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La anarquía de 1820
ОглавлениеLos conflictos con las provincias se intensificaron durante los directorios presididos por Juan Martín de Pueyrredón y su sucesor Juan Rondeau. Después de que los federales derrotaran a los unitarios en la batalla de Cepeda, el Directorio se disolvió en un clima de anarquía que caracterizó al año 1820. Las provincias recuperaron su autonomía, pero Buenos Aires continuó dirigiendo los asuntos exteriores y apoyando la campaña contra los realistas de Montevideo, Chile, Perú y el Alto Perú.
Luego de varios gobernadores interinos, Martín Rodríguez se transformó en gobernador de la provincia de Buenos Aires en septiembre de 1820 con el apoyo de los grandes comerciantes y los terratenientes locales, como Juan Manuel de Rosas. Martín Rodríguez negoció la paz con el gobernador de Santa Fe, Estanislao López, quien después de vencer a Buenos Aires en la batalla de Cepeda había traicionado a sus aliados en la Liga de los Pueblos Libres. Juan Bautista Bustos, caudillo federal y gobernador de Córdoba, ofició de mediador y Juan Manuel de Rosas proporcionó una ayuda crucial.
Rosas era un comerciante y terrateniente que había construido una fortuna con la venta y exportación de cueros y carne salada. Había organizado un ejército de gauchos para defender sus estancias de los nativos en la frontera. Se convirtió en el garante de una cláusula secreta del acuerdo de paz entre Martín Rodríguez y Estanislao López, que consistía en el pago de 25.000 cabezas de ganado como compensación a Santa Fe por el costo de la guerra. Esta negociación creó una asociación entre Rosas y López crucial para que el primero aumentara su poder con los años. López convirtió a Rosas a la causa federal, aunque los instintos e intereses de Rosas estaban más alineados con los comerciantes y terratenientes unitarios, beneficiarios del comercio con los británicos.
Mientras tanto, San Martín, que ya había cruzado los Andes con su ejército a principios de 1817 y había liberado Chile después de derrotar a los realistas en las batallas de Chacabuco y Maipú, preparaba hacia 1820 una campaña para liberar Perú con el apoyo del gobierno chileno. Debido a la anarquía en el lado oriental de los Andes, tendría que lanzar su campaña sin recursos del gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata. A pesar del obstáculo, siguió adelante con su campaña y en julio de 1821 declaró la independencia del Perú y fue nombrado su protector. En esa calidad, gobernó Perú por un año calendario, a pesar de que los realistas aún controlaban parte del territorio de Perú y Alto Perú.
Simón Bolívar, líder del ejército de la Gran Colombia, marchaba hacia el sur intentando derrotar a los realistas en el actual Ecuador, Perú y Alto Perú. Bolívar había ocupado la costa del Ecuador y preparaba su campaña hacia Quito. En 1822, Bolívar se reunió con San Martín en Guayaquil. Desalentado por la falta de apoyo de Buenos Aires y consciente de las mejores perspectivas de éxito de Bolívar, San Martín le ofreció sus tropas, renunció a su cargo de protector del Perú y regresó a su país.
El gobierno de Buenos Aires lo había acusado de desobedecer la orden de regresar con sus tropas a luchar contra los caudillos locales. San Martín permaneció apenas unas semanas en Buenos Aires, tiempo suficiente para visitar la tumba de su esposa y prepararse a viajar a Europa junto a su hija en febrero de 1824.