cargando la pañalera de Jeff.

—De rubia a rubio, tu mami parece ansiosa de ver a tu papi. Aunque cualquiera estaría ansiosa de verlo —susurro, alzando a Jeff para que me vea. Él sonríe con una mano metida en su boca. Adorable.

—Además, si vas a hacer esta cosa de la novia falsa, las novias venimos a veces a los ensayos —asegura Hilary.

Un secreto a voces la falsa relación, tal parece. Me gustaría poder decírselo a Leo, pero entonces él estaría cabreado conmigo por esta estupidez y si se lo digo a Lola su entusiasmo hará que se lo cuente a Gina y Gina a otros.

La abuela es muy sabia por lo que si le hago saber de qué todo es falso —aunque ni siquiera lo sabe—, va a decir algo que me hará reflexionar sobre la vida y mis decisiones. Paso.

La puerta está a medio cerrar cuando llegamos. Hilary se gira hacia Jeff y hace una mueca que lo hace removerse y abrir mucho sus ojos azules claros, parecen un poco como grises.

—Entonces, ¿qué vas a hacer Ethan? Eres una puta, a las putas le gusta el sexo. —Esa tiene que ser la voz de Doug.

Detengo a Hilary de abrir la puerta la expresión de su rostro me dice que no cree que sea buena idea.

—Y ella dejó en claro que no quieres que la dejes como a la que le ponen cuernos. Y no creo que esté dispuesta a ir contigo a la cama tampoco.

—Oh, por favor, cállate, Doug —masculla Hilary, dándome una sonrisa de disculpa, como si Doug estuviera diciendo algo malo. Algo no tan obvio.

—No lo sé. Me gusta el sexo. Ella tendrá que entender —responde ese idiota—, no puedo solo dejar mi vida por fingir. Odio la mierda de fingir, lo odio.

»No tengo porque ser el mejor en algo que no quiero. Tengo una vida.

Porque supongo que yo no tengo una. ¿En qué parte de ese ser se encuentra el Ethan que escribe canciones y el que admiro?

—Ni siquiera me gusta. No es mi tipo. No dormiría con ella.

Hilary es tan linda que jadea y niega con su cabeza horrorizada. Jeff tira de mi cabello y yo beso su frente.

—¿Sabes qué, Hil? Creo que Jeff y yo vamos a caminar un poco afuera —anuncio.

—Claro, tú ve… Yo me… Eh, quedo. Pet, cuídalos, por favor.

—Claro.

Camino con el guardaespaldas amigable siguiendo mis pasos, Jeff lloriquea un poco al ver que nos alejamos de Hilary, pero cuando salimos está más entretenido viendo los autos estacionados. Escucho unos flashes, pero parece que están muy bien ocultos y algo lejos.

Me balanceo de un lado a otro haciendo que Jeff presione su cabeza de mi pecho acurrucándose. Un chico puede gustarte o no, pero de igual forma escuchar a alguien decir eso último que dijo Ethan llega un poco.

Ahora escuchar a alguien que admiras por su talento que consideras un ídolo decirlo, es como una espinita clavándose hondo. Causando un dolor lentamente sin que puedas hacer nada para quitarlo.

—Y eso que no viste los primeros días de la cicatriz —murmuro con amargura.

Tuve que verme involucrada con el BG.5 más cerrado y hosco, pero entonces ese BG.5 también siempre fue mi favorito entre todos, aun cuando Andrew también lo era en su momento.

Suspiro y acaricio con mi nariz el cabello de Jeff. Él está muy tranquilo, quizás se quedó dormido. Vine en el auto de Hilary porque ella pasó por mí creyendo en esta excelente idea.

Bueno, Grace Spear no se esconde ni se derrumba por comentarios como ese, mierda, peor me ha sacudido y he sobrevivido, para que Ethan con sus palabras me derrumbe o me haga débil. Claramente si buscara un novio, un arrogante e idiota como él no sería mi primera opción, quizás después de todo debí haberme reído menos del empalagoso de Charlie, él jamás hubiera dicho algo tan desagradable como eso.

