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COMUNICA EL AMOR DE DIOS

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 Sé generoso con abrazos y besos.

 Está atento a las necesidades físicas de tu niño. ¿Tiene hambre, está cansado o enfermo? Responde prontamente atendiendo tales necesidades.

 Ponte en sintonía con las necesidades emocionales de tu hija. ¿Necesita ella una dosis extra de amor porque su mundo se le hizo pedazos? Asegúrate de que la reciba.

 Separa un tiempo especial para cada uno de tus hijos, al menos una vez por semana. Deja que el niño elija lo que ambos harán juntos durante ese tiempo.

 Deja de hacer lo que estás haciendo para escuchar a tu hijo.

 Mira a los ojos de tu hijo mientras lo escuchas, pero no lo mires fijamente. Sonríe y muéstrate interesada.

 Haz comentarios apropiados acerca de lo que tu hijo ha dicho. Exprésale a tu hijo algunos elogios sinceros. Encuentra algo por lo cual animarlo varias veces por día.

 Une tu amor –y el amor de Dios– al valor de tu hijo como ser humano; no conforme a su conducta. Nunca lo amenaces con retirarle tu amor cuando se porte mal. Cuando fracasa es cuando más necesita de tu comprensión y ánimo.

 Nunca lo abandones saliendo del cuarto o de la casa cuando estás enojada por algo que hizo.

 Perdona y olvida. No sigas sacando a relucir los “pecados” pasados.

 Haz una “galería” para exhibir el arte, las tareas escolares, etc., de tu niña. Hazle ver que estás orgullosa de sus esfuerzos.

 Dale a tu hijo tantas opciones como sea posible durante el día. No le dictes cada movimiento y cada minuto.

 Cuando tu niña está desanimada, ayúdala un poco hasta pasar la parte más difícil.

 Anticípate a las necesidades de tu hija. Si parece estar muy sola, abrázala.

 Dale a tu niña una segunda oportunidad, o una tercera, o una cuarta, si es necesario. Hazle ver que tú confías en que ella triunfará.

 Haz de tu hijo el “invitado especial” de una comida en honor de sus logros (buenas notas, ganar un partido, etc.). Usa tu loza especial y cocina su comida favorita.

 Lee con tu hijo relatos bíblicos acerca del amor de Dios. Háblale de cómo Dios mostró su amor a su pueblo en la historia.

 Menciona con frecuencia cómo Dios ha mostrado su amor para con tu familia: bendiciones, ayuda en la dificultad, etc.

 Pon un cuadro de Jesús en la habitación de tu niño. Dile con frecuencia a tu bebé: “mamá [papá] te ama y Jesús te ama”. Abraza a tu hijo cuando se lo digas y señálate a ti mismo y al cuadro de Jesús. Pon tu amor junto al amor de Jesús y asócialos ambos con el acercamiento y los abrazos de tu parte.

 A niños mayores, háblales de las diferentes maneras en las cuales Dios muestra su amor. A veces, el amor es suave, cálido y mimoso, pero también es duro cuando hemos hecho algo errado y necesitamos aprender un mejor camino.

 Ten siempre en la casa láminas que den énfasis al amor de Dios (DIOS TE AMA) o pinturas que muestren a Jesús amando y cuidando de los niños, o jugando con ellos.

Enséñales a amar

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