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Vivencias de Roberto Buitrago Muñoz en Ciénaga

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Son pocas las noticias que pueden rescatarse del padre de Guillermo. Según Ana Rosa Díazgranados, vecina de ellos, “el cachaco Buitrago era un tipo serio, meticuloso, callado, un poco alto, de contextura gruesa, buenas facciones y trabajador...”. Trabajó inicialmente el negocio de Agapito Clavería, “un español que llegó a Ciénaga en 1914, donde abrió una tienda, grande y muy surtida, en el viejo caserón de los Barrancos , en la esquina de la calle Santander con el callejón Popayán, donde funcionó, a finales del siglo pasado, una factoría tabacalera...”, recuerda Ana Rosa.

Agapito Clavería, el patrón del padre de Buitrago, trasladó el negocio a otra esquina de la calle Santander, pero con el callejón Bucaramanga. A un costado de la tienda, en la misma edificación, fijó su residencia el famoso comerciante español. “Lo recuerdo como si fuera hoy –dice Ana Rosa- porque mi yerno, Benjamín Arza “Mincho Arza”, casado con mi hija Rosa Jimeno, también trabajaba con el cachaco Buitrago en la tienda de Agapito Clavería. Trabajaron con él también Juan González Aragón, Cayetano Polo y Rafael Vélez”.

Albertina Locarno Pumarejo nos cuenta a su vez otras vivencias del padre de Guillermo Buitrago. Cuando fui a visitarla a su casa, en Ciénaga, me recibió atenta como siempre y con un tinto deliciosamente preparado por ella. “Sí, yo fui amiga personal de Yoya y de Teresa”, abuela y madre, respectivamente de Guillermo. “Roberto Buitrago atendió un llamado del entonces gerente de la Santa Marta Railway Company Limited, míster George Maherj, El Cuáquero, apodo que le puso Francisco Eliécer Locarno Sarco, mi padre, para que se vinculara a la compañía”, recordaba.

Míster Maherj era un masón inglés, miembro de la logia de Boston, que fue gerente de la compañía hasta 1932. Estaba casado con una señora de nombre Zulma. Después se fue para su tierra y no se supo más de él.

Míster Deudney, superintendente del tráfico, nombró a Roberto Buitrago jefe de la estación de Sevilla. Buitrago se relacionó, entonces, con Alejandro Castañeda Lozano, jefe de la estación de Ciénaga, además de Pedro Bonett Camargo, esposo de Albertina, que era el telegrafista.

El papá de Guillermo Buitrago, ya nombrado jefe de la estación de Sevilla, se trasladó con la familia a dicha población, donde les tocó presenciar y soportar en todo su rigor, los sucesos de la huelga de las bananeras, en 1928. Al año siguiente, septiembre de 1929, ocurrió algo doloroso, lamentable e inesperado: Roberto Buitrago abandonó a la familia, se fue de Ciénaga y no regresó más. Nunca se supo qué pasó o por qué lo hizo.

Guillermo tenía nueve años cuando el padre se fue; la mayor tenía trece años y la menor apenas había nacido.

Supieron que regresó a Marinilla, su lugar de origen, y que después se radicó en Ibagué. Nueve años más tarde, en 1938, Guillermo viajó a Medellín y llegó a Marinilla, donde le informaron que Roberto estaba en Ibagué. Viajó, entonces, a la capital del Tolima. Allí estuvo con él algunos días. Regresó con la noticia de haberlo visto, pero la felicidad duró poco, porque un año después, Roberto falleció en Ibagué, víctima de un infarto cardiaco. Dos años más tarde moriría en Ciénaga, Teresa, la madre de Buitrago, a la edad de cuarenta y cinco años.

Guillermo Buitrago: Precursor de la música vallenata

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