—Volvamos, bebito, seguro tu papi está ansioso de verte. Si puedes haz popo en el tío Ethan y vomítalo.

Escucho como Pet ríe ante mis palabras e intenta disimularlo con una tos, también río.

—Eres libre de reírte, pero él lo merece.

—Paga mi sueldo, pero lo merece hasta que sea un caballero.

Río caminando por delante de él con Jeff levantando de nuevo su cabeza para ver alrededor. Ya ves, no es un bebé dormido después de todo.

—Dahh… Dahhh… —balbucea, moviéndose de tal forma que pareciera que bailara.

—Apuesto que serás de esos bebés que hablan súper rápido.

Mientras caminamos decido conversar con Pet, es reservado, pero amable y cordial con su respuesta, hasta Jeff parece concentrado en escucharlo. Cuando llegamos a la sala de ensayo Mine está sonando.

Me emociono internamente por estar presenciando esto, pero recuerdo las palabras de Ethan y solo me siento al lado de Hilary que me da una sonrisa de disculpa.

—Deja de darme esa sonrisa, Hilary, no has hecho nada malo —empujo mi hombro con el suyo y Jeff trepa hasta su regazo. Ella lo abraza—. Ese niño solo tiene ojos para ti.

—Porque me ama como yo lo amo… ¿Verdad, mi rubio?

Besa sonoramente su mejilla y cubre los oídos de Jeff con sus manos, Jeff se queja pero la canción pronto termina y Hilary quita sus manos.

—Oh, miren quién está por aquí —dice Doug caminando hasta nosotros, Jeff grita—. Rayito… ¿Cómo está ese bebé?

Lo carga, pero tres segundos después Dexter se lo quita, él rueda sus ojos pero ríe. Luego me da una sonrisa que parece apenada. Por favor, que solo ignore que los escuché.

—¿Qué tal todo, Grace?

—Bastante bien, que mal solo haber escuchado una canción.

Harry me saluda y Dexter que está acaparando a Jeff besa mi mejilla antes de que Harry le quite al niño.

—Oh, tú sí que estás grande. Dale una sonrisa al tío azul —pide Harry y, efectivamente, Jeff hace más que sonreír, ríe.

—Hola, Grace —saluda Andrew pasando un brazo por mis hombros—. Qué alegría tener tu hermosa presencia por aquí.

—Eres bueno siendo dulce —aseguro, sonriéndole y alzando mi vista para observarlo mejor, Andrew tiene que ser él más alto de ellos.

—Para ti la mejor dulzura. —Me guiña un ojo y besa mi mejilla—. Déjenme saludar a mi sobrino, por favor, denle espacio al tío And.

Me libera y observo a Ethan saludar a Hilary antes de decirle algo. Ella asiente y él besa la mano de Jeff. Luego me observa. Le doy mi más grande sonrisa. Parece que mi sonrisa lo incomoda, muy bien.

—Vamos afuera… ¿Quieres tomar un café?

—Vine con Hilary.

—Ya hablé con ella.

Miro a Hilary, demasiado distraída siendo abrazada entre Doug y Dexter que fingen pelear por ella. Me encojo de hombros hacia Ethan.

—De acuerdo.

Comienzo a caminar y siento cómo toma mi mano y entrelaza nuestros dedos. Fingir. Actuar. Aun así el lado niña de mí se emociona ante el tacto, tonto.

No digo nada mientras nos guía a su auto, mira alrededor y luego se detiene.

—Lamento lo que dije.

—¿Lo que pensabas de mí?

—Mira, no soy bueno en esto y fingir va a enloquecerme.

—¡Si ni hemos fingido! Solo obtuve tu número de teléfono y desapareciste hasta que Hilary me ha traído hasta acá. Vale, tampoco me gusta fingir pero no por eso voy hablando mal de ti. Si tanto te frustras sexualmente, pues mastúrbate o termina conmigo públicamente.

No puedo creer que mi labio tiemble, estoy muy alterada. Creo que su rechazo ha tocado esa espinita de desagrado que la abuela dice que no puedo dejar atrás.

