Читать книгу Guillermo Buitrago: Precursor de la música vallenata - Édgar Caballero Elías - Страница 21
Extraño episodio en su vida
ОглавлениеSiendo inspectora de educación en Ciénaga Helena Esther Castañeda Rada, reunió en aquella época a los dos distintos colegios de la ciudad con el propósito de realizar una verbena para recolectar fondos con destino a una obra benéfica. Para garantizar el éxito del festejo, contrató al artista de moda, Guillermo Buitrago, quien amenizó la reunión bailable.
Cuando la actuación terminó, la inspectora de educación le preguntó cuánto le iba a cobrar por la presentación, Buitrago textualmente contestó: “A una mujer tan bonita, tan amable y tan dinámica como usted, no se le puede cobrar”.
El episodio parece intrascendente: una anécdota más en la vida del cantautor cienaguero, un gesto amable de alguien que hacia su aporte a una obra de beneficio social, colectivo, para su entrañable tierra, muy en la línea de un hombre servicial y sin afanes desmedidos de lucro.
El 2 de diciembre de 1967, diecinueve años después de la reunión bailable, el hijo de Guillermo Buitrago y la hija de la inspectora de educación, Isabel Elena Romero Castañeda, contrajeron matrimonio en la parroquia de Santa Bernardita de Barranquilla. El destino o el azar siempre juegan con cartas marcadas. Sus designios nadie puede borrarlos.
Nadie podrá negar que el ambiente artístico musical de la Ciénaga de la juventud de Buitrago favoreció su crecimiento como cantautor. Tampoco puede soslayarse que el declive de la primera emisora de Ciénaga, tan útil en su corta carrera, fue un indicio temprano del fin de una época de lujos, fiestas, pasiones y esplendores. El primero golpe provino del cierre forzado del mercado bananero durante los años de la Segunda Guerra Mundial, que sumió a Ciénaga y sus élites en un sopor semejante a la muerte, muy a pesar del plan de obra que el gobierno de Eduardo Santos autorizó para ocupar a miles de brazos caídos de la región bananera, incluida Santa Marta, sede del puerto y el ferrocarril. El segundo, dos décadas después, corrió por cuenta del traslado de la compañía bananera a la región de Urabá, en Antioquia, en el gobierno de Carlos Lleras Restrepo (1966-1970): un golpe mortal para la deprimida economía cienaguera.