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Sucesión de gobiernos constitucionales

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Después de la batalla de Caseros, la Confederación Argentina enfatizó su organización institucional. Una Asamblea Constituyente reunida en Santa Fe aprobó la Constitución Argentina de 1853, que organizó a la nación como una república representativa y federal.

El nombre Confederación Argentina data de 1835. Inicialmente, incluía las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, Córdoba, Tucumán, Salta, Jujuy, Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja, San Juan, San Luis y Mendoza. La Patagonia, La Pampa, Chaco y Formosa eran todavía territorios fronterizos poblados por nativos. Rosas nunca había reconocido la independencia del Paraguay, pero Paraguay tampoco estuvo integrado a la Confederación Argentina, a pesar de codiciar la provincia de Misiones.

La provincia de Buenos Aires se separó de la Confederación Argentina y se constituyó como Estado de Buenos Aires, como consecuencia de la oposición de la élite dirigencial local a un gobierno nacional dirigido por un caudillo del interior, y a que no quería entregar el control de los ingresos aduaneros.

Los líderes de Buenos Aires, Valentín Alsina y Bartolomé Mitre –ambos unitarios–, no formaron parte de la Asamblea Constituyente, se negaron a participar en las elecciones, no aceptaron la autoridad del presidente electo, e incluso estaban dispuestos a enfrentarse militarmente a la Confederación. Justo José de Urquiza presidió la Confederación Argentina en 1854, pero gobernó desde Paraná en Entre Ríos, sin los ingresos de Buenos Aires.

El interior del país estaba sumido en una larga depresión económica desde la interrupción del comercio y de la afluencia de recursos del Alto Perú. A pesar de su rezago, Urquiza y su sucesor, Santiago Derqui, enfrentaron al ejército de Buenos Aires. En 1859, la Confederación derrotó a Buenos Aires en la batalla de Cepeda.

Los conflictos militares entre el gobierno nacional y el gobierno de la provincia de Buenos Aires continuaron durante dos años, hasta que la lucha de poder se resolvió después de la batalla de Pavón en 1862, cuando Urquiza concedió la victoria a Mitre. Tras la renuncia de Derqui, Bartolomé Mitre se convirtió en presidente. Durante su administración, la Argentina comenzó a funcionar como una nación verdaderamente reunificada y el ideal de una república representativa y federal bajo una única constitución por fin se convirtió en una realidad.

Aunque el republicanismo liberal incorporado en la Constitución Nacional de 1853 predominó durante las siete décadas que siguieron a 1862, los métodos electorales y la forma en que los gobiernos sucesivos ejercieron el poder variaron con el tiempo. Las presidencias de Bartolomé Mitre, Domingo Faustino Sarmiento y Nicolás Avellaneda tuvieron características más aristocráticas que democráticas. En el cuarto de siglo en que Julio A. Roca dominó la política, los gobiernos resultaron más oligárquicos que aristocráticos. A partir de 1910, cuando Roque Sáenz Peña asumió la presidencia, el gobierno avanzó hacia la democracia.

De todos modos, aunque los cambios en la orientación política tuvieron alguna influencia en la formulación de la política económica, ninguno de los gobiernos se desvió sostenidamente de la ideología económica predominante del libre comercio combinada con la ortodoxia fiscal y monetaria impuesta por el patrón oro.

Historia económica de la Argentina

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