»Sé que no soy la modelo con las que acostumbras a salir, pero al menos podrías ser amable. Es todo lo que pido, por favor.

—He pasado tanto tiempo actuando como idiota que creo que me he convertido en uno. Lo siento Grace. Creo que eres absolutamente hermosa ya te lo he dicho. No dije esas cosas porque las creyera las dije porque quiero creerlas. No te ofendas por lo que voy a decir.

—¿Hay algo más que pueda ofenderme? —Me cruzo de brazos.

—No quiero que me gustes. Tú eres inteligente, creativa y divertida. Puedes entablar temas de conversación y no estás haciendo lo que te pido. No eres una muñeca para exhibir y eso peligrosamente me atrae.

»No quiero estar ahí y tú tampoco debes quererlo porque admitamos que la palabra novio y yo no se llevan. No sé ser un novio cariñoso y amoroso. Llevo años yendo por lo fácil y sin complicaciones y tú luces como algo que puede enloquecerme.

—¿Qué te ha hecho Samantha? ¿Ha sido tan malo?

—No quiero decepcionarme y no quiero decepcionarte… ¿Sabes lo mal que me sentiría de romper un corazón como el tuyo? Sería como partirme los brazos o quedarme sin voz.

—Eso ha sido tristemente lindo —río.

—Entonces… ¿Me disculpas?

—¿Tengo que acostumbrarme a que en ocasiones digas estupideces?

—Supongo. —Se encoge de hombros pareciendo apenado.

—Ethan, yo sé que en ti está ese hombre bondadoso y amoroso que daría todo por sus seres queridos. Te he visto cómo eres con los chicos y con sus novias.

—Es porque no me viste alrededor de Isla, una vez, incluso, la llamé puta.

—Tus razones tendrías. Nada más mira la manera en la que siempre dices amar a tus fans, hacerlas felices. No sé qué te dijeron e hicieron Samantha y tus padres, pero al igual que muchas Fivers puedo dar fe de que eres un buen hombre, un poco idiota, pero valioso.

»Así como tú eres capaz de amarte locamente hay muchas personas que te aman de esa misma forma. Personas que están orgullosas de ti. Yo, como fan, estoy orgullosa de todo lo que haces, las canciones que creas, los logros que has alcanzado. No digas que no eres cariñoso o no amoroso, quizás nadie te ha enseñado a serlo.

—Lo arruinas. Te digo que no quiero que me gustes y vas a dices esas cosas… ¿Es que no puedes solo seguirme la corriente? ¡Cristo! Eso ha ido directo al corazón, como una flecha. Deja de ser linda.

Me doy cuenta de que está sonriendo mientras niega con su cabeza, hasta yo estoy sorprendida de haberme puesto tan seria sobre el asunto. Luego me hace retroceder hasta recargarme del auto y su sonrisa crece un poco.

—Posa para las fotos, habladora. Prepárate para estar en internet. —Es lo que susurra antes de presionar sus labios sobre los míos.

En un primer momento pienso en solo quedarme paralizada, luego recuerdo que seguramente nos fotografían y que, además, cualquiera querría un beso de Ethan.

Ethan es sensual, algo relajado y pícaro. Y de ese mismo modo Ethan me está besando. Toma mis brazos y los lleva alrededor de su cuello sin dejar de mover sus labios contra los míos. Siento su lengua acariciar la comisura de mi boca antes de abrirse paso y acariciar de manera perezosa y lenta la mía.

Este beso lento es como una absorción de energía. Me debilita, como si robara todo de mí. No soy ingenua ni de cartón, le devuelvo el beso, siguiendo el ritmo de los movimientos de su lengua y labios.

Si voy a actuar entonces será mejor disfrutar de estos beneficios.

Aquí una Fiver feliz.

Sus brazos pasan alrededor de mi cintura mientras se inclina hacia mí presionándome más contra su auto. Cuando me tiene sin aliento y muy necesitada de aire para respirar, libera mis labios. Respira entrecortadamente contra mi oreja enviando escalofríos a mi cuerpo.

