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Lo que sus escritos históricos implican para sus escritos sobre ciencia

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Se puede argumentar que el uso que Elena de White hacía de literatura científica y médica se ajusta al mismo triple patrón que su uso de la literatura histórica. (1). Ella obtenía su “panorama general”684 y los principios duraderos a partir de la verdad revelada. (2). Ella respaldaba ese “panorama general” con las pruebas fácticas más convincentes que pudiera encontrar en las fuentes (conocimiento común) disponibles para ella. (3). Por último, ella a menudo modificaba lo que había aprendido de fuentes comunes para armonizarlo con lo que sabía de la verdad revelada.685

Por ejemplo, David Neff señaló que Elena de White tomó prestado de Calvin Stowe algo de su lenguaje teológico, pero que modificó ese lenguaje para expresar sus propios conceptos, que no concordaban plenamente con los de Stowe. Note las similitudes y las diferencias entre Stowe y Elena de White:

C. E. Stowe, Origin and History of the Books of the Bible, p. 20.E. G. White, Mensajes selectos, t. 1, p. 24.
“No son las palabras de la Biblia las que fueron inspiradas, no son los pensamientos de la Biblia los que fueron inspirados; son los hombres que escribieron la Biblia los que fueron inspirados.“No son las palabras de la Biblia las inspiradas, sino los hombres son los que fueron inspirados.
“La inspiración no estaba en las palabras del hombre ni en los pensamientos del hombre, sino en el hombre mismo; para que, por su propia espontaneidad, bajo el impulso del Espíritu Santo, concibiera ciertos pensamientos”.“La inspiración no obra en las palabras del hombre ni en sus expresiones, sino en el hombre mismo, que está imbuido con pensamientos bajo la influencia del Espíritu Santo”.

Debido a que Elena de White evaluaba su conocimiento común sobre la base de la verdad revelada dada a ella, ella se sentía libre, antes de publicar un nuevo libro, de enviarlo a personas calificadas que pudieran darle su opinión (Ct 49, 1849, en MR 10:12, 13). Había veces en que ella, basada en sus visiones, rechazaba las opiniones de sus contemporáneos; y otras veces, ella modificaba sus escritos basada en lo que había aprendido por el diálogo con sus lectores (Bio 6:302-337). Ella creía que era guiada por Dios en la selección de sus fuentes y de sus evaluadores, pero no creía que eso la hiciera a ella o a ellos infalibles o inerrantes. Sin embargo, ella creía que, por medio de la supervisión del Espíritu Santo, lo que escribía era fiel al “panorama general” y, por lo tanto, confiable para los propósitos para los cuales había sido dado.686

En sus escritos sobre salud, ella creía que había sido inspirada para escribir principios revelados, en el lenguaje de su tiempo. Por lo tanto, su consejo tenía autoridad y era fiable respecto de los “propósitos prácticos”687 para los cuales había sido dado, pero no tenía la intención de excluir investigación y crecimiento adicional en conocimiento. Y los lectores del siglo XXI no deben sorprenderse de que, desde su muerte, el conocimiento haya seguido avanzando. Esta primera premisa es fundacional para este artículo.

Por lo tanto, el objetivo de este artículo no es probar que Elena de White era infalible o inerrante en todo lo que escribió.688 En cambio, el propósito de este artículo es mostrar que ciertas declaraciones que ella hizo en el siglo XIX, y fueron ridiculizadas, en realidad eran buenos consejos, sensatos en el tiempo y el contexto en el cual se dieron originalmente. Ella estaba usando, simplemente, el mejor conocimiento humano disponible para ella en ese momento a fin de corroborar y comunicar la verdad revelada que se le había dado en visión. Como demostró Don S. McMahon, magíster en Medicina, la sugerencia de que todo su mensaje de salud pudiera haber derivado meramente de reformadores prosalud contemporáneos es inadecuada, desde lo estadístico, para explicar la exactitud de sus consejos sobre salud. Sus enseñanzas sobre salud fueron estadísticamente tanto más exactas que las de sus contemporáneos, individual o colectivamente, que no se puede explicar por suerte o por intelecto superior, sino que exige que ella tuviera alguna fuente superior de información guiándola sobre qué rechazar y en qué concordar.689 Y mientras la ciencia y la tecnología hicieron avances gigantescos en los últimos 150 años, el aumento del conocimiento no minó ninguno de sus principios básicos de salud. Los principios que dio en 1864 eran tan precisos que aquellos que los siguen, con sentido común, en el siglo XXI tienen una salud notablemente mejor y una vida útil más larga que casi todos los demás en el planeta.690

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