—Somos muy buenos actores, habladora.

—¿Dignos de un Oscar? —pregunto con mi voz sin aliento.

—En camino para ser nominados. —Se incorpora y me sonríe. Me aparta del auto y abre la puerta para que suba—. Vayamos por ese café para que podamos conversar sobre algunos detalles de nuestra relación.


—¿Segura que no quieres nada de comer?

—Muy segura —digo, dando un sorbo a mi batido.

—Yo puedo cocinar algo mejor que la grasa que venden en este lugar.

No puedo evitar reír mientras él toma una de sus papas y luego da un mordisco a su sándwich de pollo. Sumerjo la pequeña cucharilla en el dulce frío de chocolate.

—¿Así que cuáles son nuestros planes?

—¿A qué te refieres? Yo no tengo planes contigo.

—Hay una fiesta en la disquera y tú deberías ir conmigo, para toda la cosa de foto, amor y sonrisas.

—Debería… Creo que la palabra correcta que debes usar es querrías, porque no estoy recibiendo órdenes de ti. Ahora, si de manera amable me preguntas quizás yo pueda acceder a hacer esto incluso más grande de lo que ya es.

—¿Tienes que hacerlo difícil? —Suspira—. Grace… ¿Querrías acompañarme a la fiesta de la disquera para que podamos seguir fingiendo que estamos locos el uno por el otro?

—Claro, será un placer fingir contigo.

Él saca su celular y apunta hacia mí.

—Ahora sonríe.

—¿Por qué?

—Porque ya le he robado dos fotos a Hottie de ti para subir a mi Facebook y decir que eres lo más lindo. Así que dame mi propia foto para subir sin tener que robar del celular de Hottie.

—¿Estás compartiendo fotos de mí?

—¿No es eso lo que hace Harry con Hottie y Doug con Hilary?

—Así que estás esparciendo mi rostro por las redes sociales.

—Sonríe.

Le doy la sonrisa más tensa que se puede dar para molestarlo, pero él ríe. Realmente ríe, haciendo que sus ojos se achiquen y pareciendo absolutamente relajado y divertido. No puedo evitar reír también y él toma la foto cegándome brevemente con el flash.

—Oh, mira, mi novia es muy bonita —dice sonriendo y tecleando—. Un buen momento con una bella rubia. Mi habladora. Ahora pondré un corazón y listo. Publicado.

—Esto es una locura. Yo no debería ni siquiera conocerte. No esperaba que mi nueva compañera de trabajo fuera la novia del baterista de mi banda favorita. ¿No será que era un sueño y ahora que estoy sentada contigo se trata de una pesadilla?

—Qué graciosa —finge una risa antes de rodar sus ojos—. En todo caso esta sería la mejor parte de tu sueño.

—Tan confiado.

—A ver… ¿Quién es tu BG.5 favorito? —Su sonrisa es muy amplia mientras toma una de las papas y la lleva a su boca.

Tomo otro bocado de mi dulce frío, él tiene esa gran sonrisa como si conociera mi respuesta. Quizás lo hace.

Mierda, lo hace.

Maldito alcohol. Yo dije eso, no lo recordaba con claridad hasta ahora, pero lo dije. Por eso sonríe seguro… ¿No podría Ethan solo perder la memoria? Si él fuera noble fingiría no recordar, pero ese no sería Ethan Jones.

—Eres tú. Pero el tú que canta como los dioses, toca con el corazón y escribe con el alma. Incluso, el tú que sonríe feliz como lo haces ahora. Cuando me tratas como una enfermedad o te cierras no eres mi BG.5 favorito.

—Supongo que tendré que cuidar mejor mi puesto, porque yo te doy vida… ¿Eh?

—¿Tienes que repetirlo?

—Bueno que me condenen por recordar las cuatro palabras más profundas e importantes que alguien me ha dicho algunas. —Mira hacia su plato—. Me dejaste intrigado sobre cómo yo puedo hacer eso por ti. Cómo lo hice.

Suspiro estiro mi mano y tomo una de sus papas, no se queja. Solo me observa esperando alguna respuesta. Luce genuinamente curioso y a su vez ansioso por escucharme responder. Cómo si eso le quitara el sueño.

—Yo… Yo no quería vivir —digo por fin. Abre sus ojos con sorpresa—. Mis hermanitos estaban muertos, vi a uno alrededor de su propia sangre y no pude ayudar a Cheryl. A mi mamá no la podía ver con los mismos ojos, ni siquiera podía hablarle. Y el padrastro que veía como mi segundo papá fue el loco que nos hirió. ¿Recuerdas cuándo entraste al apartamento de Harry y tú…? Uhm… ¿Ya sabes?

—¿Te vi los bonitos pechos? —sonríe—. Es un bonito recuerdo para mí. Una de las mejores maneras para recordarte.

—¿Es todo lo que viste? —cuestiono incrédula. Semanas pensando en que quizás mi espalda era lo que lo había sorprendido y resulta que solo fue un par de pechos desnudos lo que lo dejó sin habla. Sorprendente.

—¿Qué más se supone debía ver? Entré buscando un niño y encontré una excelente vista.

Sacudo mi cabeza recuperando el hilo de mis pensamientos para continuar.

—Como sea. Esas cosas además de los daños en mí, no era precisamente algo muy alentador. No quería comer, no quería ver a los doctores. No quería hablar con nadie. Excepto esa chica insistente que siempre se colaba a mi habitación.

—¿April? Porque suena mucho a ella cuando se pone realmente fastidiosa y acosadora.

—Efectivamente, April —aseguro—. Ella me dio un día música, me dio un CD de ustedes. Y un diminuto MP3 lleno de sus canciones. Ese día escuché una y otra vez sus canciones, especialmente una. Una que tú escribiste.

—¿Cuál? —Parece sumergido en cada cosa que digo. Viéndome.

—This is reality. Comencé a escucharlos, cada canción alimentando algo en mí. Pero esa canción realmente era mi canción. No sé si puedas entenderlo. Pero tus palabras unidas a una melodía fue mayor ayuda que las razones por las que todos me decían que yo debía salir adelante.

—¿Yo hice eso por ti?

—El Ethan Jones de BG.5 lo hizo —sonrío.

—Dios mío. Tú eres trágica y poéticamente hermosa —sacude su cabeza—. No puedes solo decirme eso. —Lleva una mano a su pecho, se inclina para susurrar—. No puedes revelar algo como eso y esperar que yo te ignore y no piense en eso. No busques atraparme, no quiero ser atrapado.

—No busco atraparte.

Pasa una mano por su cabello, parece debatir en sus pensamientos. Es un hombre algo complejo y difícil de entender, me he dado cuenta.

—¿Por qué no tienes novio?

—¿No eres tú mi novio? —Bromeo, él ríe.

—Bueno… ¿Por qué antes de tener a este novio sexy y candente tú no tenías novio? ¿No estabas saliendo con alguien?

Me sorprende que sepa de Charlie. El pobre Charlie.

—Porque nadie me gustaba. Y cierto que estaba saliendo con alguien pero él era tan cursi y yo tan mala riéndome en mi mente de cómo quería bajarme las estrellas aunque ninguna de ellas opacara mi belleza.

—¿No se supone que las chicas quieren escuchar eso?

—No sé de qué chicas me hablas, pero no es mi caso. Las personas cursis y muy chicles me hacen sentir asfixiada. No me gusta.

—Eres complicada.

—Eres muy cínico al decir eso. Ahora hablemos sobre lo que te preocupa.

—¿A mí?

—Sí. Sexo. Parecía que estabas muy resentido conmigo por no tener sexo.

—¡Joder! Mierda, lo siento mucho. Estaba siendo un idiota, yo…

—Al grano.

—¿Cuándo fue la última vez que tuviste sexo?

—No creo que yo quiera responder a tu pregunta.

Principalmente porque fue hace tanto tiempo que… ¿Cómo se supone que yo sepa el tiempo exacto? En respuesta, él me observa con sospecha.

—¿Eres virgen?

—Ethan, tú no sabes hablar con mujeres —señalo—. No, no lo soy. Pero nunca me ha gustado.

—¿El qué no te ha gustado?

—El sexo… ¿No me sigues en las respuestas?

Me ve como si yo hubiese cometido algún pecado, o como si yo fuera una criatura mitológica. Alguien de quien ha escuchado hablar.

—¿Cómo no te gusta?

—No me gusta y ya. Es incómodo y solo te frustras pensando en si todo está sucediendo bien o cuándo va a acabar.

Recuerdo que cuando salí de la clínica me reencontré con Anthony y perdí mi virginidad con las luces apagadas, temerosa de exponer a mi nueva yo. No resultó terriblemente doloroso como esperaba, pero sí muy incómodo y solo pensaba en cuándo iba a terminar. Queriendo convencerme lo dejé hacerlo varias veces más hasta decidir que quizás no teníamos química.

Luego intenté con otro chico y odiaba toda la cosa de ser consciente de lo que sucedía y cuáles partes de su cuerpo tocaban la mía.

Decidí que no me gustaba el sexo o no era necesario para mí. Claro, me gusta ver a los chicos que son ardientes para hacer cumplidos y calificar en bromas cómo imagino podría ser su potencial sexual. También parece que cuando estoy ebria crítico y alabo pollas, ni siquiera puedo creer que yo dijera esa palabra tantas veces en una misma noche.

—No lo has hecho con la persona adecuada.

—¿Contigo? —Enarco mi ceja.

—Tú amarías cada segundo de piel rozándose entre nosotros.

Lo admito, eso causa un poco de cosquilleo. Excitarme nunca ha sido el problema, digo, los chicos lo lograban, pero cuando comenzaba el asunto real, no lo disfrutaba.

—Grace… A mí me gusta el sexo. Me gusta practicarlo y si vamos a fingir esto por un tiempo… ¿Cómo sobrevivo yo?

—Bueno, tienes dos manos. Si se te cansa una siempre está la otra —es mi respuesta—. O terminamos con esto. No voy a ser la cornuda, ni luego vendrás a fingir que me amas con un beso cuando no sabré en dónde estaba tu boca.

—Qué dura. —Muerde su labio y recuesta su espalda de la silla—. Pero… ¿Tú no sientes pena de «mi polla grande»? ¿De Ethan «Polla Grande»?

—¡Dios mío, cállate! —Cubro mi rostro con mis manos y lo escucho reír de manera ronca—. Deja de recordarme cada cosa que dije.

—Y aún me quedan muchísimas cosas más por citar de esa noche.

—No lo recuerdes. Olvídalo.

—Eso no sería divertido.

Doy el último bocado de mi dulce y bebo mi delicioso batido. Él se cruza de brazos.

—Muy bien. Estoy absteniéndome al sexo por serte fiel en esta falsa relación —masculla—. A cambio tú debes dejar que te vea los pechos de nuevo.

Mi boca se abre y algo de batido cae, rápidamente lo limpio con una servilleta.

—Estaba bromeando, al menos claro que quieras hacerlo. Si estoy haciendo algo que dije nunca haría, mentir a mis fans y a todos, entonces que esto funcione, Grace. Porque algo peor que estar mintiendo a tantas personas sería que se descubriera la verdad, entonces, habladora, nadie, ni siquiera yo, podría protegernos de la mala cosa que sucedería.

Me estremezco. A nadie le gusta un mentiroso. Y a ninguna Fiver va a gustarle saber que yo soy una farsa. Pueden llegar a molestarse con él, pero es a mí a quien van a odiar.

Desliza su mano hacia la mía, la toma y la lleva a sus labios.

—Será mejor que sonrías si quieres que la cámara de los indiscretos capten lo bonita que eres.

Para ser alguien que siente aberración por las relaciones, Ethan tiene buenas palabras para hacer sentir a una chica especial.

No confundas la ficción con la realidad, Grace. No te quemes en este juego de fingir. Me lo repito una y otra vez hasta creerlo.

Los miedos de Ethan

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